ATENCIÓN: Esta columna incluye SPOILERS sobre “Magic Man”, primer episodio de la quinta temporada de Better Call Saul.

“Segundas partes nunca son buenas”. “Los spin offs son un invento para hacer guita”.

Quien quiera un buen argumento para rebatir esas bien justificadas frases, será mejor que llame a Saul. Ahí se terminan los argumentos.

Better Call Saul volvió el lunes 24 (por Netflix y Amazon Prime), y “Magic Man” fue una nueva prueba de que Breaking Bad es una referencia, pero ya no una “serie madre” ni una instancia superior. El productor Vince Gilligan consiguió el milagro: la historia del turbio abogado de Heisenberg merecía ser contada, y el relato es tan apasionante como aquel del profesor de química devenido criminal. Esto no es El Camino, la innecesaria continuación del derrotero de Jesse Pinkman. En el cada vez más proceloso océano de series, Better Call Saul es contenido premium.

En eso tiene mucho que ver la galería de personajes, tan rica como la de BB más allá de las reapariciones. Porque no se trata solo de Jimmy McGill, interpretado de manera magistral por Bob Odenkirk; por la pantalla desfilan viejos conocidos como Gus Fring (Giancarlo Esposito), todavía lejos de tener las cosas bajo control de este lado de la frontera; Mike Ehrmantraut (Jonathan Banks), hombre de pocas palabras y acciones fuertes; Héctor Salamanca (Mark Margolis), en tránsito de capo local a la silla de ruedas y el timbre, y su psicópata sobrino Tuco y los aterradores gemelos Salamanca; y Lydia Rodarte-Quayle (Laura Fraser), que en las temporadas 3 y 4 también sirvió de link a los sucesos que vendrán. Pero también jugadores exclusivos de BCS como Kim Wexler (Rhea Seehorn); Nacho Varga (Michael Mando), siempre en el borde de ser descubierto en su doble juego; el temible Lalo Salamanca (Tony Dalton), y el hermano mayor Chuck y el soberbio Howard… Better Call Saul consiguió establecer su propio canon, su juego de personajes, su universo no exclusivamente dependiente de la primera serie.

El debut de la anteúltima temporada, además, jugó en varios frentes temporales. Lo que antes fueron apenas referencias en blanco y negro al post Breaking Bad, el abogado convertido en el encargado de la pastelería Cinnabon Gene Takavic, ahora es toda una nueva línea argumental. Los quince minutos iniciales de “Magic Man” se abocan al franco riesgo de que la tapadera de Saul caiga en pedazos, incluso con la reaparición del “aspirador” interpretado por el ya fallecido Robert Forster (a quien se dedica el episodio). Pasado y futuro se entrecruzan, y así BCS abre otro interesante aspecto en las líneas que entran y salen de Albuquerque: ¿cómo hará “Takavic” para resolver la aparición de un taxista que reconoce al estridente abogado de los cartelones callejeros?

Ese abogado es el que empieza a tomar forma definitiva en el resto del episodio. La cuarta temporada terminó con la restitución de la licencia para ejercer, pero también con el primer indicio de quiebre entre Jimmy y Kim, asombrada por el poder de manipulación de su pareja. Y ese quiebre ya luce inevitable con los sucesos del episodio uno: Jimmy es cada vez más Saul, pero esa figura hace ruido en una Wexler que –como Hank en Breaking Bad- viene a oficiar de brújula moral. Si al principio hay lógica en la explicación del cambio de nombre a caballo de que "Jimmy será siempre el hermano fracasado de Chuck McGill”, los minutos finales presentan al Dr. Goodman a todo gas, regalando celulares con su número precargado a una fauna que evidentemente los usará para cometer delitos (y luego tratar de zafar de ellos), y ofreciendo descuentos en la defensa de “ofensas no violentas”. Se acabó el Jimmy que contemplaba algunas cuestiones morales; la oficina con columnas falsas y Huell Babineaux en la puerta parece estar a la vuelta de la esquina. Y el entredicho final entre Kim y Saul con respecto a un caso, la desolación de la abogada en la escalera, parece un sello casi definitivo en el pasaporte de la pareja.

Para seguir engrosando la trama, en el campamento narco las cosas también lucen agitadas y hay tela para cortar. “Fring no es de los nuestros para genera dinero”, dice Juan Bolsa para contener a Lalo en el latente conflicto entre Gus y el capo de Juárez Don Eladio, que quienes vieron Breaking Bad saben bien de qué manera se resolverá. Mike, por otra parte, no está nada feliz con la "resolución" ordenada por Fring del problema con Werner Ziegler, el ingeniero alemán encargado del diseño y ejecución del laboratorio que terminará usando un tal Walter. Ahí, es claro, seguirá corriendo sangre.

Tras una larga espera (la anterior temporada terminó en octubre de 2018), todo indica que los diez episodios de Better Call Saul se irán como un suspiro. Pero, de acuerdo a lo visto en el debut, en el medio podrá verse la apasionante construcción de otro hito para el mundo de las series. Porque Saul está de regreso, y su tarjeta ya está dando vueltas por la ciudad. Conviene tenerla a mano.