El sector de motovehículos está preocupado por lo que llaman el “efecto Zanella” , luego de que la histórica fábrica pusiera esta semana en venta su marca. “El cierre genera un efecto derrame muy negativo en todo el sector, ya que inmediatamente repercute en el cierre de concesionarios, empresas de proveedores y prestadores de servicios, así como también en miles de puestos de trabajo que rápidamente desaparecerán”, alertó en un comunicado la asociación que reúne a los concesionarios (Acara). Zanella fue la marca que registró la mayor caída en las ventas en lo que va del año, pero no fue la excepción: los patentamientos cayeron casi a la mitad que en 2018. El martes habrá un encuentro entre el sector y el Gobierno.

“Esta situación extrema, de quien ha sido líder en la fabricación de motos en el país, no escapa a la realidad de varias fábricas del sector que evalúan medidas similares si no se implementan alternativas o incentivos que permitan vislumbrar un escenario de viabilidad de la actividad”, agrega el comunicado de Acara. Ruben Beato, secretario general de la asociación de concesionarias, aseguró que una de las alternativas que podría aplicarse es la mejora en planes de ahorro. “Bajas de impuestos no creo que podamos trabajar mucho, porque los recursos están agotados”, opinó Beato e hizo referencia a la presencia del ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, que en un seminario de Techint dejó entrever que en el corto plazo no habrá cambios impositivos por una “situación fiscal complicada”.

Según Beato, una posible alternativa en materia impositiva podría ser la modificación en el pago de Ingresos Brutos en la provincia de Buenos Aires, que tiene uno de los volúmenes de venta más grandes del país. Considera que podría haber alguna definición para el sector el martes que viene: el sindicato automotor (Smata) presentará junto a la Universidad Austral un plan 2030 para reactivar la cadena de valor del sector automotriz y de motos. Participarán Acara, la asociación de fabricantes de automotores (Adefa) y de autopartes (Afac). Fuentes del sector aseguran que tuvieron la confirmación de la asistencia del nuevo secretario de Industria del Ministerio de Desarrollo Productivo, Ariel Schale.

El pico de venta de motos de los últimos años se registró en 2017, y desde ahí que viene en caída libre. Ese año se patentaron 688.479 unidades. En 2018, tras la crisis económica, se vendieron 572.693 unidades. Este año, casi la mitad. Hasta noviembre (último dato que se conoce) se patentaron 304.139 unidades, un 44,3 por ciento menos que en el mismo período del año anterior, según Acara. Desglosado por marcas, el mayor desplome fue en Zanella, del 65 por ciento. De no continuar este fabricante, los principales jugadores que quedan en el país son Honda, Motomel y Corven.

"La crisis del sector es generalizada porque el patentamiento cayó dos años seguidos, pero a algunos les afectó más que a otros", dijo a este diario Lino Stefanuto, presidente de la Cámara de Fabricantes de Motos (Cafam). En este sentido, explicó que hay distintas realidades: hubo algunos pocos fabricantes que aumentaron las ventas, otros reestructuraron la producción, otros vendieron su operatoria a grupos económicos más grandes y otros pudieron soportar la crisis.

Stefanuto contó que los fabricantes pidieron una reunión con Kulfas para plantear la implementación de una medida para contener los precios de venta de las motos: la actualización de la base para el impuesto interno. En la actualidad está en 380 mil pesos, que hasta el año pasado eran motos de 10 mil dólares, pero con la devaluación entran motos de 6000 dólares. Es decir, pasarían a pagar el impuesto motos medianas, y no solamente las grandes. "El Gobierno saliente había preparado un decreto para actualizar el impuesto a una base de 690 mil pesos, para que vuelva a impactar sólo en las motos grandes, pero no llegó a publicarlo", indicó Stefanuto. Esta es la medida que le pedirán a Kulfas y a la Secretaría de Comercio que retome.

Otro sector que manifestó preocupación es la asociación de fabricantes de autopartes y componentes (Afac). Por el cierre de cada terminal de motos suele haber entre 15 y 20 proveedores afectados, indicó a este diario Juan Cantarella, gerente de Afac. “Cualquier cierre de fábrica es preocupante porque afecta los niveles de actividad, los proveedores dejan de vender y hay empleo que se pierde”, aseguró. Sin embargo, destacó que el impacto más fuerte se da con los cierres de terminales automotrices, que involucran a más de 100 proveedores. En la reunión del martes que viene que organiza el Smata y a la que asistirá el Gobierno, llevará los factores que considera de mayor preocupación: la caída en la actividad, la presión impositiva sobre la etapa productiva, los convenios laborales “con convenios de 1975” y los altos costos de logística.