Las abreviaturas AC/DC tienen varios usos: señalan la parte de la historia occidental según haya sucedido antes o después de Cristo. Nombran, en inglés, la corriente alterna o continua y dan nombre, también, al grupo australiano de rock pesado que surgió en la década del setenta.

Pero aquí vamos a usar las abreviaturas AC/DC como antes o después del coronavirus.

Y lo que sigue, sucedió AC, es decir, antes de que el 20 de enero pasado se diera a conocer el brote o epidemia de esta variedad de virus respiratorio y por lo tanto antes de que la ciudad de Wuhan, la provincia de Hubei y toda China, fueran sinónimos casi excluyente de coronavirus. Sucedió antes del uso preventivo de barbijos y guantes, antes de recurrir frecuentemente al alcohol en gel o a las toallitas húmedas desinfectantes. Antes de la cuarentena y de las urgencias sanitarias. Sucedió cuando se podía hablar de otra cosa cuando se hablaba de China.

En la ciudad de Dazhou (provincia de Sichuan) y en buena parte organizada también desde la gran ciudad de Chongqing (a 270 km de Dazhou), el 10 de enero quedó inaugurada la “Villa artística 515”, emplazada en las montañas y el río Zhouhe. Se trata de un megaproyecto al que hemos sido invitados durante la etapa de montaje y apertura, que incluye inmensas salas de exposiciones tradicionales (como las de un museo) y no tradicionales: una enorme gruta y una profunda caverna dentro de una montaña imponente; hoteles, residencias para artistas e investigadores. La parquización alrededor de estos lugares cuenta con esculturas emplazadas a lo largo del paseo.

La muestra inaugural de esta ciudadela artística se llama “Local/Internacional” y cuenta con curaduría del crítico, ensayista y poeta Wang Lin, quien eligió a 77 artistas: 66 chinos y 11 extranjeros, entre artista europeos, de Corea del Sur, Canadá y una única artista latinoamericana, la argentina Cecilia Ivanchevich, cuya megainstalación Resiliencia será motivo de una próxima nota.

Entre los artistas chinos que se destacan, está el fotógrafo Dai Xiaobing (nacido en 1968 en Chongqing), que tiene un manejo virtuoso y artesanal de la imagen y dedica parte de su obra a retratar a los obreros de la industria pesada de Chongqing dentro de las fábricas que luego serían trasladadas o reconvertidas. Toma la imagen de lo que está a punto de cambiar, transformarse o pasar a la historia. El fotógrafo tiene dos libros publicados y una serie de exposiciones individuales y grupales en su carrera.

“La mayoría de las veces --cuenta Dai Xiaobing--, el tema de mis fotos son las fábrica de la industria pesada china. Estas fábricas nacieron en el siglo pasado y con el rápido desarrollo y lo cambios tecnológico que vienen sucediendo, se están muriendo. Están registradas con las marcas del tiempo y envueltas en una atmósfera desolada y en ruinas. Sin embargo se trata de la etapa más hermosa que guardo en mi corazón. Una etapa de privación material y abundancia interior. Entonces pasé muchos años visitando fábricas grandes y pequeñas de la industria pesada, y usando la fotografía, también, para recordar un tiempo que ya fue.

--En la serie exhibida, el centro de sus imágenes son los obreros.

--Para mí el hombre es la esencia y el alma del trabajo. Por lo tanto muchas veces mi cámara está dirigida a obreros que visten su ropa de trabajo y portan sus herramientas, con enormes máquinas como telón de fondo. No solo son los propios trabajadores, sino que ellos representan a miles de otros trabajadores que han hecho grandes contribuciones a la sociedad. De alguna manera representan bellos recuerdos de una generación de compatriotas que reflejan los rastros de una era.

--¿Cómo apareció este interés en usted?

--En los últimos años he viajado a través de montañas y ríos para fotografiar una gran cantidad de temas relacionados con las fábricas y los trabajadores en toda China, en gran parte debido a mi experiencia de vida. En mi juventud también fui parte de esos trabajadores, en ese momento, el estatus de obrero representaba una gloria. Con el tiempo estas fábricas de la industria pesada han caído y desaparecido, y los trabajadores se han retirado gradualmente y quedaron eclipsados. Con el cierre y la reubicación de las fábricas, mi recorrido parece estar a contrarreloj y tengo ansiedad por registrar estas escenas agónicas. Pero el desarrollo chino es tan vertiginoso que aunque trabajo y registro sin parar, no puedo seguir el ritmo.

--Cuénteme por favor sobre la serie que presenta en las salas de la “Villa artística 515”.

--A esta serie la titulé Luz y sombra evanescentes, y allí no solo trabajo sobre el recuerdo de tiempos idos, sino que también contiene el significado para mi espiritual de renunciar a la obsesión y vivir en el presente. El pasado ha pasado, el presente está muriendo y el futuro es desconocido.

--La imagen exhibe una superficie que sufrió una corrosión notoria.

--En este conjunto de fotos adopté algunas innovaciones técnicas en mi trabajo: después de tomar fotos con una cámara de gran formato, escaneo y proceso digitalmente las imágenes y luego las transfiero a placas de aluminio sobre las que aplico ciertos productos químicos corrosivos. Las salpicaduras y el moteado de superficie acentúan el envejecimiento y son metáfora de las vicisitudes de la vida, todo lo cual hace eco del declive de las fábricas de la industria pesada de China.

Para tomar estas fotos uso una cámara de gran tamaño, anacrónica, que ya no es común. Desde el disparo hasta la presentación de imágenes, requiere habilidades especiales y mucho tiempo. En comparación con la sensación de aleatoriedad y juego que ofrecen las cámaras digitales actuales, la complejidad de esta tecnología anterior da una sensación de inmersión y de ritual que me tiene fascinado.

-¿Cuándo surgió su amor por la fotografía?

-Viene de mi infancia en la vieja ciudad de Chongqing: uno de mis parientes era la única persona de la zona que tenía una cámara de fotos y era fotógrafo. En aquel entonces al fotógrafo se lo llamaba "maestro". A principios de los años noventa tuve la primera cámara. Inicialmente, la fotografía era solo documental para mí: montañas y ríos, flores con el rocío matinal, campos bajo el sol, en fin, esos eran mis primeros temas. Hoy creo que la fotografía es más conceptual, así que apunto la lente a las personas y registro sus condiciones de vida, sus historias, la reforma y el desarrollo del país.