La Justicia de San Juan se apresta a juzgar 45 años después el asesinato del diputado peronista y dirigente gremial vitivinícola Pablo Rojas, cometido por una patota de la Concentración Nacional Universitaria (CNU) el 3 de noviembre de 1975. El fiscal federal Francisco Maldonado pidió la elevación a juicio de la causa que tiene como único imputado a Mario Durquet, quien ya cumple una condena a prisión perpetua por los crímenes de esa organización paramilitar en Mar del Plata. “La decisión de asesinar a Rojas obedeció a la ley de envasado en origen que buscaba implementar en su calidad de diputado nacional, circunstancia que repercutiría negativamente en los intereses de la conducción nacional de la Federación de Obreros y Empleados Vitivinícolas y Afines (Foeva), sector sindical que colaboraba económicamente con la CNU”, destacó en su requerimiento.

Rojas, que había sido electo por el Frejuli en 1973, se disponía a subir a su auto cuando fue abordado por Carlos “Flipper” González y Fernando Otero, miembros de la CNU contratados ese año como empleados de seguridad en la Universidad de Mar del Plata, mientras otro integrante de la patota los esperaba en un Peugeot 504. Según la reconstrucción judicial, que reprodujo el portal Fiscales, el diputado se defendió disparando su arma, lo que derivó en la intervención del tercer parapolicial, quien se acercó y lo ejecutó a balazos. Los disparos de Rojas, en tanto, produjeron heridas a Otero y la muerte de González. Los vecinos vieron al auto de los agresores huyendo a toda velocidad: el cuerpo del diputado apareció en el barrio de Concepción. El 504 fue abandonado en la localidad de Media Agua con manchas de sangre en su interior, un cargador con siete proyectiles y una infracción de tránsito a nombre de González. En Mendoza se logró dar con el paradero de Otero, que ingresó al Hospital Militar herido de bala, y se halló el cadáver de González. En la habitación del hotel de San Juan donde se alojaron se encontraron documentos, armas y ropa.

Maldonado pidió el juzgamiento de Durquet como coautor del delito de homicidio doblemente agravado por el concurso premeditado de tres o más personas y por precio. Una de las pruebas centrales de su responsabilidad surgió del testimonio de la pareja de Otero, detenida luego de cobrar un cheque librado por el secretario general adjunto de Foeva, Delfor Abraham Ocampo, que estaba manifiestamente enfrentado con Rojas. La mujer contó que retiró ese dinero por instrucciones de Durquet y también que su pareja le indicó escribirle una carta a José Luis Piatti, también de la CNU, con la instrucción de que fuese entregada a Durquet, en la que aludía a “comprar” a una jueza para que Ocampo “salga libre de culpa y cargo”. La hermana de “Flipper” González declaró que también fue Durquet quien la ayudó a trasladar el cuerpo a Buenos Aires.

El fiscal apuntó que Durquet “no sólo integraba la organización delictiva” en forma permanente “sino que participaba en los crímenes efectuados por los mismos, cumpliendo un doble rol: operativo e intelectual”. Remarcó que “intervino en el entramado delictivo que culminó con el homicidio de Rojas”, resultando indiferente su presencia física en el momento de la ejecución ya que se comprobó su actuación como nexo de la pareja de Otero, su rol en el pago del crimen y en la comunicación de la muerte de González a su pareja, y no descartó que haya integrado la comitiva que viajó a San Juan para el asesinato.

Rojas tuvo una extensa carrera política y gremial en San Juan, donde participó de la fundación de la Sociedad de Obreros y Obreras de la Industria Vitivinícola y Afines, que fue disuelta en 1948, un año antes del nacimiento de la Foeva. Fue diputado provincial desde 1952 hasta el golpe que derrocó a Juan Perón y volvió al ruedo en 1973 como diputado por el Frejuli.