PáginaI12 En Brasil

Desde Brasilia

Hay poca gente en los pasillos del Congreso donde se percibe la resaca del carnaval, salvo en algunos despachos como el del diputado Paulo Pimenta, del Partido de los Trabajadores, que recibe a este diario degustando un “chimarrao” mientras concluye un pedido de informes dirigido a la Cancillería y el Ministerio de Defensa. A unos metros de allí sobresale la foto del  ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que “habla por teléfono con Pimenta muy seguido para conversar sobre la situación política”, según comenta un asesor. El escrito –que iba a ser entregado en la tarde del jueves– exige explicaciones sobre el apoyo dado por Brasil a los aviones británicos en vuelo hacia Malvinas, tal como lo denunciaron el diputado Guillermo Carmona y la ex embajadora ante el Reino Unido Alicia Castro. “Las Malvinas son argentinas”, dice Pimenta en español, al promediar la entrevista, cuando se coloca en el pecho una remera ilustrada con un mapa de las islas.

“En resumen este pedido de informe es para saber cuál fue la cobertura logística que el gobierno de Temer dio a los aviones ingleses en los aeropuertos de San Pablo, Río de Janeiro y Río Grande do Sul. Es un hecho grave que viola protocolos y acuerdos, y más que eso afecta nuestra histórica relación con Argentina. El servilismo de este gobierno surgido de un golpe no tiene parangón en la historia. La solidaridad brasileña con la causa argentina en Malvinas fue respetada hasta por la dictadura militar. No estamos ante un hecho banal porque repercute en la región, más aún en el actual contexto político internacional.”

–¿Confía en que le respondan?

–Tienen que hacerlo, tanto el Ministerio de Relaciones Exteriores como el de Defensa están obligados a responder a una requisitoria parlamentaria en un plazo determinado, eso lo determina la  Constitución.

–La Cancillería brasileña no aportó información ante el reclamo oficial de Buenos Aires.

–El gobierno brasileño dijo que no sabía si hubo vuelos, eso fue una respuesta evasiva a una pregunta vacía venida desde Argentina, parecía que en su demanda el gobierno de Mauricio Macri no quería averiguar mucho. Esto me pareció sobreactuado por Argentina, como cuando Macri vino a Brasilia y pidió informaciones sobre Lava Jato, me parece que no tiene mucho interés que se la envíen, y me parece que Temer tampoco tiene ganas de mandarla porque ambos están envueltos en el tema. Pero volvamos al pedido de informes, si aceptamos por un momento que la Cancillería no sabía que los aviones británicos se abastecen en nuestro territorio, lo mínimo que debería haber hecho es preguntar a Defensa y después responder a Argentina. Por eso nosotros estamos haciendo un pedido minucioso, no como el del gobierno de Macri, pedimos detalles sobre rutas, aviones, fechas. Además ya tenemos la documentación que aportaron el diputado Carmona y la señora Castro. Estuve en contacto con el diputado y le dije que estamos decididos a ir hasta el fondo con esto. No podemos ser espectadores pasivos. Malvinas es un resabio del colonialismo inglés en pleno Atlántico Sur donde se instaló una fortaleza militar que amenaza la seguridad de Argentina y de toda una región que nosotros queremos mantener como zona de paz. La presencia del Reino Unido en Malvinas es de una gravedad extraordinaria, es una afrenta a la soberanía latinoamericana.

–¿Espera que Temer ordene suspender ese apoyo?

–Por más que sea un gobierno ilegítimo, surgido de la quiebra de la normalidad institucional, tendrá que suspender los permisos a los vuelos, tiene que cumplir los acuerdos del Mercosur, no tendrá más remedio porque de lo contrario será un escándalo internacional. No estamos hablando sólo de pactos recientes, hay antecedentes hasta de 1947, con el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca.

–¿Hubo aterrizajes durante el gobierno de Dilma?

–No tengo esa información sobre ese tema, pero si hubo aterrizajes es algo irrelevante porque nosotros no dejaremos de investigar para que se esclarezca y apliquen las sanciones correspondientes. No me sorprendería que haya habido alguna decisión en el sentido de dar logística tomada en algún escalón subalterno de las Fuerzas Armadas.

