Rike Scheffler es una joven poeta, defensora de la diversidad de todas las formas de vida y nieta de nazis; no es ningún secreto, lo cuenta en uno de sus poemas. Desde niña, Rike juega con los sonidos. Actualmente crea sofisticados "ecosistemas sonoros" que se despliegan en vivo durante las performances de poesía en inglés y alemán, música y sonidos de la naturaleza que lleva por todo el planeta, traducidas a cada idioma local. Así dio a conocer en Rosario uno de los más estremecedores poemas lésbicos jamás actuados y escritos (obra suya).

Dani Zelko es artista contemporáneo y tataranieto de Yosef Elihau Trivush, traductor e intelectual itinerante judío que militaba por la literatura en ídisch buscando integrar la lengua oral y escrita de su pueblo. En su proyecto editorial itinerante Reunión (especialmente en la más reciente de sus publicaciones, donde la comunidad mapuche de Lof Lafken Winkul Mapu testimonia el asesinato del weichafe Rafael Nahuel por el cabo 1º Francisco Pintos en noviembre de 2017), Dani continúa de algún modo la misión de su ancestro Yosef Elihau Trivush, interrumpida trágicamente por la Shoah.

Con impresora y pc portátiles, Dani Zelko continúa la misión de su ancestro Yosef Elihau Trivush, interrumpida trágicamente por la Shoah.

Con una mochila impresora y una computadora portátil, Dani va escribiendo Reunión por todo el continente americano desde hace cuatro años. A donde llega, pone 9 sillas (8 troncos, en la reunión mapuche), escucha la ronda de gente que cuenta sus propias historias y va tomando nota, a mano, cambiando de renglón a cada pausa. Se indigna cuando le preguntan si su tatarabuelo "murió" en las cámaras de gas. "Lo mataron", corrige. Cada libro que surge del proyecto circula como obra de sus autores orales y contribuye a sustentarlos.

Hija de mapuches que migraron del territorio ancestral Puel Mapu a Comodoro Rivadavia buscando trabajo en la industria del petróleo, Liliana Ancalao (1961) escribe poesía en castellano (su "lengua madrastra") y la traduce al mapuzungún, que está aprendiendo y a la que define como su verdadera lengua materna. Ella considera todo ese trabajo como una "militancia de la memoria". Su excelente libro Mujeres a la intemperie conmueve profundamente al leerlo y en cada lectura que ella da en los festivales de poesía de los que participa.

Liliana Ancalao escribe poesía en castellano y la traduce al mapuzungún, su verdadera lengua materna. Una militancia de la memoria.

Mauro Aiwa, poeta boliviano, es hijo de hablantes de aymara y quechua. Vivió con su padre y su madre hasta los 7 años, cuando fue adoptado por una familia católica hispanohablante. En su juventud comenzó a "desandar" aquel camino. Hoy Mauro Aiwa transmite, tanto en su poesía bilingüe cantada y hablada como en su propia vida y en sus conferencias, la cosmovisión y los ritos de la cultura andina, que como muchas otras culturas originarias de todo el planeta ordena el universo espiritual de vivos y muertos (y de todos los seres) en tres mundos que permanentemente habitamos: el de acá, o mundo medio (manka pacha), el de abajo (aka pacha) y el de arriba (alaj pacha).

Lucas Lazarte es uno de los chicos recluidos en el Instituto de Rehabilitación del Adolescente (IRAR) y rapero. Su rap, que él mismo compone y canta, está considerado como poesía de alto nivel literario por críticos muy exigentes, entre ellos el poeta Daniel García Helder. Por una coincidencia cósmica, su potente poesía se hizo oír el jueves en el túnel 4 del Centro Cultural Parque de España al unísono con los tambores de la Corriente Clasista y Combativa, que esa misma tarde protestaba en las escalinatas del Parque España.

Un perfil de grindr que desechaba a los "plumíferos" inspiró a Ale Paiva a escribir un poema que es un auténtico manifiesto marika.

Rocío Muñoz Vergara es ciega y sevillana de nacimiento, poeta y actriz rosarina por adopción y editora de literatura rosarina en braille, audio y libro impreso. Se enchastró de copo de azúcar para reírse de "la autopeniiiita…" y desplegó su bastón a modo de falo en dos emotivas performances humorísticas, merecidamente ovacionadas, sin olvidarse de arengar en pro de las ediciones locales.

Ale Paiva (Bahia Blanca, 1989) es poeta, realizador audiovisual y drag queen. Al ver un perfil de grindr cuyo autor desechaba de antemano a los "plumíferos", se inspiró a escribir con ese título un poema que constituye un auténtico manifiesto marika, que recitó montadísima y a sala llena el viernes pasado a medianoche en el bar Oui: peluca azul, tacos, medias de red, aplausos y más aplausos.

Wachi Molina, escritor y docente e investigador universitario, se hizo teñir el pelo de anaranjado por un colega y se vistió de animal el sábado a la tarde para decir sus poemas y denunciar la exclusión de les diferentes. "La actividad consistió en una performance con proyección de audiovisuales. Era la lectura de la Tora poeta que llevó unos papeles salvajes compuestos de hojas de diario que fue arrojando a medida que leía", detalló Molina a esta cronista. "En un momento de la lectura queda un espacio en blanco para que cada lector proponga una verdad que incomode o un deseo que tiene que explotar. La Tora pidió que no la excluyan del festival público por ser una Tora y que pasen a planta a lxs contratadxs de cultura".

Clemente Padín es famoso, uruguayo y alto. Tiene 80 años y una seductora presencia escénica, mezcla de comediante stand up y de rockstar veterano. Escribe "poesía autorreferencial" desde los años '60, que publica y expone en muestras y editoriales. El viernes leyó, entre otros textos, su poema titulado literatura: "escribo/ escribo/ escribo un poema/ escribo un poema/ escribo sin palabras/ escribo un poema sin palabras/ y escribo, escribo un poema sin palabras".

Estas son sólo algunas instantáneas o historias de vida (y obra) que se cruzaron hasta el domingo pasado en la vigésimo séptima edición del Festival Internacional de Poesía de Rosario, sin duda el más joven, curado por Bernardo Orge y Daiana Henderson. Tuvo lugar entre los cipreses y en los túneles alfombrados del CC Parque de España, lejos de las multitudes muggles que convocaba el Fontanarrosa. Fue un encuentro tribal de les poetes, de sus fans y de sus editores, donde el burrito con carnitas o la hamburguesa vegana de a pie (a la intemperie y regados con fernet o campari) reemplazaron a las sobremesas sedentarias con vino tinto de las cenas de vates del siglo pasado, quienes se acordaban siempre de dejar propina y debatían sobre los diferentes tipos de endecasílabos hasta las cuatro de la tarde, cuando un bardo era un poeta y no una agresión pendenciera online. Por primera vez en la historia del FIPR, el porcentaje de caretaje dio cero absoluto. Hubo posesas en el micrófono abierto, un genio chileno de 20 años, libros tan lindos como caramelos y un videopoema sobre la estética infanto-juvenil de los '90 que arrancó lágrimas: Que tu época dure para siempre (2015), de Florencia Cugat.