Ayer Severino Lorenzo fue a votar a la Bombonera. En realidad, había pensado en Noir, pero unos Díaz previos su tío Evaristo le había pedido: "Dale, Benítez a votar". Y fue, temprano, porque pensó que al que Madurga, Dios lo ayuda. Y algo de eso hubo, porque tuvo un reencuentro inesperado con la Pochi Chávez, su antigua amiga del Barrios. Cuando salía de votar Ayala vio, estaba Balbuena como siempre. Vestía unas Bermúdez Rojas que dejaban apreciar una Colazo importante y una Buffarini azul y amarilla. Tenía el Dátolo de que estaba Solano. Por eso la encaró:

Negri, qué Fortunato soy al encontrarte.

- A mí también me alegra Berti.

- Me gustaría Sa Bertolo, ¿qué es de tu Vidallé? Te invito a cenar a una Taverna de Puerto Medero.

La Pochi aceptó. Él empezó bebiendo Leche La Paglia, ella Bevilacqua. Pero tal vez para no pasar por Blandi, Severino se hizo el Valentim y pidió un Balbo y luego un Navarro Montoya. Ella al Rattín se tentó con un López y ambos se bajaron también un Bordón algo Caruzzo y un Jerez de la Bodega Cabañas Sanfilippo. Después de darle un Tarasconi a un rico Pandolfi con Manteca Martínez y de saborear una Lazzatti rellena y una Carniglia de Vacca, ambos amigos chocaron las copas de Cristaldo y Brindisi.

A la hora del postre, ella tomó la iniciativa:

- Seré Curioni ¿no te gustaría pedir un helado de Cocco y Almendra?

- Prefiero un Rogel bañado en licor de Huevo Toresani. Cuando le ponés un Giunta huevo, huevo, huevo es lo más Riquelme que hay.

Antes de pagar los mil quinientos pesos con Caranta que decía la cuenta, Severino, tal vez por estar Más Alegre que de costumbre, persistió en la idea de robarle un Pico. Pero no de cualquier modo, claro, él es un Caballero:

Tevez muy linda Pochi y Boselli sabe, yo siempre Suñé con tu amor. Quiero que seas la Reynoso de mi Palacio. Siento un Grillo en la panza. No sé si porque estoy enamorándome o es el vino que tomé. ¿Sabés qué? Yo te daré, te daré una cosa, te daré niña hermosa, una cosa que empieza con "B":

- ¿Un beso?

- No, Boyé.

Justo cuando estaba por meter el Goltz a lo Maradona, aparece su amigo de Palermo, Evaristo.

- ¡Severino, tanto tiempo! Estás más Delgado y te dejaste la Barbosa ¿Cómo está tu Soñora? ¿Y tu Barijho?

Severino se puso Furios. Expulsó con la mirada al molesto amigo. Y le pidió perdón a la Pochi.

- No sé qué pensarás de mí, que soy un viejo Gago. Justo cuando encuentro a un Tesorieri como vos, me cae un Troncoso y mete la Gamboa.

- Ya está, no seas Pavón, ya Passucci. Me importa un Pepino Borello si sos casado. Me gustás igual. Aunque te hagas el Angelillo, el Sarlanga, me parecés muy Graciani. Mirá, mañana me voy a Córdoba y vuelvo en Marzolini. Si querés entonces nos pedimos una Pizzuti y tomamos un Bianchi Blanco. Invito yo, machirulo. Vamos a ver la vida color De Rossi.

- ¿De Zorzi?

- ¡Rossi! Esto es el Colman, se hace el Potente y es sordo como una Tapia.

- ¿Me perdonás Pescia todo? Pensaba que ésta era una Battaglia perdida.

- No, si vamos a jugar a la Paletta, claro. Yo no soy un Gatti, pero tampoco una Navas. Si querés Guerra, combatámonos cuerpo a cuerpo. Y después de hacer Cucciaroni, Boca a Boca vamos Armando un Bello Amor Ameal xeneize.