¿En qué lugar tonto ponemos las esperanzas? ¿Qué nos genera esta angustia interminable?
¿Somos nosotrxs creadores de estas instituciones que generan estos lazos? ¿Pertenecer a este sistema y a esta institucionalidad despierta relaciones con un trasfondo desolador? ¿Cuál es el lugar de los y las trabajadoras en un sistema que apoya abiertamente la precarización laboral?
¿Cuál es el antídoto a la alienación del trabajo? ¿Cómo se sostiene la autogestión?
¿Qué implicancias tienen en los seres humanos y en sus vínculos estas cuestiones?
No estamos reprimidxs, sino deprimidxs.
Hace rato tengo la libertad de hacer lo que quiero y lo que me gusta, pero aun siento algo dentro mío que me marchita. Pienso en que esa libertad no es tan libre en verdad, ya que debe encajar en un espacio donde monstruos invisibles que alimentamos te detienen, te frustran, como trabajadora, creadora y hasta a veces tememos vincularnos.
El gran desafío de esta era es hablar desde el corazón, poder conectar con lo que deseamos.
Nos estamos quemando por dentro. No falta mucho para que todo se prenda fuego y de las cenizas surja una nueva existencia.

* Autora y actriz de O la muerte no existe o es lo único que existe. Viernes 21 hs. Teatro El Ópalo (Junín 380).