Productores yerbateros de Misiones repartieron ayer 30 mil paquetes de yerba en Plaza de Mayo para concientizar a la población sobre el bajo precio que reciben por su trabajo, al tiempo que le pidieron una audiencia al presidente Mauricio Macri. Las críticas de quienes constituyen el primer eslabón en la cadena de producción apuntan en particular al Instituto Nacional de Yerba Mate (INYM), que debería laudar en el precio y fiscalizar la producción. Un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) muestra que mientras en los primeros tramos de la cadena de producción el atraso en el precio continúa siendo insostenible, en el eslabón comercial que concentran una docena de empresas se dan los mayores márgenes de utilidad de la cadena yerbatera.

“Al productor le pagan tres pesos por kilo de hoja verde y la gente compra el paquete en un supermercado por 60 pesos”, resumía ayer Julio Petterson, presidente de la Asociación Civil de Productores Yerbateros de Zona Norte de Misiones, mientras jóvenes y adultos hacían cola para recibir su paquete y escuchaban las explicaciones de los trabajadores. “El INYM no nos defiende, no exige precios. En vez de cobrar 5,10 pesos por kilo de hoja verde nos pagan tres pesos. Esto afecta a cerca de 40.000 familias, que suman cerca de 200.000 personas en Misiones y Corrientes”, detalló.

Según el informe del CEPA, mientras la oferta primaria está atomizada en casi 18 mil productores, 239 secaderos y 138 molinos, la comercialización final de yerba está oligopolizada en una docena de empresas que se distribuyen el 90 por ciento del mercado, incluidas cinco que concentran la mitad de las ventas. Durante 2016 se agudizaron las dificultades de los productores, que tomaron medidas de fuerza y llegaron a interrumpir la cosecha reclamando el incumplimiento del precio pactado y el pago en efectivo de los molinos, que llegan a pagar con 300 días de demora. La situación se agravó aún más por un laudo del Ministerio de Agroindustria que fijó un precio aún menor que el sugerido por el INYM, con el que no logran cubrir sus costos. Productores y tareferos (recolectores) denuncian que reciben entre 2,80 y 3,20 pesos y exigen que les pague el precio fijado de 5,10 por kilo, al tiempo que denuncian la inacción del INYM a la hora de fiscalizar. “Habiendo neutralizado Cambiemos la tarea del precio de referencia de ‘precios cuidados’, otro elemento importante de este nuevo laudo es el efecto traslado en la cadena de distribución y comercialización, cuyo desenlace es siempre el incremento en el precio final de la yerba, con fuerte impacto económico por ser un producto de consumo masivo”, señala el informe.

El INYM, creado en 2002 para controlar la producción de yerba, “es manejado por las grandes empresas”, explicó Jorge Butiuk, productor y presidente de la Federación Agraria filial Misiones, y agregó que molineros y cooperativistas dueños de molinos tienen el mayor peso entre sus integrantes. “Necesitamos que se reestructure el Instituto, que se modifique su estatuto, que haya representación directa de los productores”, reclamó. “Hay que limitar la cosecha para que se equilibre la oferta y la demanda”, propuso y detalló que cada año el 70 por ciento de la producción de hoja verde es volcada al consumo interno mientras el 30 por ciento restante se exporta a Chile, Paraguay, Siria y Europa. “Se necesitan tres kilos de hoja para elaborar un kilo de yerba mate”, explicó. “El INYM debe fiscalizar a cuánto se vende el kilo de yerba mate en las góndolas y jamás lo hizo”, se quejó. También alertó que según el Código Alimentario la yerba no debe tener más de 35 por ciento de palo y en los hechos “tienen más del 60 por ciento de palo” en su composición. El informe del CEPA alude al mismo problema en boca del citado Petterson. “El problema es que no se cumple con la fiscalización y por lo tanto se muele el palo, lo que genera un aumento del palo en paquete”, explicó. “Lo que pasa es que el INYM favorece a los grandes”.

“Nadie sabe de nuestra lucha por un precio justo”, señalaba el escrito que los productores mesopotámicos repartieron junto a las bolsitas de cien gramos de yerba. “Desde el productor, tarefero y cuadrillero, somos los que, de sol a sol, luchamos contra las inclemencias del tiempo y el manoseo de los grandes molinos”, se presentaban. “Solamente pedimos un precio justo para poder subsistir. Ayúdennos y nosotros vamos a hacer que nuestro país sea aún más grande”.