El boxeo argentino vivió una noche histórica en los Estados Unidos. Hacía 44 años, desde que en 1975 Carlos Monzón, Víctor Galíndez y Jorge Ahumada compartieron la misma cartelera en el Madison Square Garden de Nueva York, que dos peleadores nacionales no protagonizaban las peleas principales de una velada que además fue emitida a todo el país por cable abierto. En la madrugada del domingo y sobre el ring del MGM National Harbor de Oxon Hills en el estado de Maryland, Brian Castaño y Jesús Cuellar, dos ex campeones del mundo, tuvieron ese privilegio. Y la suerte fue diversa. Castaño venció por nocaut técnico en el comienzo del 6ª asalto al nigeriano Wale Omatoso y se posicionó para una probable pelea por un título de los superwelters en 2020, En cambio, Cuellar perdió por la misma vía en dos rounds ante el dominicano Javier Fortuna y acaso haya cerrado definitivamente su campaña en el primer nivel del pugilismo mundial.

Castaño apostó todo su futuro. Y salió robustecido. Había abandonado su corona de la Asociación para no volver a enfrentar en Francia al marfileño Michael Soro y eligió regresar a los primeros planos por el camino más escarpado. Su manager, Sebastián Contursi, logró que el espacio Premier Boxing Champions lo programe como fondista en el canal Fox Sports 1 ante un rival áspero y duro como Omotoso. Y Castaño (69,663 kg) dio la talla. Atacó a ritmo sostenido, pero sin desbordes, durante los 15 minutos que duró la contienda, Repartió el castigo arriba y abajo y redujo al nigeriano (68,938) a un mero papel contraofensivo.

Al cabo de los 5 primeros asaltos, Castaño sumaba amplias ventajas en las tarjetas de los tres jurados y daba la impresión que, si apuraba su andar, hasta podía darse el lujo de definir por fuera de combate. Pero no hizo falta. En el intervalo del 5º al 6º round, Omotoso acusó una lesión seria en su hombro izquierdo y se retiró de la pelea. Castaño celebró su victoria, la 16ª de su carrera, sabedor de que había vencido y convencido a los grandes jefazos de la televisión. Y que, en 2020, seguramente tendrá su oportunidad de ir por una de las coronas de la categoría. Lo esperan los campeones estadounidenses Julian Williams (Asociación y Federación) y Tony Harrison (Consejo) y el mexicano Jaime Munguía (Organización). Ante cualquier de ellos, Castaño tiene clase y potencia como para sustentar sus pretensiones. Sin dudas, es el mejor boxeador argentino del momento y lo demuestra cada vez que sube a un cuadrilátero.

Lo de Cuellar fue mucho más pobre. Necesitaba ganarle al dominicano Fortuna para recuperar la credibilidad de una carrera que se desaceleró luego de sus derrotas de 2016 ante el mexicano Abner Mares y de 2018 ante el estadounidense Gervonta Davis. Y lo pasaron por encima. Fortuna lo peleó de contraataque, lo derribó dos veces en los 5 minutos que duró el pleito y le demostró que, como liviano, dos categorías por encima de la que fue campeón del mundo, no tiene solidez para soportar los cruces ni pegada para molestar a nadie. Cuellar fue al frente porque otra cosa no sabe ni puede hacer. Y ante un rival más largo y hábil, sufrió una derrota terminante que acaso, lo deje afuera para siempre de los primeros planos. Y lo transforme a sus 33 años, en un mero probador de las ambiciones de los otros. Un trabajo demasiado ingrato.