Julián Castro, el único precandidato latino a la presidencia de Estados Unidos, anunció su retiro de la interna demócrata. "He determinado que simplemente no es nuestro momento", dijo el ex alcalde de San Antonio. Castro había prometido revertir la política migratoria de Trump. Entre sus propuestas figuraba brindar facilidades para la obtención de la ciudadanía y frenar la construcción del muro entre Estados Unidos y México. Su salida se produce a un mes de la primera votación para las internas presidenciales, en Iowa, el 3 de febrero.

Castro tiene de 45 años y es nieto de una inmigrante mexicana. Forma parte del ala más progresista del Partido Demócrata. Tuvo un paso por la política nacional durante las dos administraciones de Barack Obama (2009-2017), cuando ocupó la secretaría de Vivienda. "No he terminado de luchar. Seguiré trabajando por una nación en la que todo el mundo cuente, una nación donde todo el mundo pueda tener un buen trabajo, buena atención sanitaria y un lugar decente para vivir", afirmó Castro.

Castro, hermano del congresista federal por el estado de Texas Joaquín Castro, había lanzado su precandidatura un año atrás en su ciudad natal, San Antonio. Allí había manifestado que encarnaba el sueño americano. "Cuando mi abuela llegó aquí hace casi cien años, estoy seguro de que jamás habría imaginado que solo dos generaciones después, uno de sus nietos sería miembro del Congreso de EE.UU. y el otro estaría aquí delante de ustedes diciendo estas palabras", afirmó entonces, primero en inglés y luego en español.

A pesar de su buen desempeño en los debates demócratas de los últimos meses no pudo levantar su perfil ni incrementar la recaudación para la campaña. Sin embargo, su nominación a la candidatura demócrata evidencia el enorme peso que tiene el electorado latino en los Estados Unidos. Según los últimos datos recogidos por el Centro de estudios Pew, hay actualmente 59,9 millones de latinos en el país. Esto supone un 18 por ciento de la población total y un notable salto respecto a los 47,8 millones de 2008. Para las elecciones de este año, se calcula que 32 millones de latinos podrán votar, lo que supone el 13 por ciento del censo electoral de todo el país.

El candidato que salga de la interna demócrata se enfrentará al actual presidente, el republicano Donald Trump, que va en busca de la reelección. Por el momento Trump no cuenta con oponentes de peso en la interna republicana, aunque no se descarta que pueda aparecer alguno. Dentro de la contienda demócrata el ex vicepresidente Joe Biden es el favorito para conseguir la nominación, seguido por los senadores Bernie Sanders y Elizabeth Warren, y el alcalde de South Bend, Indiana, Pete Buttigieg, según las últimas encuestas. La interna demócrata tiene 14 candidatos en carrera y otros 14, incluido Castro, que ya se bajaron.

Desde el equipo de campaña de Sanders informaron que el precandidato recaudó la impresionante cifra de 34,5 millones de dólares en los últimos tres meses del año pasado. El reciente ataque cardíaco que sufrió el senador demócrata de 78 años no parece haber afectado su capacidad para lograr apoyo financiero. El dinero provino de más de 1,8 millones de donaciones, incluyendo a 40.000 donantes solo en el último día de 2019. El total de lo recaudado por Sanders supera a los 24,7 millones que juntó Buttigieg, según anunció ayer su equipo de campaña. Desde que lanzó su candidatura, Sanders ya ha recaudado más de 96 millones de dólares.

Como Sanders, Warren obtuvo la mayor parte de sus aportes de pequeños donantes y vía Internet. El equipo de Warren informó que lograron juntar 24,6 millones de dólares en el último trimestre del año pasado. Los demócratas están poniendo las naves a punto para el gran desafío de este año: recuperar la presidencia en las elecciones del 3 de noviembre.