Willy Palacios, de 64 años, confesó ser autor de un crimen tan horrible que puede ser calificado de dos maneras, a cual peor. Fue femicidio y también filicidio, porque la víctima fue su hija Ariana Yésica Palacios, de 30 años, que vivía con sus padres y con una hija suya, de 6 años, en una vivienda de Villa Tesei, en el partido bonaerense de Hurlingham. El asesinato estuvo oculto durante un mes, porque la víctima estaba desaparecida desde el 28 de agosto. Palacios, que trabaja en una funeraria, degolló a su hija y la sepultó en los fondos de la casa familiar. El hombre se encuentra detenido.

“El padre me había dicho que siguiera mi vida, me dijo que Ariana no quería seguir la relación”, declaró ante los periodistas Adrián, el novio de la joven asesinada, quien desde el principio sospechó que había pasado algo malo porque desde el 28 de agosto no pudo hablar más con su novia. Los mensajes que él le enviaba por celular eran respondidos de manera extraña. 

El filicida confesó el hecho, este domingo, a otro de sus hijos, quien hizo la denuncia ante la policía. El cuerpo fue hallado este lunes en los fondos de la casa familiar. El novio y las amigas de Ariana creen que hubo encubrimiento por parte de otros integrantes de la familia.

Willy Palacios dijo que ese 28 de agosto, a las 11, tuvo una discusión con su hija, que hubo “un forcejeo” y que él le cortó el cuello con un cuchillo. Todo sucedió en el interior de la casa de la calle Félix Frías 3577 de Villa Tesei. Según el relato inicial, ante los investigadores, padre e hija estaban solos cuando ocurrió el hecho. En el caso interviene el fiscal de Morón Walter Leguisamo, quien luego de la detención de Palacios ordenó la preservación de la escena del crimen, donde se hizo el hallazgo del cuerpo, con intervención de personal de Bomberos y de la Policía Científica.

En la casa vivían los padres de la joven, ambos de nacionalidad boliviana, la víctima y su hija de 6 años. Ariana, nacida en Argentina, trabajaba en un call center. El novio de la víctimas y sus amigas más cercanas, nunca creyeron la versión que dieron los padres, sobre que Ariana se había ido de la casa por propia decisión “para empezar una nueva vida, con un nuevo empleo”.

Tanto el novio, como las amigas, desconfiaron de la versión de la familia porque la joven, cuando intentaban comunicarse con ella por celular “enviaba mensajes cortantes, extraños. La de los mensajes no era ella”, sostuvo Adrián. Tampoco respondia al Facebook, red social de la que era usuaria frecuente. Una de las amigas, recordó uno de los extraños mensajes que recibió por celular: “Como anda querida yo viajando entregando cosas del nuevo trabajo”. También les hacía saber que tenía un supuesto “nuevo novio” con el que se estaba “conociendo”. Como les pareció que esa no era la forma en que respondería Ariana, dos de sus amigas, Jésica y Nadia, presentaron la denuncia por su desaparición, algo que jamás hicieron los padres.

A las dos amigas, el padre les dio distintas versiones sobre la ausencia de su hija. Cuando ya no pudieron contactarse por celular, “nos dijo que Ariana no tenía, que se le había roto, luego que estaba lejos, en el interior del país, con su nuevo trabajo”. Cuando el padre se enteró que ellas habían denunciado la desaparición las buscó para intimidarlas.

En otro momento, el padre les dijo que “la había echado a Ariana porque ella les había pegado a sus padres y me dijo: 'vos te vas a preocupar por una persona que le pegó a sus padres', intimidándome a que no haga nada”, contó Jésica. La joven dejó entrever que sospecha que la madre de Ariana sabía lo que había pasado. “Una vez Ariana, me dijo que su madre no era lo que parecía”. Las amigas y el novio aseguran que la víctima estaba “algo distanciada” de su madre, aunque parecía tener “una buena relación” con el padre.