La consolidación del vínculo de la universidad con su entorno es una misión cada vez más importante de la vida universitaria. La extensión es la herramienta que supone un compromiso de trabajo conjunto, empezando por correrse de la idea de la transferencia de saberes para pensar que el conocimiento se comparte y construye con cada integrante o colectivo que participa en cada una de las instancias de trabajo.

Es por este motivo que la Unidad de publicaciones del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) decide publicar La comunicación en los territorios: experiencias en la construcción colectiva del conocimiento, páginas compiladas por Daniel González y Alfredo Alfonso, que tal como su nombre lo indica, reúne experiencias en política de extensión universitaria enmarcadas dentro del Programa Comunicación, Participación y Ciudadanía que involucra nueve proyectos, más de 140 miembros de la comunidad universitaria, entre docentes, graduados/as, alumnos/as y personal de administración y servicios. A esto debemos sumarle las más de 170 organizaciones públicas, privadas y sociales y todos los actores que se encuentran dentro de ellas. Estas experiencias visualizan los logros de políticas públicas al servicio de la comunidad y la importancia que tiene el acompañamiento con recursos por parte de los gobiernos nacionales.

El territorio es pensado como un espacio de confluencia de múltiples actores que tienen como objetivo habilitar espacios para poner en circulación la palabra, concibiendo la comunicación como un derecho humano que necesita de la pluralidad de voces para la consolidación de un estado democrático.

El trabajo de extensión permite tejer redes y crear vinculaciones que generan sentido en las personas y organizaciones que participan en cada instancia de producción, nos habilita a pensar en nuevas formas de representación de los pibes y las pibas de los sectores populares en los medios de comunicación, en los derechos vulnerados de niñas, niños y adolescentes y en la protección de los mismos, en la salud de los/as adultos/as mayores, en el rol que cumplen las editoriales independientes en el desarrollo cultural de una sociedad, en la importancia de los medios cooperativos para democratizar la palabra y en su vinculación con las Universidad pública, en los derechos humanos y la construcción de la memoria colectiva y la identidad, en la comunicación audiovisual en el ámbito deportivo pero, por sobre todo, en la comunicación como política pública.

Por todo esto, el libro se presenta como una triada entre extensión, los territorios de la comunicación social y los barrios.

La extensión universitaria es compromiso social y voluntad de acción. Es la herramienta estratégica para que la universidad y la sociedad dialoguen y se retroalimenten de saberes. Es la multiplicación de ideas, es espacios cotidianos con otros y otras. Es hacernos fuertes, poderosos y poderosas en la construcción, problematización y deconstrucción de los vínculos sociales. La comunicación tiene la función de generar y consolidar procesos que permitan la inclusión y la transformación social y los territorios son ese lugar de encuentro que nos permiten constituirnos como sujetos y componer nuevas formas de habitar el mundo o, simplemente, crear nuevos mundos.

*Licenciada en Comunicación Social UNQ