A las 2 de la tarde, al fin del cuarto intermedio que comenzó a las 12.30, la justicia dará a conocer el veredicto en el juicio por gatillo fácil que se sigue al policía porteño Ricardo Ayala por balear en 2015 con su arma reglamentaria al joven Lucas Cabello, quien quedó cuadripléjico tras el ataque. 

Poco después de las 12 del mediodía, al comenzar la audiencia, el acusado Ayala aprovechó la oportunidad de decir las últimas palabras antes de conocer la decisión judicial para agradecer a su familia y sus compañeros policías el haberlo acompañado durante el juicio. "Espero que se haga justicia", agregó, en la misma sala en la que escuchaban el joven Cabello, quien debe movilizarse en silla de ruedas desde el ataque, y su familia.

El Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional (TOC) 1, presidido por Adrián Pérez Lance, tomó una semana para resolver tras el último de los alegatos, en el que la defensa pidió la absolución , por considerar que el policía, que disparó tres veces a escasa distancia al joven desarmado, actuó en defensa propia.

A su turno, la fiscalía, a cargo de Irma García Netto, había solicitado que Ayala sea considerado responsable de "tentativa de homicidio agravada por ser miembro de una fuerza de seguridad" y condenado a 13 años de prisión.

Por su parte, la abogada de la familia Cabello, Gabriela Carpineti, pidió 20 años de prisión para Ayala, luego de considerar acreditada la "tentativa de homicidio agravado" por su condición de policía.

Tras sendas postergaciones en febrero y abril de este año, el juicio comenzó en agosto , con Ayala en libertad y separado, pero no exonerado, de la Policía porteña, de la que forma parte desde que se llamaba Metropolitana.

Según la acusación, Ayala, de 24 años, disparó tres veces con su arma reglamentaria contra Cabello, de la misma edad. El primer disparo, efectuado a corta distancia, lo derribó. Cuando estaba en el piso, el policía se acercó y le disparó dos veces más, con intención de matarlo. La entonces pareja de Cabello, que había salido de la habitación que compartían con su hija de dos años, presenció el momento en el que el policía realizó los últimos dos balazos . Cabello quedó herido en la cara, la pierna derecha y el testículo izquierdo.

En la versión policial, el uniformado Ayala disparó contra el joven porque lo vio armado y se sintió amenazado.

Las pruebas desmintieron las afirmaciones del policía: nunca fue hallada un “arma plateada” que dijo ver en manos de Cabello, y las únicas vainas halladas en el lugar eran del arma reglamentaria. En las manos, según quedó acreditado, Cabello no llevaba armas sino un par de sándwiches y una bolsa con panes saborizados, que acababa de comprar para comer con su familia.

En los días que siguieron, la entonces vicejefa de Gobierno de la Ciudad, María Eugenia Vidal , dijo que Cabello había sido baleado en el marco de “una cuestión de violencia de género”, porque “el policía protegía a la mujer que apretó el botón antipánico”. Sin embargo, no era verdad: el policía había sido asignado como custodia de una vecina de Cabello a quien la justicia además había otorgado un botón antipánico por una denuncia por amenazas contra otra vecina. El policía baleó al joven en la planta baja del edificio; la mujer a cuya custodia había sido asignado vivía en el primer piso.

Ayala baleó a Cabello el 9 de noviembre de 2015 en la puerta de su casa, en un conventillo de La Boca ubicado en Martín Rodríguez al 500. El joven volvía de la panadería, adonde había ido a comprar sándwiches. En un video registrado durante la instrucción de la causa y reproducido durante el debate oral, Cabelló explicó que al regresar al edificio se cruzó con Ayala, quien le dijo desafiante “¿qué mirás?”. El joven le respondió que fuera a custodiar un banco, tras lo cual Ayala hizo el primer disparo.

Por el ataque, que le dañó la médula ósea, a la altura de la cuarta y quinta vértebra, el joven quedó con secuelas permanentes. Se mueve en silla de ruedas y requiere asistencia.