A pesar de las tragedias familiares que la rodean, impone su sonrisa. Sonríe luminosa la periodista y activista política Lurian Cordeiro da Silva cuando recuerda a su padre, el ex presidente de Brasil  Luiz Inacio Lula da Silva . Cuando habla del frío en la noche de Plaza Serrano. Cuando se ilusiona con un futuro mejor para su país. De visita en Buenos Aires para participar en el Encuentro Americano por la Libertad de los Presos Políticos, organizado por la Liga Argentina por los Derechos Humanos, Cordeiro da Silva, de 45 años, habló con Página/12  del Brasil de Bolsonaro en la sala de un hotel en San Cristóbal. Y habló, sobre todo,  del costo humano que ella y su familia pagaron por la injusta e ilegal persecución a su padre.

De entrada,  afirma que Lula es, sin dudas, víctima de una persecución feroz por parte de la justicia brasileña. Recuerda las últimas filtraciones reveladas por el portal The Intercept, a partir de las cuales se pudieron conocer los mensajes intercambiados a través de la aplicación Telegram entre el ex juez Sergio Moro y miembros de la fuerza de tarea del caso Lava Jato, coordinada por el procurador Deltan Dallagnol. En esos intercambios, se burlaban del dolor de la familia ante las distintas muertes que se fueron sucediendo. “Nada de lo que se está divulgando me sorprende, en el sentido de las mentiras y la crueldad con la que se vienen manejando desde el principio. La gente no concibe que seres humanos se burlen de la muerte de un niño, de su ex mujer por su ACV, de su hermano con cáncer… Yo no haría eso jamás, los debates se deben dar desde adentro la política”, afirma.

El 6 de marzo de 2016 fue el inicio de la persecución hacia el ex presidente de Brasil, cuando un operativo de la Fuerza de Operación Lava Jato irrumpió en las primeras horas de la mañana en su departamento, en São Bernardo do Campo, San Pablo. Lurian Da Silva recuerda ese momento con detalle: “Cuando se produjo esa acción coercitiva, invadieron la casa de mis hermanos. En la casa de los padres de Arthur, la policía entró tirando abajo la puerta. Arthur tenía en ese entonces 4 años. Pedía a los policías que le devuelvan su tablet, y ellos le respondían con burla: `comprate otra´”. Da Silva cree que ése es el límite: “Una cosa es querer investigar, con todos los vicios que puedan existir, pero los niños no tienen nada que ver con eso”.

El recuerdo de Arthur se vuelve permanente en la conversación. “Estaba todos los días en la casa de mi padre. Sufrió bullying en la escuela. Muchos amigos se apartaron de él. Todos sus derechos fueron violados. Nadie se merece pasar por todo lo que le pasó”, recuerda. También menciona a Marisa Leticia Rocco, la ex esposa de Lula, que murió en febrero de 2017, a los 66 años. “Marisa fue humillada, ofendida, perdió el placer de vivir. También uno de mis tíos tenía cáncer y una pierna amputada. La falta de convivencia con mi padre, en su etapa terminal, fue la causa de su muerte”. Lurian da Silva se refiere a Genival Inacio, hermano mayor de Lula, que falleció el pasado 29 de enero. Aunque los abogados del ex presidente exigieron a la justicia que pudiera salir de la cárcel para ir al entierro, el pedido fue denegado.

“Sobrevivió a la prisión, sobrevivió al cáncer, y sobrevivió a las pérdidas”. Lurian da Silva se refiere así al estado de su padre. Dice que lo encuentra lúcido y bien preservado. “Objetivamente está preso, nadie puede negarlo. Lo que me reconforta es su integridad física y su sensibilidad. Mantiene el buen humor. Mi preocupación era, considerando que ya es un hombre de 73 años, que tuviera malos tratos o cayera en depresión. Pero por suerte lleva adelante una vida activa”, enfatiza. Está feliz porque su padre está haciendo actividad física como parte del tratamiento de salud que le habilitaron por el cáncer de laringe que tuvo. “Él nos dice siempre: yo duermo tranquilo todas las noches”, agrega.

Bolsonaro y la oposición

A la hora de hablar del gobierno de Jair Bolsonaro, Lurian da Silva no admite medias tintas. “Vivimos una dictadura velada, disfrazada, con la fachada de una democracia que no existe más en el país”, afirma. Cuando se le pregunta por el rol de la oposición brasileña, es optimista: “Esta semana se creó el Foro de la Democracia en San Pablo, una actividad con varios parlamentarios, incluidas agrupaciones de izquierda. Se están creando varios frentes dentro del Senado, organizaciones supra partidarias y movimientos sociales para poder garantizar los derechos de soberanía del país, los derechos de los trabajadores, una coalición que permita construir una real oposición a Bolsonaro”, asegura.

En ese sentido, la hija mayor de Lula valora la posición del Partido de los Trabajadores (PT). “Su postura es firme, más que como oposición a Bolsonaro, como garantía de la soberanía de Brasil, que creo es lo más importante", sostiene, y vuelve a referirse al actual mandatario: "Él tiene responsabilidad por el cargo al que fue electo y tiene que dar respuesta a sus electores. La gente ya no tiene ninguna expectativa en su gobierno. Está siendo peor de lo que cualquiera podía imaginar. Vergüenza, vergüenza y más vergüenza”, señala, elevando por primera vez el tono.

Lurian da Silva, invitada de honor del panel, al igual que el nieto del ex presidente chileno, Salvador Allende, Pablo Sepúlveda Allende, también dedicó algunas palabras a los presos políticos en Argentina. “La situación que viven los presos y sus familias es de una crueldad enorme. Tenemos que unirnos en la lucha y la resistencia. Hay que divulgar por todo el mundo lo que está pasando. Divulgar la violencia no solo física sino psicológica que aplican los grandes poderes," afirma. "Por eso son importantes los espacios como este foro que nos convoca.” 

Informe: Guido Vassallo.