Ni macho, ni facho, ni paki. Eso lee la remera del representante del Colectivo Damajuana, de la provincia Mendoza. “Seguimos siendo una sociedad fascista”, remata en su interlocución hacia una ronda gigante de varones distribuidos sobre el pasto de una plaza, a la que lxs organizadores llamaron ELVA. Sopla viento y en esta esquina las horas del atardecer se irán convirtiendo en algo.

A LOS VARONES NOS CUESTA HABLAR

“Nuestras culturas vienen de silencios históricos; a los varones nos cuesta hablar de las cosas que nos pasan como varones originarios.” Martín Delgado forma parte del Consejo de la Nación Charrúa, facilita el taller “Masculinidades Racializadas: Interseccionalidades de género y étnico-raciales”; agradece la intimidad de los relatos y saluda al interés de los convocados por sus procesos de descolonización. Como este, otros 17 talleres se sucedieron durante las mañanas del sábado y del domingo. Salud, teatro, política, violencia machista y patriarcal, vogue, transmasculinidades, VIH, ternura, punitivismo, poliamor y amor libre fueron algunos de los ejes temáticos de las propuestas lúdicas y vivenciales.

Hay mar. Parque del Plata es una ciudad balnearia de ocho mil habitantes. El club que hospeda al encuentro está a cien metros de la costa. Hay viento y también propaganda partidaria en las calles, un aire por las paredes que sopla y tira de la coyuntura electoral. A su vez, un supermercado que acepta tarjeta de débito y un centro cultural con tres salas de butacas de cuero que alojaron también parte de la grilla. Entre estas actividades: la presentación del libro “Fichados” del bahiense Cristián Prieto, un abrazo político a la memoria política; y la proyección estreno del documental “No nos dejaron llorar” producido colectivamente por el Colectivo de Varones Antipatriarcales de CABA, un registro precioso del ELVA 2018, desarrollado en Buenos Aires.

A las 22:48 del sábado la multitud se convoca en el salón común del club. Los referentes de la Asamblea Antipatriarcal Varones Santiago, de Chile, se disponen en una punta y comparten el dato: 3500 detenidxs, 25 muertxs, 42 denuncias de abusos sexuales por la policía, 2000 heridxs. “Nuestra participación nos puso en una situación de un conflicto político y ético. El estado fascista de Piñera activó todas sus medidas de represión, venir al ELVA era también dejar a nuestrxs compañerxs, nuestrxs amigxs, allá. Imaginate que ayer un compañero nuestro perdió la visión de un ojo. Decidimos venir, pero con la definición política de poder compartir, de dar nuestro mensaje, de movilizar”, comenta Rodrigo Loyola de la AAVS a la vez que enfatice una estadística: 150 personas perdieron la visión. La ronda es inmensa, ocupa cada lateral del salón, la crueldad de la época y el repudio ardido al fascismo se regenerará en una estrofa que alguien pronunció y contagiará a todo el círculo: se siente, se escucha, el ELVA está en la lucha.

EL PESO POLITICO DE LAS MARICAS

Dormimos en el canchón de básquet. Las dos instalaciones de baños con duchas se dividieron para sus usos: las disidencias ocuparon el más próximo al ingreso al predio y el resto de los participantes tomaron al otro vestuario. El ELVA implica para un cuerpo extenso de organizaciones políticas y sociales una fuga para indagar otras formas de transitar, de sentir, de discutir, un espacio de interpelación política que tensiona también en su cruce convivencial a múltiples y diversas expresiones identitarias que habitan estos encuentros. El llamado al trabajo de las masculinidades al interior de las organizaciones, el rompimiento de la complicidad, la radicalización de la honestidad son matrices de discusión que lo reflejan. Así también, la denuncia sistemática al régimen de la heterosexualidad obligatoria es un atravesamiento histórico en las reformulaciones de los encuentros latinoamericanos. Para Lautaro Radovich del Colectivo de Varones Antipatriarcales de CABA es imprescindible destacar “la presencia marica desde el minuto cero en el que se gestaron estos encuentros. Las maricas hemos tenido y tenemos aún un peso político importante en el rol de dinamizar las discusiones políticas, de profundizarlas, y con la voluntad firme de seguir articulando. El piso de discusión de estos encuentros se elevó. Y las maricas tenemos que ver mucho en eso. Así y todo, aún tenemos que nombrar a la heterosexualidad en cada uno de sus espacios, de sus plenarias.”

“Luchas feministas y disidentes frente al avance fascista en Latinoamérica” y “Experiencias que desafían al sistema patriarcal” fueron los nombres de los dos paneles. Del último conversatorio, Agustín Cheda y Marcela Pini, de Montevideo; Soledad Rimer y Quimey Ramos, de La Plata, fundaron la presencia trans y travesti en el último conversatorio, anudando el primer tirón de la última noche. Después, “Carmelitas Clown”, de Buenos Aires, oficiaron de anfitrionas de la varieté y, con ella, de la madrugada.

El próximo año será el turno de Lima, en Perú. Se continuará abriendo el mapa. Los encuentros latinoamericanos de varones irán por su novena edición en el año posterior a mucho. Al recrudecimiento del fascismo en la región, de las derechas literales, de los golpes de estados. Se seguirá apostando a la categoría varón, y desde ahí, se volverán a convocar centenares de cuerpos para habitar estas jornadas anuales, con el abrazo de sus colores y con los matices de contradicciones.