Una ovación en la misa por el primer año del fallecimiento de José Manuel de la Sota, una charla a sala llena en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y un sainete con el gobernador de la provincia, Juan Schiaretti, fueron las escenas dominantes del cuarto viaje que Alberto Fernández, candidato a presidente del Frente de Todos, realizó a la provincia mediterránea para intentar sumar votos de cara a las elecciones del 27 de octubre. Con Schiaretti la cosa había empezado mal: el domingo, Fernández había dicho que “parece que al gobernador le da lo mismo cualquier país”, pero un abrazo en la misa dominical y una visita de dos horas que le hizo el aludido cambiaron las cosas. “Me fue muy útil la charla con el 'Gringo' porque mi preocupación no era que me apoyara o no, sino saber que país estaba planteando él. Y me quedé tranquilo porque es el mismo país que apoyo yo así que el día de mañana vamos a trabajar juntos”, dijo Fernández a PáginaI12 antes de volver a Buenos Aires. Habrá quinto viaje a Córdoba antes de la elección del 27 de octubre: el candidato del Frente de Todos va a disertar en la Fundación Mediterránea y va a recorrer el interior de la provincia en una gira que le está armando Roberto Urquía, el empresario presidente de Aceitera General Deheza.

En Córdoba se da una paradoja: es la única provincia en la que ganó el presidente Mauricio Macri y a la vez, cada presencia de Alberto Fernández genera el movimiento que no parece el de un candidato, sino de un presidente electo. En cada lugar al que va se multiplican las corridas, los gritos y la emoción de cientos de personas que quieren sacarse una foto con él, decirle lo que sienten o regalarle algo. En este viaje, algo de eso debe haber percibido Schiaretti en la misa por el año del fallecimiento del ex gobernador José Manuel de la Sota porque cuando entró el candidato a presidente hubo una ovación. Y a la noche, a pesar de las duras declaraciones de Fernández al diario La voz del Interior en las que se preguntaba si al gobernador cualquier proyecto de país le daba lo mismo y aseguraba prescindir de su apoyo, Schiaretti fue el hotel Holiday Inn en el que se hospedó el candidato y estuvieron charlando más de dos horas. No le dio su apoyo explícito, pero se mostró dispuesto a colaborar en caso de que Fernández sea electo y el ex jefe de Gabinete se quedó con la idea de que van a trabajar bien juntos. En el entorno del candidato del Frente de Todos creen que el silencio de Schiaretti se debe a que en su momento creyó que la elección iba a ser más pareja y apostó a ser prescindente y hoy le cuesta desandar la estrategia. Sin embargo, sostienen que se comprometió, cuando se trate el presupuesto, a votarlo como lo ordene Fernández.

Alberto Fernández entiende la postura de Schiaretti aunque espera un cambio. El que no la entiende tanto es el senador nacional y armador de la candidatura de Fernández en la provincia, Carlos Caserio, quien ayer dijo que “me parece que el gobernador de Córdoba no puede no tener una definición en un momento tan neurálgico”. Respecto a las declaraciones del domingo de Fernández, el jefe del bloque de senadores del PJ consideró que fueron “fuertes”, pero hechas con buena intención.

Más allá del tema Schiaretti, Fernández considera que el viaje a Córdoba fue muy positivo. Le gustó mucho su experiencia en la Facultad de Derecho (ver recuadro) y se alegró de que en los almuerzos que hace en cada viaje cada vez se sumen más intendentes. En el de ayer habló para más de cien dirigentes y reformuló levemente su declaración del domingo respecto de que no le interesa el apoyo del gobernador. “Los votos los tengo que conseguir yo”, dijo. Pero aseguró que “si las cosas salen bien” y es electo presidente, con el “Gringo” van a trabajar para hacer una Argentina mejor. Sergio Massa, que formó parte de la comitiva junto al diputado Wado de Pedro y a Santiago Cafiero, había asegurado a su turno que “la mejor manera de hacer 'cordobecismo' es votar a Alberto Fernández”.

Va a haber un nuevo viaje del candidato a la provincia antes del 27 de octubre: para disertar en la Fundación Mediterránea y recorrer el interior de la provincia. Se está ocupando de esa gira el empresario Roberto Urquía, dueño de Aceitera General Deheza. Queda abierto el interrogante de si a esa altura Schiaretti ya habrá dejado atrás sus dudas para dar un apoyo explícito a quien, todo parece indicar, va a ser el próximo presidente de los argentinos.