“Larvario” es el primero. Después nacen, siguen, los cerdos, buitres, la hiena y una leona, entre otros. También los amores perros. Se trata de Tango Animal (Doble H), el séptimo disco de San Telmo Lounge, recientemente editado en físico, disponible en las redes. Una experiencia visceral, que profundiza aún más el concepto de “tango expandido”, expresión con la que se define el proyecto que dirige Martín Delgado.

Grabado en los Estudios ION de Buenos Aires, con producción de Acho Estol (La Chicana), Tango Animal reúne 9 canciones que son un viaje adentro, de la mano de tantos animales como despuntes de humanidad cercana, de esa que se conoce y oculta, se requieran. El tango los toca y encuentra, en la varita mágica –con letra roída- que permite la voz notable de Laura Cardini.

“Cada vez agrandamos más la banda (risas) y con instrumentos que jamás incorporamos: hay tuba, trombón, trompeta, clarinete, mucho instrumento de percusión. También para salir de la tradición de lo que se hace normalmente en el tango y en una banda de rock, con la cual también nos perfilamos, sobre todo con el disco anterior (Doble Imperfecto, de 2016)”, cuenta Martín Delgado a Rosario/12. Tal como acostumbra, Delgado es el autor de todas las canciones del disco (excepto “Leona”, coescrita junto a Acho Estol), junto a la formación que STL acostumbra, con Delgado en guitarra, composición y arreglos; Maximiliano Natalutti en violín; Ariel Aguilar en bandoneón; Laura Cardini en voz; Sebastián Mamet en batería; Tutu Rufus en bajo eléctrico; y Danea Mamet en piano.

Cómo llegan estos tangos animales, es consecuencia de una dinámica musical y de trabajo que Delgado define de manera “pendular”. “Si en un momento hago algo vinculado a la música instrumental, al siguiente no quiero volver a hacer lo mismo. En lo posible, se trata de innovar, también porque es una manera a partir de la cual me siento motivado a escribir. En los discos de San Telmo, encuentro que cada uno tiene cosas diferentes, más allá de que hay un color compositivo. Pero este último disco podría haber tenido el nombre de otra banda (risas). Hay cambios bastante profundos entre un disco y otro, a partir de esta necesidad de innovar desde el lenguaje. A mí me gusta cambiar de escenografía completamente”, refiere el músico.

Es esta mutación constante y consecuente con lo hecho, “lo que llevó a que el disco anterior fuese doble, porque era algo que nunca hicimos, con 10 canciones instrumentales y 10 cantadas. Para el siguiente me propuse que fuese corto, de diez canciones cantadas. Y no lo quise producir yo. No había encontrado alguien con quien ponerme de acuerdo, así que la producción siempre la hice yo, además de las canciones, los arreglos y la logística. Hasta que hablé con Acho Estol. La música que hace con la Chicana tiene esa cosa medio criolla, de cierta suciedad, con discos que no son como los nuestros, en donde todo está muy controlado. Tenía ganas de hacer algo de esa índole, y dejar que el control lo tuviera otro. Él también es muy fan de Tom Waits y de Nick Cave. Así que ahí ya teníamos algo para arrancar”.

-Un estado de ánimo áspero por lo que veo, y por lo que propone Tango Animal.

-Algo fundamental fue que el material comenzó con la escritura de los textos, algo que nunca había hecho en ese orden. También a partir de una necesidad de querer decir algo, porque el texto tiene una cosa mucho más concreta, ya que el sonido permite que te escondas más. Es un período donde sentí la necesidad de decir cosas. Y me daba cuenta de que al leer un libro, me daban ganas de escribir sobre ese libro. Estaba leyendo De vidas ajenas, de Emmanuel Carrère, y leo una entrevista suya donde decía que tenía la sensación de tener un zorro interior, que lo perseguía y acechaba. Que le comía las tripas. También leo un libro de Roberto Bolaño, y en un momento hace una analogía suya con un coyote. Por otro lado, yo tenía un tema hecho, que hablaba de los perros. Ahí apareció la idea: un disco en donde cada tema hiciera una comparación entre una conducta humana con un animal. Animales, canciones cortas, y la producción de Acho Estol. Finalmente, fueron nueve canciones. Y por sugerencia de Estol, fuimos todos juntos a grabar al estudio, sin metrónomo, porque nos decía que tenía que ser en vivo, un disco rockero, que respirara, también por esa cosa medio sórdida y violenta que tiene. Lo grabamos en ION, y nos dijo de hacerlo en dos jornadas. Grabamos a mitad del año pasado”.

-Debió haber sido toda una experiencia llegar a esas dos jornadas.

-A mí me gusta poner una fecha y correr para llegar. Sin chance de modificarla. Aunque parezca mentira, nos costó. Somos siete, y reunirnos es algo muy difícil. No somos una orquesta remunerada, cada uno lo hace como una actividad extra. Por otro lado, al tener la fecha, también empieza a correr cierta tensión. Luego de grabar, Estol se ocupó de sumar todo lo demás: clarinete, tuba, trombón, voces, etc., pero a partir de lo que la banda grabó en primera instancia.

-Dejar que sea otra persona quien decida por vos, es importante.

-Cuando yo produzco, grabo cuatro o cinco veces, y me lo llevo a mi casa. Pero acá no. Si a él le parecía bien, estaba bien. Es alguien en quien tenés que confiar. Y en el caso de Acho Estol se trata de alguien muy dedicado. Le pasé todos los arreglos escritos y él respetó todo. Estamos muy contentos.

-Por otra parte, el “tango animal” dice sobre cierta vertiente tanguera, de raíz distintiva.

-En nuestra discografía hemos hecho más links a Piazzolla, tal vez con algo de Troilo y Goyeneche en algún aspecto; pero siempre de los ‘70 para acá. Ahora hicimos un link a esa época más visceral del tango, que es un poco la que ha hecho Acho Estol en su momento con La Chicana y con sus discos. La época de los tangos más carcelarios, de la época pre-piano. Más allá de que el disco tiene mucho de contrapunto, en el decir quizás haya más relación con (Edmundo) Rivero, con el tango de guitarra.

-El tango, como siempre, es la música donde recalar, ¿no?

-El tango está ahí, por más que yo quiera o no, como lo están Charly y Los Beatles. De algún modo, compartimos ese origen con el tango, aun cuando muchos de nosotros empezamos ese vínculo teniendo un poquito menos de 30. Yo no podría tocar nunca merengue, porque no tiene que ver conmigo. Pero sí el tango. Es el adn musical.