Inicialmente la propuesta del festigauch convocaba al público de manera gratuita en la cima del cerro San Bernardo tal como sucedió en las ediciones previas. Ante el pronóstico de lluvia el evento se trasladó a la Usina Cultural, con una capacidad para 290 personas dentro del teatro, para quienes no pudieron ingresar no hubo más opción que verlo desde una pantalla gigante ubicada en el espacio verde del lugar.

El predio comenzó a coparse de un público característico de este tipo de eventos. La propuesta trajo mucha variedad local como Chochi y sus Seres extraños, Matilde Paul, Encuadra, Viento del Oriente, Zebah, Superpasto, Livelli y los Saravia, Popa y Bort. Más tarde salieron a escena artistas consolidados en la escena nacional como Agua Florida, Marilina Bertoldi y la salteña Feli Colina.

Entre banda y banda la pantalla externa fue copada por proyecciones a cargo de la Asociación ARAS (Asociación de Realizadores Audiovisuales de Salta) con materiales audiovisuales breves como trailers, videoclips, micros de música, poesía y videoarte.

Los recambios en el interior y exterior de la usina eran constantes, las filas se alargaban o acortaban según la grilla. Muchos espectadores eligieron permanecer en el exterior para poder disfrutar del clima y de los puestos de comidas – o foodtrucks- .

Los shows se fueron dando con una puntualidad cronometrada que habla de que este ciclo llegó a una madurez que lo ubica en la agenda nacional y dejando claro que este tipo de eventos son para un público específico, el que consume un género musical asociado a la juventud de las clases medias argentinas.