La presión de los hinchas y la amenaza de empresarios con retirar sus patrocinios convencieron a los directivos del Operario de Varzea Grande brasileño de renunciar de fichar al arquero Bruno Fernandes, quien cumple una condena de 20 años por el asesinato de su ex novia, aunque ya goza de un régimen semi abierto.

Bruno, ex capitán del Flamengo, tenía casi cerrada su incorporación con el club de la región metropolitana de la ciudad de Cuiabá, pero los directivos anunciaron el fin de las negociaciones como consecuencia de las manifestaciones públicas en contra de la contratación del futbolista.

La última protesta fue promovida la noche del martes por un grupo feminista durante el partido que el Operario le ganó por 1-0 al Poconé en el comienzo del Campeonato Estadual de Mato Grosso. En forma simultánea a la protesta, los directivos recibieron la información de que perderían el auspicio de tres empresas de la región.

"Fue una presión muy grande y dos patrocinadores amenazaron con dejarnos. Sin dinero uno no consigue hacer fútbol. Tuvimos que desistir (de la contratación), aunque agradecemos el apoyo de parte de los hinchas que habían apoyado nuestra contratación", declaró a la edición digital de la revista Época el supervisor del club, André Xela. "En favor del club y de la hinchada consideramos mejor cancelar la incoporación", añadió el dirigente.

Un tribunal de la localidad de Varginha había acatado una recomendación de la Fiscalía del estado de Minas Gerais, al norte de Río de Janeiro, y aceptó que el futbolista de 35 años fichara por el Operario.

Bruno Fernandes, durante el juicio por el asesinato de su ex novia. (EFE)

El futbolista ya había llegó a firmado el pasado año con el Poços de Caldas FC, un humilde club de fútbol del estado brasileño de Minas Gerais, pero el contrato fue rescindido meses después, ya que el equipo consideró entonces que las medidas judiciales impuestas a Bruno habían dificultado su presencia en los entrenamientos y, en consecuencia, habían restringido su evolución y su rendimiento.

Bruno fue detenido en 2010, cuando era figura del Flamengo y era candidato a llegar a la selección brasileña. Tres años después, el arquero fue condenado a veinte años y nueve meses de cárcel por el asesinato de Eliza Samúdio, con quien tuvo un hijo que no había reconocido.

Samudio, una modelo de 25 años que reclamaba del futbolista el pago de una pensión para su hijo, desapareció en 2010 y fue considerada muerta, aunque su cuerpo nunca fue encontrado, en un caso que conmocionó a Brasil por la fama de los involucrados y los macabros detalles del crimen. 

De acuerdo al expediente de la causa, a partir de la declaración de un primo de Fernandes que participó del asesinato, Samudio fue secuestrada por orden del arquero, golpeada en la cabeza y después estrangulada. Ya muerta, el cuerpo de la mujer fue arrojado a cuatro perros rottweiler, que lo terminaron de devorar. De acuerdo al imputado, los restos terminaron siendo enterrados con bloques de cemento, aunque nunca pudieron ser hallados.  

Bruno defendiendo el arco del Flamengo, donde ganó cuatro títulos. (EFE)

Formado en el Atlético Mineiro de Belo Horizonte, con el que debutó como profesional, Bruno jugó también en el Corinthians, aunque logró el éxito y la fama en el Flamengo, donde fue capitán y con el que ganó el Brasileirao de 2009 y tres campeonatos cariocas.