Desde Le Havre, Francia

Dentro del ámbito del feminismo, el “Sur global” está dejándose oír, fuerte y rotundamente, en lo que se suele considerar el primer mundo. Un ejemplo sucedió en Francia, en la ocasión de una exposición de grabados mayoritariamente argentinos que denuncian la violencia de género. La exposición se transformó no solo en una muestra de arte de denuncia sino también en el epicentro de una vigorosa manifestación contra el último femicidio ocurrido en Francia el 16 de este mes. 

El movimiento #VivasNosQueremos Campaña Gráfica, que continúa y enriquece su inicio en México en el año 2014, surgió según expresan sus integrantes, como un grito de atención a la ola de femicidios, de una manera contestataria al modo en que el femicidio es narrado y representado por los medios. Es un rechazo a la cosificación de la mujer como puro objeto del crimen, donde los detalles morbosos borran su humanidad y la asesinan nuevamente.

En el caso de Argentina, los grabados son creados y reproducidos en talleres de impresión por voluntarias, para pegarse en las paredes en las calles, para llevarse como emblemas en las manifestaciones, sin copyright a pesar de su valor artístico, siempre que se incluya el lema Vivas nos Queremos y se cumpla la regla del anonimato.

Un ejemplo de la resonancia de estas imágenes es el hecho de que a través de su exposición en Manchester, durante el congreso feminista del colectivo Filia UK 2018, apoyado por las ponencias de dos voluntarias de Vivas Nos Queremos, la representación francesa del colectivo feminista #OsezLeFeminism, se interesó muchísimo por la campaña gráfica.

Las imágenes viajaron finalmente, gracias a una militante francesa de OsezLeFeminisme que apeló a un fondo de cultura de Normandía, entre otros organismos. El 18 de este mes se inauguró la exposición en Le Havre, Normandía, en Le Tetris, un centro cultural dentro de las ruinas de una fortaleza, construido en un estilo tan transgresor y colorido como la oferta artística que ofrece. Una especie de isla dentro de una ciudad-puerto medio dormida, que no parece ofrecer demasiado a los turistas, y que sin embargo atrae a gente de las ciudades cercanas en busca de una oferta de música, arte, teatro y talleres en una clave imaginativamente más audaz.

Dos días antes del vernissage, Le Havre se conmovió por el femicidio “a plain soleil” (en pleno día) --como manifestaba la comunidad de la ciudad de manera indignada--, de una joven madre de tres criaturas a manos de su exmarido, a la salida de un supermercado. El femicida hasta hizo un pedido de complicidad a los horrorizados transeúntes porque “esta mujer me quiere quitar mis hijos”. El asesinato fue cometido mediante un puñal, con un ensañamiento tal que no hubo tiempo de hacer nada.

Sin embargo, la justicia sí podría haber evitado este femicidio. Desde el mes de mayo, Johanna había avisado a los servicios sociales de dos intentos previos de matarla y de los que pudo escaparse. Por burocracia, por ninguneo, por ineficiencia, la orden de captura se demoró. El femicida hubiera tenido que estar ya en custodia.

El miércoles pasado, el colectivo NousToutes (Nosotras todas) organizó un reclamo a la Justicia al mediodía, y luego eligió el sitio de la exposición de #vivasnosqueremos para convocar a la comunidad y repudiar la violencia en contra de las mujeres, cada vez más alarmante en Francia. Johanna fue la víctima número 105 de la lista de femicidios ocurridos en Francia desde el comienzo del 2019. 

Una integrante del grupo comentó a este diario que "vimos como obvio convocarnos aquí, en la exposición, no podíamos pensar en un lugar emblemático mejor en toda Le Havre". Los periódicos regionales también hablaron de la "coincidencia de un evento de arte argentino comprometido y el trágico femicidio que sacudía a la comunidad".

Un vernissage exitoso por lo concurrido y de sentimientos mezclados, ya que la inmediatez de la tragedia intensificó la fuerza dolida de las imágenes. Sus mensajes, algunos líricos y tristes, otros cargados de ira y reclamo, tuvieron una elocuencia especial para la comunicación a pesar de las distancias geográficas. "On se veux vivantes", sería la réplica de la consigna que Lea Colin, la promotora del proyecto y curadora de la exposición, quiere impulsar en Francia a través de talleres de grabado que se darán en estos días siguiendo el ejemplo latinoamericano.