El futuro es incierto y está en disputa. La oleada conservadora pierde fuerza. Octubre, mes de revoluciones, se presenta como crucial en el despliegue de fuerzas para la próxima década. Argentina se encamina hacia un gobierno peronista y el Frente Amplio y el MAS buscan apoyo popular para darle continuidad a sus gobiernos en Uruguay y Bolivia. El cielo se aclara y una nueva oportunidad emerge. Poner en valor las experiencias y los limitantes del pasado es una obligación de estos tiempos.

--¿Cómo recuerda los años de los gobiernos de cambio?

--Fueron momentos de la cordialidad. Nosotros no teníamos contiendas. Fue el momento en que soñamos: Kirchner, Lula, Chávez, Rafael Correa, Tabaré, Pepe Mujica soñábamos en construir un bloque económico fuerte, desarrollado tecnológicamente para que nosotros pudiéramos disputar la exportación de productos con valor agregado y no solo commodities.

--¿En qué se debería haber avanzado más?

--Muchas cosas, muchas cosas ¿Saben lo que pasa? somos resultado de nuestra formación política y formación cultural. Hubo siglos de desconfianza entre nosotros y uno no consigue en pocos años cambiar la cabeza de las personas. No creamos el Banco del Sur que queríamos crear. Podríamos haber creado más instituciones multilaterales para hacer difícil que cualquier gobierno pudiera cambiar las cosas como se están cambiando ahora. La relación entre los Estados no tiene que depender de los gobiernos. La relación del Estado es algo muy sólido, puede ser un gobierno de derecha, de centro, de izquierda, la relación entre dos Estados tiene que ser perenne, duradera. Pienso que nosotros no conseguimos hacer eso. Construimos una bellísima amistad. No me olvido nunca: Chávez me decía que cuando él era profesor en la academia militar, su clase era para hablar mal de Brasil, que Brasil era el enemigo de Venezuela, que era necesario tener cuidado con Brasil ¿Quién lo orientaba? Era orientación norteamericana. Y eso valió para todos los países de América Latina. Creo que si nosotros pudiéramos volver en el tiempo, y no es posible, creo que haríamos mucho más de lo que hicimos. Muchos más. No ceder a presiones mezquinas de grupos económicos. Ceder sólo a la presión de los intereses populares de cada ciudadano de la Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador.

--¿Cuál es la mirada del gobierno de Bolsonaro hacia América Latina?

--Tienen odio contra América Latina, odio contra África y solo le lamen las botas al gobierno norteamericano. Nuestro gobierno decidió no despreciar a Estados Unidos, tratar con respeto a Estados Unidos, pero tratar con mucho más respeto y con prioridad a nuestros socios. Para que Brasil esté bien, Argentina tiene que estar bien, Uruguay tiene que estar bien, Paraguay tiene que estar bien, Ecuador, Colombia, Perú, Chile. Todos los países tienen que estar bien, porque la pobreza no permite la distribución. Lo que permite la distribución es la riqueza. Es el conocimiento. Y es por eso que tratamos con mucho cariño nuestra integración con América del Sur y América Latina.