Los conservadores de Boris Johnson se enfrentan en Escocia a la posible pérdida de una buena parte de sus diputados en las legislativas de diciembre. Esta elección "va a ser muy, muy ajustada", dijo Stephen Kerr, diputado conservador de la ciudad escocesa de Stirling que en 2017 triunfó sobre el partido nacionalista SNP con una mayoría de solo 148 votos sobre 66.400 electores. Ahora corre el riesgo de perder esa mayoría en las legislativas del 12 de diciembre. En aquella ocasión, habían logrado sumar a doce tories que significaron un espectacular avance para el partido, impulsados por su carismática líder Ruth Davidson. "No solo pasamos de un diputado a 13 diputados, sino que pasamos de unos cien concejales a 300 concejales en los municipios", recordó el legislador. Ahora, el partido luce debilitado desde que en agosto dimitió Davidson, líder del Partido Conservador opuesta a un Brexit que desanima a muchos escoceses, pese a que el primer ministro Boris Johnson se esfuerce por convencerlos de sus beneficios. Uno de los primeros actos de campaña del primer ministro fue visitar una destilería en Escocia. Desde allí aseguró que tras el Brexit "ya no se aplicarán a este país" los aranceles impuestos al whisky por Estados Unidos junto a otros productos europeos. Para Kevin McKenna, periodista de  los diarios localesThe Herald y The National, además del Brexit pesa mucho la imagen negativa de Johnson. "Para muchos votantes escoceses representa un tipo particular de conservadurismo inglés que les resulta desagradable: arrogante, privilegiado y elitista", dijo.