“No es un favor, es un derecho” advierte Mariela Díaz, una de las dos mujeres que llevan adelante un reclamo en contra de una empresa de medicina prepaga por negarles la cobertura de preservativos, uno de los métodos anticonceptivos que, según lo contemplado por la ley 25.673 de Salud Sexual y Procreación Responsable, deben garantizar tanto las entidades de medicina prepaga como las obras sociales. Después de reiterados reclamos, las dos recibieron una respuesta similar por parte de la prestadora de servicios de salud. Según Mariela se trata de “un par de cajas para que no hablemos más”. Consultada por Pagina/12, la empresa indicó que “la prestación de preservativos se ajusta a lo que indica la ley”. Sin embargo, las dos mujeres están a la espera de una respuesta para saber cómo deben gestionar el acceso a este producto anticonceptivo. 

Mariela Díaz es de Córdoba capital y María Victoria Piazza vive en Villa María, sin embargo, desde hace unos meses chatean y se comparten información sobre un tema que las convoca: la empresa de medicina prepaga a la que están afiliadas les negó la entrega de preservativos. Mariela tiene 27 años y estudia abogacía en la universidad pública de Córdoba. Cuando escuchó que las obras sociales y las prepagas deberían cubrir todos los métodos de anticoncepción, ella todavía no había contratado este servicio, así que lo pasó por alto. Cuando se afilió a su prepaga actual, hace dos años, pidió la autorización para las pastillas anticonceptivas y se la dieron en menos de tres días. Todos los meses se acerca al local de la empresa o imprime el formulario online, y va a la farmacia para recibir el paquete correspondiente de forma gratuita. Pero los preservativos siempre los compró aparte. El año pasado, en octubre, mientras navegaba en las redes sociales se cruzó con una publicación que le llamó la atención: una cuenta que brinda información ginecológica enumeraba las razones por las cuales no son válidas las excusas para no usar preservativos. Entre ellas, nombraba la ley de salud sexual y la condición de gratuidad de este producto. 

“Ninguna de mis amigas sabía de eso, y tampoco mi ginecólogo, pero él enseguida accedió y me hizo una receta”, relata Mariela. Como no conocían el funcionamiento del trámite, el médico le recetó 30 unidades sin especificar marca. Con este papel se acercó por segunda vez a la prepaga y entregó la receta que le habían pedido, pero nunca tuvo respuesta. En diciembre tuvo que visitar a su ginecólogo para la revisación anual y él, preocupado por la falta de respuesta, le dijo a Mariela que no dejara el trámite estancado, que fuera a reclamar. “Primero me dijeron que todavía no tenían respuesta. Después la empleada fue a consultarle a alguien y cuando volvió se me acercó, como para hablarme en secreto, y me preguntó si mi pareja tiene el mismo plan”, señala Mariela. Cuando les dijo que no estaba en pareja, la empleada no supo que responderle. “Se da por sentado no sólo que si necesito preservativos es porque estoy en pareja sino que mi pareja es un hombre”. Otra vez, se fue de la sucursal a la espera de una respuesta.

Desde su casa en Villa María, Victoria Piazza leyó la misma publicación y al igual que Mariela, consultó a la empresa, a la que paga cinco mil pesos al mes para tener cobertura en los servicios de salud. Hace tres años, después de un viaje largo en avión, a Victoria le detectaron trombosis, y desde entonces no puede utilizar ningún método anticonceptivo que tenga hormonas. “Me dijeron que no sabían nada sobre la ley y que en todo caso la cobertura de profilácticos era para hombres”, relata y dice que, cuando les explicó que era el único método que ella utiliza para cuidarse cuando tiene relaciones sexuales, le dijeron que para obtenerlos de forma gratuita debía ir a una institución pública. “Uso muy poco mi obra social, casi nada. Lo único que les pido es una caja de preservativos”, afirma Victoria. Después de consultar con su ginecóloga para asegurarse de que estuviera dispuesta a hacer la receta, se animó a presentar el reclamo en la superintendencia de Salud, quienes se encargan de regular a las obras sociales y entidades de medicina prepaga.

A pesar de que la empresa que, tanto Victoria como Mariela contratan para obtener servicios de salud, afirma que “la prestación de referencia se encuentra aprobada, en consonancia con la Ley N° 25.673”, todavía las respuestas no son claras. Según afirmaron fuentes de la entidad privada, “la metodología es tal como es con los varones: se hace la solicitud en nuestros centros de atención y después, la gestión que siga, depende del plan que tenga cada asociada”. Sin embargo, al momento del reclamo, las dos fueron cuestionadas por su “condición de mujer”, como le dijeron a Mariela por teléfono. Tras la cuarta visita a la sede de la empresa, el 13 de enero recibió un correo electrónico que explicaba que “se brinda cobertura a asociados masculinos”. Según el organismo público que recibió los reclamos de las mujeres, la cobertura de los profilácticos se debe garantizar “a demanda y sin límites de dinero” y “no se puede discriminar, tanto una mujer como un varón lo puede pedir”, aseguraron.

Una vez presentados los reclamos, a Victoria la llamaron este martes para que se acercara a la sucursal de la empresa en Villa María, donde le dieron cuatro cajas de preservativos que suman un total de 12 unidades, menos de la mitad de los que ella había solicitado. Cuando consultó por la cantidad, le dijeron que eran los equivalentes por los quinientos pesos que la empresa tiene como límite. “Los compraron en la farmacia de la esquina y me los dieron para que me conforme”, señala Victoria y dice que, para el mes que viene, “tengo que volver a llamar y averiguar”. Por su parte, a Mariela le indicaron “que compre los que necesite”, con la promesa de que luego, si carga los tickets correspondientes en la web de la prestadora de salud, le harán “el reintegro por todo lo que haya gastado”. Desde la empresa explicaron que el reintegro se hace, una vez presentado el comprobante, por transferencia bancaria y con un tope mensual de quinientos pesos. Para los próximos meses la prepaga todavía no le dio una solución, y para ella el trámite está lejos de haberse resuelto: “mi enojo no es por la caja de preservativos, es porque no cumplen la ley”. 

Informe: Lorena Bermejo.