Puede ser la vencida.

Este año, cuando empiece el período legislativo ordinario, cuando las comisiones vuelvan a reunirse y los pasillos hiervan de lobby, el proyecto de aborto legal volverá al primer casillero del caminito parlamentario. Va a ser el noveno año en que, a instancias de una diversidad de sectores y referentes articulada en la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, la iniciativa llegue a la mesa de entradas. 

La primera vez, en 2007, el texto fue cajoneado; perdió estado parlamentario. En la siguiente presentación lo acompañaron firmas de 22 diputadas y diputados. En 2011, la tercera reunió 55 firmas; la cuarta, en 2012, ingresó poco después de que la Corte Suprema dictara el fallo F.A.L.: al proyecto lo acompañaron 60 firmas. En esos años, el logro del activismo no era sólo ingresar el proyecto con apoyos de representantes de distintos bloques sino sembrar la persistencia y mostrar cómo el acompañamiento de las firmas iba variando (siempre en sentido ascendente) a medida que se registraban cambios en la composición de las cámaras y las bancas mostraban, también, cómo iba cambiando la conversación pública.

La cuarta vez, en 2014, y la quinta, en 2016, lograron 70 firmas, el mismo número que, con alguna variación mínima, se mantuvo hasta la última presentación, la octava, de 2019.

Hicieron falta esas siete reincidencias, siete movidas de terquedad y persistencia para que cristalizara el envión de la marea verde en las calles. Fueron más de diez años de insistencia para que esas firmas se tradujeran en miles de cuerpos impulsando el texto hasta el recinto de Diputados y el de Senado. 

Quizá no hagan falta más que nueve veces para mostrar que ese mar de pañuelos, glitter y alegría en la lucha, en todavía mayor en 2020. Porque tal vez ya sea mucho más que un mar, y porque este año en la calle no sólo estarán las históricas y quienes las seguimos y podemos hacerlo gracias a su persistencia. Este año, en las calles van a estar también las chicas, las miles que fueron a pañuelazos durante meses, que encontraron la mística en el encuentro de las calles, las que en 2018 durmieron a la intemperie una noche de frío imposible y amanecieron con una media sanción. 

También van a estar las que les sigan a esas chicas.

Y no va a ser solamente hasta que sea ley, porque de las calles no se vuelve.