Cristina Kirchner, la protagonista de la historia de superstición sobre el bastón presidencial que desvelaba a Mauricio Macri , reveló que ella conocía hace un año las sospechas del actual mandatario sobre la supuesta “macumba”.

La expresidenta contó que la anécdota sobre el traspaso presidencial llegó a sus oidos por un amigo en común con el orfebre Juan Carlos Pallarols. “Esa historia, que ahora cuenta Pallarols, que es cierta, yo la sabía. Tenía la primicia”, comentó entre risas.

El artesano había contado la semana pasada que uno de los motivos por los que el presidente no quería aceptar el bastón en 2015 era por miedo a que tuviera “una macumba” de Cristina Kirchner, en referencia a la práctica que suele suele ser malinterpretada como una maldición y utilizada peyorativamente para hablar de un hechizo, o algo relacionado a ello.

Cristina Kirchner recordó que es costumbre desde 1983, cuando Pallarols comenzó a confeccionar los bastones presidenciales, que millones de argentinos pasen y le den un golpe de martillo a la parte de metal “como un símbolo de que el nuevo presidente viene con la fuerza de los millones de argentinos”, dando a entender que ese fue el disparador de la imaginación del mandatario.

“El año pasado un muy amigo mio cumplía 25 años de casado con su esposa y fue a verlo a Pallarols para que le haga una flor de plata para su esposa”, comenzó su relato la senadora, quien luego reveló que fue en ese momento que este amigo en común le contó que no querían recibir el bastón. “Dicen que yo se lo presté a Cristina para hacer una macumba”, eran las palabras que habría utilizado el orfebre por entonces.

La expresidenta, entre risas, aclaró que “cualquier otro hubiera hecho una operación de prensa” con esa información pero que ella permitió guardar el silencio. “Si yo lo hubiera dicho, salgo en la tapa de ya sabemos donde revolviendo un caldero y con un sombrero de punta: la bruja”, fue la comparación que trazó sobre el tratamiento mediático que se le hubiera dado al acontecimiento.

Sobre el final, consideró que ese episodio “corrobora la locura que significo el traspaso de poder el 10 de diciembre”, en alusión a los acontecimientos previos a la entrega de mando y de las distintas versiones que afirmaban que ella no quería entregar el bastón. “Pero si ya había pensado cómo hacer cada cosa”, bromeó y admitió que era un momento que la ponía tensa. “No me gustó que ganara él. No me equivoqué”, cerró.