–¿Descarta que Dilma haya dado apoyo al Reino Unido?

–Jamás la presidenta Dilma hubiera autorizado algo así, tenga toda la seguridad que eso nunca ocurriría. Los presidentes Dilma y Lula llevaron adelante una política consecuente de integración, asumiéndola como una política de Estado, y es en ese contexto que interpretaban la importancia de la reivindicación argentina sobre Malvinas que es también del Mercosur. O, mejor dicho, que fue una reivindicación del Mercosur de Lula, Kirchner, Cristina, Dilma, Lugo, Mujica, Chávez, Maduro. No es una reivindicación de este Mercosur de Temer y Macri que suspende a Venezuela. 

–¿Hay un nuevo Mercosur tras la cumbre Temer-Macri en Brasilia hace un mes?

–Esto que ellos llaman “nuevo” Mercosur es en realidad el acuerdo de Temer y Macri para ponerse de rodillas. Ellos son simplemente los representantes de intereses norteamericanos, ingleses, europeos funcionales al nuevo momento internacional. Se subordinan al bloque al capital transnacional que les ordena desmontar el Mercosur que se fue construyendo en los años de Lula, Kirchner, Cristina, Dilma, que era el de la cooperación política para hacer frente a las imposiciones del imperialismo norteamericano y de la dependencia europea. En el caso de la política externa brasileña, esa estrategia se unía a la de participar en el BRICS a pesar de que Washington no veía con buenos ojos esa opción que se está acabando con Temer. Tuve la suerte de acompañar al presidente Lula en varios viajes a China, a Sudáfrica, lo que me permitió comprobar cómo se había avanzado en esa línea conducente a fortalecer nuestra capacidad de decisión autónoma. Pero eso despierta muchos enemigos económicos y enemigos militares, que indefectiblemente actúan en conjunto. Cuando Brasil descubrió las reservas gigantes de petróleo en el área de “pres-sal”, las compañías norteamericanas se disgustaron con el nuevo marco regulatorio porque beneficiaba a Petrobras y la IV Flota volvió a navegar. Lo que pasa en Malvinas se inscribe en un mismo proceso geopolítico de largo plazo.

–¿Cómo es ese tablero?

–El proceso de incremento de presencia militar norteamericana e inglesa en América del Sur, denunciado ahora con el apoyo dado por Temer a los británicos en Malvinas, es parte de un plan para tener el control de energía, es decir petróleo y gas, de las tierras productivas y del agua sudamericanos. La militarización de Malvinas y estos vuelos descubiertos en 2017 tienen puntos de contacto con la existencia de bases norteamericanas en Colombia, con la decisión de Temer de autorizar la venta de tierras en la Amazonia, con la renuncia brasileña al control de la base de lanzamiento de vectores con satélites en Alcántara (Maranhao, región nordeste), con el denunciado proyecto de bases en Argentina, con el hostigamiento a Venezuela.

–¿Cree que Venezuela sería hostilizada como lo fue por el ex canciller José Serra si Venezuela aceptara cambiar su política petrolera?

–Serra se comportó como un ladero de Washington cuando impidió que Venezuela presida el Mercosur porque su función como canciller del gobierno golpista fue ser la voz de las petroleras. Está demostrado en los cables de Wikileaks de 2010 cuando Serra le dice a Chevrón que si él es electo presidente mandará al tacho de basura la ley petrolera de Lula, lo que no pudo hacer porque fue derrotado por Dilma. Pero, ni bien fue derrocada Dilma, una de las primeras leyes aprobadas fue la que anuló las preferencias a Petrobras y permitió está sangría que está ocurriendo ahora con la entrega a las multinacionales. ¿Quién era el autor de esa ley? José Serra. Los golpes y la desestabilización en América del Sur siempre tienen alguna relación con el petróleo. Lo que hicieron Temer y Macri contra Venezuela algún día tendrá que ser contado con detalle, yo estuve con el presidente Nicolás Maduro en setiembre y tuve acceso a bastante información.

–¿Cómo cual?

 –Sobre cómo juegan las petroleras en Venezuela, en Brasil y Argentina, incluso sobre los recursos que habría en las Malvinas. Sobre la influencia en los intentos de golpe contra Chávez y Maduro.