Adriana Funaro, una militante histórica por el derecho al autocultivo de cannabis con fines medicinales, fue detenida el lunes pasado tras la denuncia de un vecino prepotente, en su casa del partido de Ezeiza, por cultivo de 36 plantas de marihuana de la que extrae aceite de cannabis para tratamiento medicinal. La detención de la mujer ocurrió después de que en noviembre pasado los Diputados nacionales dieran media sanción a un proyecto en el que se legaliza el uso del aceite de cannabis –sólo el importado por el Estado, que no lo importa– en unas pocas patologías muy específicas, pero se prohíbe, persigue y castiga el autocultivo que es el que provee de cepas específicas a la inmensa mayoría de pacientes, incluidos los niños con esclerosis múltiples cuyas madres reclamaban en el Congreso en octubre y noviembre pasado. Una manera poco sutil de decir que hay preocupación por las necesidades de la gente pero se castigan la atención de esas necesidades. Funaro proveía (es correcto el tiempo verbal) de aceite cannábico a sí misma y a otros pacientes, entre ellos a Delfina, una niña de 3 años que padece de microcefalia con múltiples convulsiones que sólo desaparecieron cuando le empezaron a dar el producto.

La cuestión empezó como empiezan muchos de los casos en los que el Estado levanta la bandera de la guerra santa contra las drogas. Un vecino de Funaro, Héctor Osvaldo Laporta, según cuenta Micaela, hija de Funaro, la amenazó en varias ocasiones porque “no aceptaba que ella levantara una pared medianera”. Finalmente, el vecino logró unas fotos de las plantas y la denunció.

Con una orden de allanamiento del fiscal de Instrucción Carlos Hasan, la Bonaerense llegó el lunes a las 9 de la mañana y entró por la casa del denunciante como para subrayar la independencia de la investigación. Después, cayó encima de Adriana Funaro y de sus plantas. Rápidamente la casa fue rodeada por familiares de chicos y pacientes que reclamaban por la libertad de la activista del autocultivo, periodistas. Y el vecino prepotente quien disparó un balazo, golpeó a una periodista de la revista especializada THC y se ocultó en su casa. Entretanto la Bonaerense registraba toda la vivienda en busca de evidencias.  

Funaro fue acusada de infracción al artículo 5º inciso A de la ley 23737, que castiga la siembra o cultivo, en este caso de marihuana, para la producción de estupefacientes. La pena mínima para este delito es de 4 años. El castigo es el mismo para la autocultivadora que para una banda de narcos dedicada a la venta de paco.

Las 36 plantas que encontró Hasan en la casa de la mujer estaban destinadas a la producción de aceite cannábico. Adriana Funaro, hizo pública en repetidas ocasiones su condición de autocultivadora para tratar una artritis que padece. También en parte producía aceite para otros pacientes que requerían el producto para frenar las convulsiones y dolores. Entre los pacientes, Delfina, de 3 años, que padece de microcefalia, recibía el tratamiento de aceite cannábico que le redujo las convulsiones.

“Ayer a las 9 le allanaron la casa, le llevaron todas las plantas y la detuvieron. Desde entonces está esperando que le tomen declaración. Primero estuvo detenida en un comisaría de Monte Grande, luego en otra de la Mujer de Tristán Suárez, y ahora la tienen esposada bajo el sol en la Fiscalía Descentralizada de Ezeiza”, contó su hija, Micaela Mignona.

La joven explicó que su madre comenzó a cultivar plantas de marihuana en el patio de su casa para elaborar el aceite de cannabis con el que se trata “hace tres o cuatro años” la artritis y artrosis “muy fuerte”, que afecta su rodilla izquierda.

“Ella no podía caminar, literalmente; para que lo hiciera le tenían que dar una inyección todos los días en la rodilla, y con el aceite ella ahora puede caminar y hacer su vida normal de antes”, relató.

Con el tiempo, su madre se convirtió en una activista del uso medicinal del cannabis, pero nunca antes había sido imputada y menos aún detenida por cultivar estas plantas en su casa.

“Mi mamá participó de marchas y hasta estuvo en el Congreso dando una clase abierta de cómo preparar aceite de Cannabis”, dijo. Además, la mujer comenzó a elaborar aceite medicinal para entregar “gratuitamente” a los padres de niños que padecen “epilepsia refractaria o microcefalia”.

En noviembre pasado, Diputados dio media sanción al proyecto sobre el aceite cannábico propuesto por el oficialismo en el que se mantuvo como ilegal al autocultivo. El perfil del debate en Diputados fue sugerente: tratándose de una cuestión de salud, el plenario fue presidido por la Comisión de Seguridad. Una metáfora de la detención de la militante del autocultivo Adriana Funaro. 

Hoy, en su apoyo, y en contra de la consideración sanitaria del oficialismo, militantes del autocultivo cannábico convocaron a manifestar por la libertad de Adriana Funaro frente a la fiscalía de Ezeiza, Reconquista del Desierto (pavada de nombre) 365 a las 11.