“ A la par que desarrolla una obra completa de difusión cultural, sirve para vincular más aún la Universidad con el medio social en que actúa, devolviendo con ventaja al país el esfuerzo que la Nación realiza para sostenerla.” Emergente del principio de extensión hacia la sociedad aprobado como uno de sus principales pilares por la Reforma de 1918, las radios universitarias desarrollaron un largo, diverso y prolífico camino desde aquel 5 de abril de 1924 en que el entonces presidente de la Universidad Nacional de la Plata, Benito Nazar Anchorena, marcara con esas palabras el sentido de este nuevo medio al inaugurar, en esa institución, la primera radio universitaria del mundo.

La Ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual instituyó, 85 años más tarde, la autorización para que todas las universidades nacionales e institutos universitarios sean titulares de emisoras radiofónicas, que su programación debe tener un mínimo del 60% de producción propia y que el financiamiento puede provenir básicamente del presupuesto nacional, de la publicidad y de la venta de contenidos. Desde 2009 hasta la actualidad, las emisoras agrupadas en la Asociación de Radiodifusoras Universitarias Argentinas (ARUNA) se duplicaron hasta llegar a 62 y durante dos años tuvieron un apartado que las identificaba expresamente en el Presupuesto Nacional. Luego, con el macrismo, comenzó el recorte.

Pero la impronta de las radios universitarias en el país sigue fuerte a poco de llegar al centenario. Más allá de las diferencias determinadas por la autonomía de cada universidad, las emisoras en general buscan visibilizar una mirada comprometida ante el devenir de la sociedad; darle difusión a sectores y temáticas que no encuentran lugar en otros canales de comunicación; otorgar espacio a la divulgación científica y plantear miradas alternativas a la agenda periodística que instalan los medios hegemónicos.

“Nosotros concebimos la comunicación como un derecho, esa perspectiva es fundamental en términos de construcción de la audiencia. Lo que tiene que hacer Radio Universidad es garantizar la multiplicidad, la pluralidad de voces y, en especial, la voz de aquellos que habitualmente no son tenidos en cuenta por el espectro privado comercial. Tratamos de trabajar una agenda alternativa y alterativa en términos periodísticos”, asegura Gabriel Morini, director de la emisora que acaba de mudarse a sus nuevas instalaciones del edificio Karakachoff.

La programación está permeada por la vida de la UNLP, en cuanto a opiniones profesionales y contenidos académicos a difundir y también con segmentos específicos a cargo de las distintas facultades y colegios. Si bien la radio tiene ingresos por venta de publicidad, también depende de los recursos destinados a las universidades. “Tenemos un presupuesto asignado que posee las características de lo que le ha pasado al presupuesto universitario en estos últimos años, que se ha achicado enormemente y tenemos situaciones alarmantes. Por fortuna, la Universidad siempre estuvo de alguna forma al rescate de situaciones muy adversas”, remarca Morini.

De ayer a hoy

Otras dos emisoras con historia son LT10 de la Universidad Nacional del Litoral (la segunda más antigua, fundada en 1931) y Radio Universidad de Córdoba (1958). Tienen una estructura más alineada a la radio tradicional, están constituidas como sociedad anónima y se ubican entre las más escuchadas de sus provincias. En el primer caso, la coordinación de los temas universitarios se hace con la Dirección de Comunicación de la UNL, hay profesores que tienen columnas semanales en algunos programas, se entrevista a especialistas de distintas facultades sobre temas específicos y los estudiantes hacen pasantías laborales en la emisora, detalla Francisco Guibert, coordinador del Multimedios de esa casa de estudios.

Susana Curto, integrante del Comité de Gestión de la radio cordobesa, remarca el desafío de combinar una programación que sea comercialmente atractiva y, al mismo tiempo, afín con los intereses de la UNC. Subraya que en los últimos años se evidencia “un acercamiento más marcado” con la Universidad. También la emisora está abierta a las pasantías y prácticas profesionales de los estudiantes. Hace unos meses, además, se designó a una editora de género para el multimedio: “Yo creo que es algo de vanguardia dentro de los medios. Su objetivo es instruir a todo el personal para que se accione de modo no sexista, corregir el vocabulario, el tratamiento de la noticia, el enfoque de la mujer en la sociedad y que la composición de los programas sea más compartida”, resalta Curto.

La radio más nueva en sumarse es Conurbana, ubicada en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, que comenzó a funcionar en agosto de este año. Con programas hechos por docentes y estudiantes de la carrera de Periodismo, realiza también una articulación con información, entrevistas y testimonios de actores del resto de las unidades académicas. Y se sumará al intercambio de contenidos con el resto de las emisoras universitarias del país.

