Nació en Nueva York en 1930. A mediados de los años 70, sus escritos junto a María Rosa Dalla Costa revolucionaron la ortodoxia marxista al subrayar la relación mujeres, reproducción y capitalismo cuando las activistas se plantaron al interior del movimiento para visibilizar el papel central de la explotación de las mujeres en el proceso de acumulación capitalista. Fue en esos mismos años que Selma James acuñó el concepto de “trabajo no remunerado” y fijó una nueva perspectiva política denunciando que las mujeres que trabajaban en sus hogares y en la tierra no eran consideradas “trabajadoras” y sus luchas eran excluidas del capitalismo. Para la activista, que debió migrar de Estados Unidos a Inglaterra cuando el macarthismo perseguía a su esposo (el historiador trotskista C.R.L. James), ese trabajo no remunerado es el pilar sobre el cual se sostiene la explotación de la clase trabajadora. Crítica de cierto feminismo estadounidense de “mujeres blancas, clase media”, James subraya que los principales reclamos del movimiento deben enfocarse en un salario para el trabajo doméstico de las mujeres, la equidad salarial y la desigualdad económica.