El racismo es un fenómeno histórico y estructural que se manifiesta en las relaciones sociales cotidianas y en todas las instituciones. Como reflejo de la sociedad en la que vivimos, el racismo también se manifiesta en las instituciones de educación superior (IES), aunque, contradictoriamente, estos son o deberían ser espacios para la formación cultural y la producción de conocimiento crítico inspirados en la vida social. ¡Es precisamente en este espacio (como en otros) donde encontramos contradicciones, luchas y resistencias!

En las últimas décadas, en diferentes países de América Latina y en diferentes contextos, hemos visto el ingreso progresivo de los jóvenes indígenas y afrodescendientes a las IES a través de procesos de expansión del acceso a la educación superior, estén o no asociados con el logro de metas nacionales e internacionales. Ese ingreso progresivo se ha llevado a cabo a través de diferentes mecanismos y experiencias, por ejemplo en Brasil a través de acciones afirmativas, a través de cuotas raciales y sociales y/o vacantes específicas para estas poblaciones en cursos de pregrado y posgrado, o también como sucede en México a través de la creación de universidades interculturales con diferentes formatos, orígenes y, principalmente, con la participación, si no la coordinación de organizaciones y movimientos sociales indígenas.

Estas iniciativas y experiencias, así como la garantía de políticas de ingreso y permanencia para los jóvenes indígenas y afrodescendientes en las universidades públicas, han sido el resultado de muchas luchas y reclamos de diferentes movimientos sociales, así como de estos jóvenes y sus familias y comunidades. Por lo tanto, su presencia lleva y resalta las marcas de luchas históricas y colectivas, aunque el ingreso es individual y, a veces, señalado y ritualizado por procesos meritocráticos más de inclusión perversa, inclusión excluyente, que la inclusión efectiva.

La presencia progresiva de jóvenes indígenas y afrodescendientes en el espacio académico provoca inquietudes e interrogaciones en la universidad. Altera los prototipos históricamente construidos que siempre los han asociado con la desaparición étnica, el asimilacionismo, el blanqueamiento o el mestizaje, y otros estereotipos que descalifican las poblaciones afrodescendientes e indígenas, al mismo tiempo que expone su ausencia histórica en cursos de pregrado y posgrado hasta ahora prestigiados por personas blancas y de clase media, cuando no, en su mayoría hombres.

Esta ausencia histórica y la lucha por esta superación han inspirado a los movimientos sociales de afrodescendientes e indígenas en las últimas dos décadas en Brasil para luchar por acciones afirmativas en la educación superior pública, exponiendo y comprendiendo la inmensa deuda del Estado y su reparación a estas poblaciones. Las políticas o acciones afirmativas, ya sea promoviendo el ingreso a través de cuotas raciales o vacantes adicionales, o sea viabilizando estrategias para posibilitar la permanencia, exponen las profundas injusticias y desigualdades raciales, sociales, políticas y económicas que han marcado estas poblaciones en Brasil y América Latina.

Al mismo tiempo que se constatan manifestaciones de discriminación y prejuicio contra la presencia de estudiantes indígenas y afrodescendientes en las IES, estas presencias pueden manifestarse en diferentes dimensiones colectivas en el espacio académico, tales como la comprensión misma de lo que es ser un "académico indígena" y un "académico afrodescendiente" (especialmente para aquellos que ingresan a través de cuotas raciales o vacantes específicas). Dicha comprensión está asociada con las estrategias de permanencia creadas por los propios estudiantes con el apoyo de sus familias y sus comunidades y grupos de pertenencia, así como en las relaciones entre docentes y otros estudiantes no indígenas y no afrodescendientes.

También la organización política de estos colectivos de estudiantes en las IES, sea a nivel local, regional, nacional y latinoamericano, empezando a protagonizar sus trayectorias y también a formarse en estos espacios como sujetos políticos, siendo nuevos investigadores, intelectuales y profesionales.

Finalmente, la capacidad de las IES para organizar estrategias institucionales que hagan visible la presencia indígena y afrodescendiente en el ambiente académico, llevadas a cabo con la participación de estudiantes indígenas y afrodescendientes, así como la audiencia permanente de representantes de organizaciones y movimientos sociales; y las posibilidades de conexión entre los conocimientos académicos y los conocimientos tradicionales pueden causar inquietudes en las estructuras curriculares en los cursos de pregrado y posgrado, asegurando la visibilidad de otros saberes y otras formas de conocer y comprender el mundo.

Así, la presencia indígena y afrodescendiente puede provocar procesos de reconocimientos, visibilidades y afirmación de las realidades por ellos vivenciadas y las historias y narrativas de opresión y lucha que marcaron sus ancestros ¡Por lo tanto, siempre se trata de afirmar que los pueblos indígenas y las poblaciones afrodescendientes están y estarán en la universidad y que su presencia afirmativa puede contribuir a superar el racismo y todas las formas de prejuicio!

* Wagner Roberto do Amaral es profesor e investigador de la Universidade Estadual de Londrina (Brasil) y profesor colaborador de la Iniciativa para la Erradicación del Racismo en la Educación Superior, Universidad Nacional de Tres de Febrero.