Los consumos de pornografía en Argentina durante 2017 y 2018 rondaron en torno de las producciones regionales, preferentemente caseras, de gente que subía sus propios videos a la web desde su hogar. Las categorías “anal” y “lesbianas” siguieron siendo dos de las primeras en el país, mientras que Hentai, categoría de animé pornográfico, y Fornite suben en el ranking sumando videos de hologramas del juego teniendo relaciones, como también de jugadores practicando sexo mientras juegan.

Lo alarmante aparece al ver los números de XVideos y las tendencias en los buscadores. El portal tuvo un boom durante el 2018 en sus búsquedas: “Thelma” y “Patito Feo”, en paralelo a “trans” como tendencia y “pendejas argentinas”: boom del 2017 que PornHub interpreta como propios de un país con normativas de avanzada en género, progresismo e igualdad de oportunidades.

¿Por qué resulta preocupante entonces? Estas búsquedas se realizaron después de la conferencia de prensa conducida por la Colectiva Actrices Argentinas en diciembre de 2018. Allí, Thelma Fardín denunció públicamente a Juan Darthés, por violación cuando ella tenía 16 años y estaban de gira con la novela Patito Feo. La búsqueda de las categorías de “trans” y “pendejas” se realizó en un contexto de violencia contra las mujeres y el colectivo LGBTI, cada vez más hostil en nuestro país. Por lo que cabe deducir que lo más consumido es aquello que es lúdico o violentado en la Argentina: las mujeres, las más chicas, lxs trans, y los juegos de multijugadores para lxs más jóvenes. ¿Estamos sosteniendo una cultura sexual en Argentina que sostiene a la violación mediante el porno como pedagogía de la sexualidad? Parece que sí, y esto nos refleja directamente.

Erika Lust es sueca, politóloga y directora de cine feminista. Sus producciones durante los últimos años buscaron ser realistas, sus cortos llamados X Confessions surgen de relatos, anécdotas, fantasías y fetiches que la gente le manda a Erika a su e-mail. A su vez, busca convocar cuerpos disidentes, identidades no binarias, cuerpos no-intervenidos por las cirugías estéticas. Lust dice: “El día de mañana yo quiero que mis hijas se encuentren con un porno en el que se vean representadas, pero sobre todo que vean sentimientos, sensibilidad, algo sensual y con conexión… Y ante todo que nunca se vean violentadas como mujeres”.

La pornografía digital hegemónica entonces sería la perpetuadora de unas pedagogías de la sexualidad que proponen oprimir a los cuerpos feminizados, castigarlos, priorizar el deseo masculino y el uso de aquellos cuerpos para continuar la línea de la dominación masculina. A su vez, el estupro, los abusos, las violaciones intrafamiliares también seguirían siendo sostenidas desde ese lugar.

Por esto es que se vuelve urgente producir contenidos con nuevas lógicas.

*Licenciada en Comunicación Social e integrante de la Secretaría de Género de la Facultad de Periodismo y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), y columnista de TV Universidad.