En medio del conflicto docente, la  gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, hizo un viaje relámpago a El Vaticano y se reunió con el papa Francisco en una audiencia privada, el sábado pasado. Luego de ser cuestionada por estar de vacaciones en México durante las inundaciones en la provincia, Vidal medita cada vez que va a abandonar el país. No obstante, optó por ver al Papa en un viaje veloz: viajó el viernes a Roma y el domingo ya estaba de vuelta en Buenos Aires, cosa de evitarse cualquier crítica por su ausencia mientras el inicio de las clases peligra. Ya de regreso, el lunes viajó a Mar del Playa e inauguró dos turbinas que, según aseguraron en su gestión, van a duplicar la capacidad de generación de energía eléctrica en la Central 9 de Julio. Mientras los gremios docentes discutían la paritaria, también en Mar del Plata Vidal optó por participar del Espacio Clarín y tuvo un encuentro con la dirigente de Confianza Pública, Graciela Ocaña. La gobernadora sostuvo que su viaje se debió a una visita personal al Papa. “No quiero ni quise nunca que mi vínculo con él fuera interpretado como un gesto político. Por eso la audiencia fue privada, estaba acordada hace bastante tiempo y prefiero dejarla privada”, dijo.