Desde Caracas

El presidente Nicolás Maduro finalizó la alocución al frente de la reunión del Consejo de Defensa de la Nación denunciando la existencia de una amenaza y escalada militar contra el país. “Tenemos las pruebas de cómo se pretende crear un falso positivo para crear un conflicto armado entre Colombia y Venezuela”.

La reunión del lunes a la noche se dio luego de un día de alta tensión diplomática. En primer lugar, el ministro de comunicación Jorge Rodríguez, presentó pruebas de cómo fueron falsificados y difundidos a través de la prensa colombiana, en particular la revista Semana, documentos para intentar acusar al gobierno venezolano de colaborar con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el sector de la Fuerza Armada Revolucionaria de Colombia (FARC) que regresó a la lucha armada.

Luego, en horas de la tarde, tuvo lugar una rueda de prensa del canciller venezolano, Jorge Arreaza, y el Rodríguez, donde fue convocado el cuerpo diplomático acredito en el país, para darles “información precisa de los actos terroristas que desde la República de Colombia se planifican bajo el amparo del gobierno neogranadino”.

Fue en horas de la noche que Maduro se reunió con el Consejo de Defensa de la Nación, donde participaron representantes de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) en todos sus niveles, de los poderes públicos, y el gabinete nacional.

“He entregado como jefe de Estado al Consejo de Defensa de la Nación la conducción colectiva de esta coyuntura de amenaza real, de violencia, de conflicto armado y de ataque de parte del gobierno guerrerista y criminal de Colombia”, afirmó el mandatario, siguiendo, explicó, el artículo 232 de la Constitución.

Durante la alocución denunció los diferentes actos encubiertos -42 acciones en tres meses, detalló- que se han venido realizando desde el gobierno de Colombia. Una de ellas ha sido y es el intento de “captación de oficiales y suboficiales venezolanos con la intención de atacar el sistema de defensa aéreo y misilítstico venezolano, apoyados por un grupo de venezolanos”.

El presidente venezolano también se refirió a la alerta naranja decretada días atrás y el inicio de los las operaciones fronterizas “Venezuela soberanía y paz” que se llevarán adelante desde este martes 10 de septiembre hasta el 28 del mes.

“A poner a punto todo el sistema de defensa nacional, afinar todos los mecanismos del despliegue de la capacidad militar de nuestro país para poner a punto la defensa terrestre, antiaérea, la defensa integral del territorio nacional”, afirmó Maduro.

De esta manera la tensión entre ambos países alcanzó su punto máximo desde la nueva escalada que inició el 29 de agosto. Ese día un sector de las FARC anunció su regreso a la lucha armada, lo que fue seguido por la acusación del presidente Iván Duque hacia Venezuela al afirmar que el gobierno de Maduro les brindaba apoyo dentro de su territorio.

Dos días después, el 31 de agosto, Jorge Rodríguez había denunciado la detención de quien iba a detonar explosivos en puntos céntricos de Caracas, y la presencia de tres centros de entrenamiento militar en Colombia, cerca de la frontera con Venezuela, donde, explicó, fue entrenado, junto a otras personas, y enviado al país.

No fue la primera vez que el gobierno venezolano denunció la presencia de centros de formación militar en Colombia para atentar contra Venezuela: el caso anterior había sido con el intento de asesinato del presidente Maduro el ocho de agosto del 2018.

El escenario actual se enmarca dentro de una nueva ofensiva en el intento de derrocamiento del presidente Maduro. Las declaraciones han venido en escalada en las últimas semanas, en particular desde el decreto firmado por Donald Trump el 6 de agosto para agudizar el bloqueo económico y financiero, lo que trajo, en consecuencia, la decisión de Maduro de suspender las negociaciones en Barbados.

En ese contexto, y con un cuadro de desmovilización de la oposición a nivel nacional, tomó fuerza la variable Colombia en el esquema de asedio al gobierno venezolano. Iván Duque no se pronunció el lunes acerca de las declaraciones hechas desde el Palacio de Miraflores.

Por último, el lunes también tuvieron lugar tres hechos relevantes. En primer lugar, el informe leído por la Alta Comisionada de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Michelle Bachelet, que reiteró su preocupación por las violaciones a los derechos humanos en Venezuela, a la vez que reconoció el impacto negativo del bloqueo y la violencia opositora.

En segundo lugar, tuvieron lugar las palabras de Elliot Abrams, enviado especial norteamericano para el caso venezolano, quien, desde Bruselas, acusó a la Unión Europea de no tomar mayores sanciones contra el gobierno de Maduro y de ser permisiva con sus dirigentes.

Por último, se supo que la Organización de Estados Americanos -de la cual el gobierno venezolano se retiró- debatirá el próximo miércoles el pedido hecho por el autoproclamado Juan Guaidó de que se active el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, una carta que pone sobre la mesa la posibilidad de conformar una coalición internacional contra Venezuela.

Queda por delante la Asamblea General de Naciones Unidas que tendrá lugar el 27 de este mes, y será un nuevo escenario de la confrontación diplomática. Los tiempos han vuelto a acelerarse.