El libro abre y cierra en primera persona. Así, las historias reunidas delinean un entorno cercano, supeditado al decir íntimo. Con El sutil poder del silencio: crónicas humanas (Casagrande, 2019), Juan Mascardi continúa una veta narrativa (tras Ni tan héroes, ni tan locos, ni tan solitarios, 2016) que le sitúa como uno de los referentes de la crónica periodística. El libro será presentado esta tarde, a las 18, en la Biblioteca Argentina (Pasaje Dr. Juan Álvarez 1550), en compañía de Nicolás Manzi (editor), Clara López Verrilli y Paulo Ballan.

“El sutil poder del silencio”, además, es el título de la crónica con la que el libro inicia. Se trata de un texto “en donde trabajo una cobertura de mi época de cronista televisivo. Llego a un operativo policial, en un bunker en la zona oeste de Rosario. Y aparece un dato que el comisario me da en off, y que es que una de las mujeres detenidas, a cara tapada y con una campera, venía de cobrar un plan social. Si lo vemos en perspectiva histórica, es el momento en que el segundo mandato de Cristina Kirchner estaba siendo muy fuertemente criticado por los medios de comunicación y por cierto sector de la oposición. Yo decido no contar al aire ese dato. Ese no decir tiene una derivación dentro del canal, con algunas críticas y quejas de parte de las fuerzas policiales. Si lo vemos también con el paradigma histórico del momento, contemporáneo al linchamiento que hubo en Rosario, de alguna manera es una toma de posición respecto de cuáles son aquellos datos o aquellas historias o silencios más introspectivos, que permiten de alguna manera preservarnos. Creo que la palabra que va de la mano con el libro es la preservación en ciertos momentos extremos, en momentos de convulsión social, o en ciertos momentos de liderazgos políticos distópicos”, refiere Juan Mascardi a Rosario/12.

Al leer sus crónicas, puede pensarse en el silencio que contiene todo decir, en el juego que invariablemente ofrece el uso de las palabras (por el no uso de otras). En este sentido, el autor señala que “ese primer texto ofrece un correlato con los demás, tal vez mucho más introspectivos y vinculados a una trama también no dicha. En segundo lugar, creo que tiene que ver con una etapa muy mía, en donde aparece como una gran paradoja: ¿hasta dónde existe un valor en el hablar?, ¿hasta dónde puede existir el valor en mantener el silencio casi como un acto de preservación?”.

Los reconocimientos persisten en la trayectoria de Mascardi, entre cuyos galardones destaca el Premio Iberoamericano de Periodismo Rey de España. El jueves pasado recibió el premio ADEPA 2019 por “La inspiración de Macarena”, una de las crónicas que el libro contiene, ya ganadora del Premio Educación en Foco a la divulgación de contenidos educativos de la Universidad Católica de Córdoba, y del Premio UBA de Periodismo Educativo. Otras dos de estas crónicas también fueron galardonadas: “Crónica de un Tiburón que siempre llega a la costa” ganó el Premio La Buena Prensa 2016 de España; y “Cuando el burlesque es una acción política” ganó el Premio ADEPA 2018.

“El libro cierra con la crónica de Gonzalo (“Crónica de un Tiburón que siempre llega a la costa”), también en primera persona. Pero aquí es él quien está hablando. De alguna manera, es un humilde homenaje a Relato de un náufrago donde siempre me impactó esta toma de posición: ser el narrador cuando es el otro quien habla. A Gonzalo le conté el método narrativo y qué idea se me había ocurrido. Más allá de las entrevistas en profundidad, después hubo varios contactos. De hecho, gran parte del material que termina quedando es de un video que él me hace, de más de una hora. Es tan fuerte y potente la historia que decidí dar ese paso”, comenta el autor.

-La historia es muy sensible, se percibe una confianza compartida.

-Hay una relación profesional y están claras las reglas, pero también hay una relación emocional cuando decidís traspasar esa frontera. Yo trato todo el tiempo de dejar en claro algunos de esos pactos tácitos o implícitos, pero hay algún momento en donde eso se quiebra y traspasa absolutamente todo. La palabra clave es confianza, y agregaría honestidad, porque nunca va a haber una trampa para revelar un dato. Y ahí también está la posición política en el sutil poder del silencio, te podría decir que a pesar de lo dura que es la historia de Gonzalo yo sé muy bien cuáles son los datos que no cuento. Ahí viene la preservación del otro, y no sólo la autopreservación. Con respecto a la primera persona, no es la primera persona hablando de uno, sino también como recurso narrativo y vehículo, porque tal vez no queda otra situación. En “La inspiración de Macarena” (dedicada a Macarena Dealesandro, joven no vidente graduada en la Licenciatura en Periodismo por la UAI, donde Mascardi es director de carrera) está develado en el último párrafo, cuando digo que le propondré a la editora escribir esta historia en primera persona porque no me quedaba otra. Ésa fue una historia que escribí con muchísimo pudor, una historia que nos acompañó en la universidad durante mucho tiempo, y que recién se me ocurre cuando ella presenta la tesis y se lo cuento a otro. Es ese otro quien ve la historia y me propone escribirla.

Dice Mascardi que precisamente es la historia dedicada a Macarena la que “tal vez termina de develar el universo de uno, que tiene un montón de aristas. Pero este año me propuse abrirme a otro tipo de historias que no se me hubiesen ocurrido, algunas están en proceso y ojalá formen parte de un tercer libro. Cuando trabajo con editores siempre suelo proponer las historias, pero este año me empezaron a proponer ciertas líneas de trabajo y empecé a buscarlas por ámbitos bastante ajenos a mis mundos”.