Una valija carrito, de color rosa Barbie, sembró ayer el pánico en la esquina de Sarmiento y Córdoba. Es que el custodio del bar El Cairo, un ex policía que con mirada desafiante cuida la puerta del emblemático emprendimiento gastronómico, dio la voz de alerta del hallazgo, tras lo cual un fenomenal despliegue policial se disparó en la zona.

Primero fueron uniformados de la Policía Motorizada, los que arribaron para acordonar la zona y evitar el paso de transeúntes por Sarmiento a la altura de San Lorenzo. Luego fue el turno de la brigadas de caminantes, que interrumpieron el flujo vehicular por calle Santa Fe, a la altura del 1000 y el 1100. Finalmente uno de los minipatrulleros eléctricos que circulan por la Peatonal se estacionó sobre Sarmiento a la altura de Córdoba y trató de frenar el paso de los curiosos que, a pesar del despliegue de uniformes, se encaprichaban por llegar a tomar un café a El Cairo.

La imagen, cinematográfica por cierto, se completó cuando arribó al lugar la Brigada de Explosivos, con su jefa al frente, que pudo mostrar un carácter por demás acorde a la unidad que maneja: sin miramientos corrió a los periodistas que intentaban cubrir la noticia. "Se van para atrás" le faltó gritar como si fuera el personaje de Antonio Gasalla al jefe.

La jefa de la Brigada de Explosivos pudo mostrar un carácter acorde a la unidad que maneja: sin miramientos corrió a los periodistas del lugar.

La acción callejera comenzó pasadas las 17, cuando los expertos comenzaron a debatir el fenómeno que tenían frente a su ojos, según podía verse a la distancia, ya que la jefa explosiva, había puesto una prudente distancia entre los comunicadores y el eje del mal: unos cien metros, materializados con una clásica cinta de "Peligro no pasar".

La forma de abordaje de la maleta color rosa con vivos naranja, que estaba como "olvidada" al lado del tradicional kiosko de diarios y revistas del mitico Sandro, fue motivo de una larga charla entre los policías. En rigor primero desplegaron herramientas de todos tipo, escudos protectores, cables varios, y se fue analizando cada costado de la pieza, así como sus cierres, ruedas y manijas exhibidas. Hasta que uno de los profesionales de la brigada explosiva decidió abrirla, sin consecuencias.

La adrenalina corrió fuerte por unas dos horas: entre las 16 y las 18 , y eso fue todo. La valija pareció haber sido olvidada en la basura, pero durante aquellas dos horas hubo especulacioens varias: lo mas probable es que haya sido el descarte de alguna familia de la zona, con destino a la basura. Aunque antes de eso, la valija tuvo sus cinco minutos de fama.