Luego de la derrota electoral que sufrió en las PASO y la posterior devaluación del peso, el gobierno lanzó un paquete de medidas destinado a aminorar la caída de los ingresos reales. El listado de acciones incluyó la eliminación del IVA a una serie de productos de la canasta básica. Tres semanas después de su implementación, la consultora Ecolatina realizó una evaluación a la evolución de los precios que monitorea regularmente. En las cadenas de supermercados los bienes de consumo masivo (alimentos y bebidas, artículos para el hogar y artículos de cuidado personal) aumentaron 5,2 por ciento en la segunda quincena de agosto, con respecto al mismo período del mes anterior. Sin embargo, entre los productos que no sufrieron baja del IVA la suba fue del 7,5 por ciento, mientras que entre aquellos bienes alcanzados por el beneficio la deflación fue de 0,8 por ciento. El dato releva la efectividad que tuvo la medida aunque la misma solo pudo observarse en las grandes cadenas de supermercados, ya que en autoservicios y almacenes la rebaja no llegó al consumidor y fue capitalizada por la cadena de comercialización.

La jugada recibió críticas de la oposición y de distintos sectores sociales por el efecto fiscal que provocaría sobre la Nación y las provincias, pero también porque en el contexto anunciado el riesgo era que los precios nos bajaran y la mejora fuera capitalizada sólo por los comercios, algo que terminó ocurriendo, pero en algunas bocas de expendio.

De los diez grupos que mostraron deflación en los supermercados durante la segunda quincena del mes, nueve coincidieron con aquellos beneficiados por la quita del IVA. Al mismo tiempo, prácticamente todos los grupos que desaceleraron su variación respecto a la primer quincena fueron grupos alcanzados por la medida, mientras que el resto se aceleró. Los ítems que registraron bajas en la segunda quincena fueron “otras harinas” (-8 por ciento), arroz (-5,2), pan envasado (-4,0), fideos secos (-3,1), huevos (-2,9), leche fluida (-2,3), manzana (-0.8), aceite mezcla (-0,6) y aceite puro (-0,6 por ciento). De ese conjunto de productos, solo las manzanas estuvieron excluidas de la rebaja impositiva anunciada por el gobierno.

A su vez, dentro de aquellos alimentos beneficiados con la quita del IVA solo “harina de trigo” (+6,0 por ciento) y “yogur y postres lácteos” (+5,4 por ciento) mostraron aumentos significativos. “En el primer caso, el salto cambiario arrastró al precio del trigo (bien dolarizado) y por lo tanto de la harina, es por esto que el aumento, si bien significativo, es menor al que se hubiera registrado si la medida no se hubiera llevado adelante”, destacó Ecolatina en el comunicado difundido el domingo.

“Si bien el impacto de la medida fue positivo en las distintas cadenas de supermercados relevadas, no fue así para el canal tradicional (autoservicios y almacenes). En estos comercios no se observó una reducción en ninguno de los grupos relevados, lo cual implica que estos comercios aprovecharon el crédito fiscal para recomponer márgenes en un contexto de ventas muy deprimidas”, agregó Ecolatina en referencia a lo ocurrido en almacenes y autoservicios aunque sin dar mayores detalles sobre cómo evolucionaron los precios en esas bocas de expendio.

“Tengamos en cuenta que la medida se tomó en una quincena en la que el tipo de cambio aumentó más de 20 por ciento, por lo que la reducción de precios nominales implicó una importante reducción del precio relativo de estos productos”, subrayó luego la consultora fundada por el ex ministro de Economía, Roberto Lavagna. Por último, Ecolatina remarcó que “la medida fue exitosa en su objetivo de compensar parcialmente la degradación de ingresos reales que sufrió buena parte de la población”. “Dado que esta medida se aplicó sobre bienes de primera necesidad que hacen a buena parte de la estructura de consumo de las familias más vulnerables, es necesario plantear la posibilidad de continuar con la misma en la medida que el espacio fiscal así lo permita”, concluyó.