Hace seis meses el autoproclamado "presidente de la igualdad de género" Claudio "Chiqui" Tapia anunciaba la profesionalización del fútbol femenino. En marzo pasado, tras atender los reclamos de las jugadoras que se posicionaron como trabajadoras en desigualdad de condiciones, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA) firmaron un convenio que sentó las bases para el desarrollo de la disciplina, comprometiéndose a la suscripción de 8 contratos en cada uno de los 16 clubes que componen la Liga de Primera División, junto con destinar 120 mil pesos mensuales a cada institución durante un año para que cumplan con los salarios a las jugadoras. 

El primero que dio el puntapié fue San Lorenzo que, un mes después, se convirtió en el pionero en profesionalizar el fútbol femenino con 18 contratos, incorporando a Macarena Sánchez –ex jugadora de la UAI Urquiza que inició acciones legales contra el sexismo en la industria y el deporte–, llevando a otro plano de atención la desigualdad estructural de las mujeres. 

La iniciativa del presidente Matías Lammens sirvió como impulso para que otros clubes trabajaran en políticas de equidad e igualdad de condiciones: la ley de cupos, el cumplimiento de la ley del deporte y la representatividad de mujeres en Comisiones Directivas, junto con la proliferación de comisiones de géneros (como en Gimnasia de La Plata), subsecretarías de género y diversidad (el caso de Estudiantes) y la presentación oficial de áreas preexistentes pero actualizadas (como las Subsecretarías de la Mujer en Newell’s, Central, Banfield, Independiente y Ferro), en un año donde las hinchas y socias también forman sus espacios por fuera de lo institucional con perspectivas más feministas (como River Feminista y Huracán Feminista) y más transversales (como la Comisión de Género de la Coordinadora de Hinchas). 

A esta firma de contratos en Boedo, le siguieron River (con 15), Lanús (2), Huracán (1), Platense (8), Gimnasia de La Plata (9), Racing (14), Estudiantes (8), Villa San Carlos (8), Rosario Central (8) y SATSAID (8). Ayer lo hicieron los clubes más competitivos que vienen liderando los últimos torneos: Boca Juniors (23) y UAI Urquiza (15), y también lo anunció Atlanta para este sábado.

"Garantizar el lugar que merece el fútbol femenino no es una obligación, es lo que corresponde". Las palabras de los directivos de Boca Juniors (todos varones) marcan un hito en la historia del club y del fútbol argentino. Con la presentación del plantel profesional y el cuerpo técnico del fútbol femenino en el campo de juego del estadio Alberto J. Armando y la asistencia de algunos socios y socias, la dirigencia anunció que "el club trabaja día a día en materia de igualdad” pero que “aún queda trabajo por hacer y este es el principio". 

Además de los 23 contratos, Boca presentó el lanzamiento de una nueva edición de la Copa Socias y asumió el compromiso de que Las Gladiadoras disputen otra vez partidos en La Bombonera, que sean protagonistas y así se extienda el acompañamiento a la lucha de las jugadoras. Además, desde esta temporada se decidió que el fútbol femenino esté bajo la órbita de la Dirección Deportiva de Nicolás Burdisso, sumando como coordinador a Pablo Jérez.

Si bien el club de la ribera es el que más títulos tiene (23) desde que AFA organiza el torneo femenino, no da la vuelta desde el inicial 2013. Viene peleando la punta de los campeonatos con River, San Lorenzo y (en particular en los últimos años) UAI Urquiza, quienes hacen la diferencia en términos competitivos. El club de Villa Lynch siempre fue distinto. Por medio de un acuerdo sin precedente en AFA, resultado de la fusión de Ferrocarril Urquiza con el Club Deportivo UAI Urquiza (que pertenecía a la Universidad Abierta Interamericana) reúne un conglomerado de instituciones educativas privadas, además de una empresa de servicios limpieza. 

Desde sus inicios, hace más de diez años, se destacó por desarrollar el fútbol femenino y ofrecer a las jugadoras formación, contención, alimentación, educación y trabajo, además de alojamiento a las jugadoras del interior. Miriam Mayorga –médica egresada de esta casa de estudios, jugadora desde 2013 en UAI, capitana del plantel y quien tuvo además la posibilidad de serlo durante el Mundial Francia 2019– destacó la particularidad de los valores de la institución. Se refirió a sus compañeras como guerreras y habló del grupo como una familia: "Esta es mi casa y mi segundo hogar. Siempre apostamos a ser profesionales aunque no lo éramos, dedicamos nuestro tiempo, dejando a nuestros familiares de lado y privilegiando un entrenamiento y un partido de fútbol".

En la presentación de los primeros 15 contratos profesionales (con el objetivo de extenderlos a todo el plantel), Ricardo Pinela –Vicepresidente 1° de la UAI, socio fundador y ex Presidente de la Comisión de Fútbol Femenino en AFA (renunció en enero de 2019 por diferencias con la dirigencia)– destacó el rol de las jugadoras en este presente, “quienes más allá de luchar contra la discriminación y la poca visibilidad siguieron creyendo en el crecimiento de la disciplina”. Subrayó la importancia que otorgó la Selección en este proceso, clasificando al Mundial después de 12 años y haciendo un papel notable contra las grandes potencias del mundo, con una enorme ventaja. 

Para Pinela, “la forma de saldar esa distancia, aparte de con inversión a largo plazo, es mediante el desarrollo de divisiones juveniles, proceso que debería haber comenzado el año pasado y no comenzó. Es la base del crecimiento del fútbol femenino y eso es lo que va a dar más posibilidades en los próximos años para jugarle de igual a igual a las potencias del continente, como Brasil, y del exterior”.

 

Con presión desde las bases, que brota desde la fuerza popular y se impulsa desde lo colectivo, en diálogo con la extensión de los movimientos feministas en América Latina, la profesionalización del fútbol femenino pone en su lugar el trabajo que vienen haciendo las jugadoras (las de ayer y las de hoy) desde hace años, siendo futbolistas amateurs que lo hacían de forma profesional "sólo por amor". Quedará, a continuación, como responsabilidad del Estado y de las distintas instituciones y asociaciones, estar a la altura de estas luchas para reducir las brechas de géneros e impulsar deportes donde juguemos todas, todos, todes.