“Es importante que existan otras voces y desde ese lugar es que planteamos Radio Conurbana. Hacemos entrevistas a investigadores y hablamos de temas que en las radios comerciales no tienen espacio. Esa es un poco la función de los medios alternativos, la de tocar otros temas que quizá no estén en la agenda de los grandes medios pero que existen y que nosotros tenemos que tratar de darle relevancia”, destaca Pablo Romano, coordinador del Área de Medios de la facultad.

Territorialidad y cuentas pendientes

El servicio radiofónico de la Universidad Nacional de Entre Ríos tiene una característica distintiva dentro del espectro de radios universitarias. Posee emisoras en Paraná, Concordia y Concepción del Uruguay, pero además sus contenidos son retransmitidos a partir de un convenio con la Asociación de Radios FM de la provincia. Logra, de esta forma, una amplia cobertura territorial y que incluso cruza la frontera hasta la ciudad uruguaya de Salto. “Siempre decimos que no somos una universidad con micrófono, somos una radio universitaria y esto implica pensar los contenidos desde la lógica de un medio de comunicación con la particularidad de la Universidad. Si bien tiene actores de la Universidad, está pensado para la comunidad, no está pensado de manera endogámica”, destaca el director del Sistema Integrado de Radios de UNER y presidente de ARUNA, Aldo Rotman.

Y explica: “Hemos apostado a coproducir programas en los términos estrictamente rigurosos como lo plantea la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Trabajamos con pequeñitas productoras o grupos de periodistas que se suman a la radio, donde hay una línea estética común y una línea periodística con criterios que consensuamos, donde los espacios no son privados sino parte de la programación que se piensa de manera integral”.

En la radio de la Universidad Nacional de Avellaneda, por su parte, apuestan a “un componente netamente universitario, sin perder las características informativas, formativas o de entretener, pero sosteniendo una programación más vinculada con la universidad”, cuenta el director del área de Medios, Mario Giorgi. La emisora cuenta con programas hechos por los responsables de distintas carreras, los sindicatos de docentes y no docentes, los departamentos académicos y los alumnos que hacen una práctica preprofesional. También tienen un concurso abierto todo el año para recibir proyectos y propuestas de contenidos.

Secretario de ARUNA y con larga trayectoria en el mundo de la radiofonía nacional, Giorgi sostiene que “no hay una radio universitaria paradigmática, pero sí una problemática común: a pesar de estar por cumplir 100 años, institucionalmente la Universidad todavía no adhiere a la adaptación que implica el sostenimiento de un medio, entonces hay colisiones donde se discute si el trabajador de la radio debe figurar como docente o no docente o el mecanismo administrativo de la radio que no es el mismo que el resto de la universidad y tiene otro tipo de requerimientos. Ninguna ley de Educación Superior ha tratado, fuera de lo que sería el extensionismo, la mirada sobre los medios universitarios”.

Trabajos colaborativos

Las radios universitarias vienen trabajando de forma colaborativa, con el intercambio de contenidos (“Radar de Noticias”, “Somos RIU”) y la realización de proyectos conjuntos. La asociación posee un banco de 1.600 horas de contenidos de libre disponibilidad y en los últimos años se hicieron coberturas de las elecciones en todo el país.

En 2013 se estrenó la radio novela “Cuando vuelvas del olvido”, una historia sobre la dictadura y el exilio, que realizaron en coproducción las radios de las universidades de Rosario, Entre Ríos y la UNAM de México; el programa de divulgación científica “Semillas de Ciencia” alcanza a 20 radios argentinas y españolas; y ARUNA acaba de presentar una propuesta al presidente electo, Alberto Fernández, para que se incluya a la red como potencial espacio para la comunicación de las acciones vinculadas con el Consejo Federal contra el Hambre.

También se emite semanalmente el noticiero federal y feminista “El Hilo Violeta”. “Nació con el objetivo de visibilizar noticias con perspectiva de género que se encuentran fuera de la agenda de comunicación de los medios hegemónicos. Se trata de una producción colaborativa del que participan locutoras, periodistas y productoras de las emisoras asociadas a ARUNA”, cuenta Elizabeth Furlano, directora de la radio de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego, que coordina el proyecto.

Furlano destaca que la radio ubicada en Río Grande también participa activamente de otros colectivos y de acciones en defensa de la soberanía (Malvinas y Antártida) y de la educación pública, laica, gratuita y con perspectiva de género, entre otros. “Ofrecemos un discurso alternativo a los medios hegemónicos que inundan la ciudad”, subraya.

La desigualdad recorre también el manejo de las radios universitarias: sólo el 12 por ciento está dirigida por mujeres, según el estudio “Ahora que sí nos ven, ¿nos escuchan?”, presentado este año en las jornadas del sector.