El congelamiento en el precio de los combustibles que dispuso el Gobierno para pasar las elecciones concluye este jueves y en el sector estiman que desde las 0 de ese día se aplicará un primer aumento del 4 al 6 por ciento promedio. A esto se sumará el impacto del alza del impuesto a los combustibles y a la emisión de dióxido de carbono a partir del 1 de diciembre,  que será de 2,22 pesos por litro para naftas y de 1,46 para el gasoil. De esta manera, habrá otro incremento a los consumidores de entre 3 y 5 por ciento, para totalizar un ajustazo del orden del 10 por ciento respecto de los valores actuales. Como si fuera poco, las petroleras aseguran que hay un desfasaje de entre 15 y 20 por ciento entre los precios vigentes y los costos y márgenes que maneja el sector, derivado de la devaluación de agosto. “La devaluación post PASO nos agarró con los precios congelados”, señaló a PáginaI12 el directivo de una de las principales competidoras de YPF. La estatal será la que marque la pauta de los aumentos.

En los meses previos a las primarias, el Gobierno dispuso una serie de medidas en clave electoral para postergar el impacto de sus políticas económicas en el bolsillo de los votantes. En el caso de los combustibles, la dolarización de los precios internos –se ajusta tomando en cuenta el tipo de cambio y el precio del crudo Brent- se convirtió en una llama constante en la hoguera inflacionaria. Tras la derrota en las PASO, Macri convalidó un salto del dólar de 25 por ciento en apenas dos jornadas como castigo a quienes no votaron a la fórmula oficialista. Para evitar el traslado a los precios de los combustibles –y por transición a toda la economía- el gobierno decretó un congelamiento de precios en combustibles por 90 días a los valores del dólar de la semana previa (45 pesos), incluyendo todo el proceso electoral hasta días previos a un eventual ballotage (dispuesto para 24 de octubre).

Según las petroleras consultadas por este diario, la brecha de precios que generó esa devaluación es de entre 15 y 20 por ciento. Para YPF ese gap está más cerca del 15 por ciento, mientras que desde la competencia aseguran que se ubica entre el 17 y 20 por ciento. “Es un tema que deberá decidir el gobierno y negociar con YPF, que por volumen de venta es la que marca la pauta al resto de las petroleras. Para recuperar la inflación hay un margen de más del 20 por ciento El problema es que no hay mucho espacio para seguir aumentando”, explicó el presidente de la Asociación de Estaciones de Servicio Independientes (AESI), Manuel García. En el sector estacionero reconocieron a este diario que la caída de la demanda no deja margen para aplicar aumentos. La venta de nafta premium se contrajo 30 por ciento y la de super, 5 por ciento.

“Uno no puede trasladar el gap. Hay que hacerlo entendiendo lo que la gente puede pagar”, aseguraron desde la petrolera estatal. Según cifras de YPF, en lo que va del año (hasta septiembre) la inflación acumulada fue de 39,3 por ciento mientras que el incremento de precios de la compañía fue del 22,8 por ciento. “Entre el precio del Brent y el surtidor tenemos una brecha del 15 por ciento y hoy en dólares son los precios históricos más baratos”, señalaron desde la empresa. Lo mismo sucede con los salarios y las jubilaciones, cuyos valores en dólares se encuentran en sus mínimos desde 2002, con lo cual recuperar rentabilidad de las empresas no debería ser la prioridad. Las compañías entienden que la próxima administración tratará de ponerle un coto a la dolarización de tarifas y combustibles. Es por eso que la diyuntiva para las firmas es tratar de componer ganancias antes de que se vaya el macrismo pero dentro del margen que permite una economía diezmada y bolsillos flacos.

El interrogante es entonces cuánto se animarán las petroleras a aumentar los precios, aunque en el sector descartan que habrá una primera suba del 4 al 6 por ciento. Como es habitual, por tamaño de mercado YPF será quien fije o confirme la pauta y el resto (Axion y Raízen) seguirán sus pasos. Este año Shell había aumentado un 10 por ciento los precios, pero luego de que YPF lo hiciera en un 5 por ciento, tuvo que retrotraer los valores. Con un mercado tan acotado no hay espacio para mantener precios diferenciados por calidad de producto y se tienden a homogeneizar debido al traslado de la demanda a los valores más bajos. 

Por otro lado, el 1 de diciembre, por ley, hay una actualización de los valores de los impuestos que se aplican a los combustibles, lo que generará otro aumento de precios. Esta alza será de un monto fijo: de 2,22 pesos en el precio del litro de naftas y de 1,46 pesos en el valor en surtidor del gasoil. A los precios actuales de YPF para su despacho en la Ciudad de Buenos Aires, implicaría un aumento porcentual del 4,6 por ciento en naftas y de 3,3 por ciento del gasoil. En la Ciudad, la nafta premium de YPF cuesta 54,34 pesos el litro; la super, 47,89 pesos; el gasoil premium, 52,59 pesos y el gasoil común, 44,84. De esta manera, el próximo gobierno comenzará con una suba de 10 por ciento en menos de un mes que tendrá traslado a los precios de toda la economía, la cual está en crisis y con inflación record.