La inflación dio un salto de 2,5 por ciento en febrero y ya se espera una suba de al menos 2 por ciento para marzo. El impacto de las tarifas de luz sería de nuevo uno de los principales impulsores de los precios minoristas este mes. Economistas consultados por este diario afirmaron que la inflación de 2017 ya se ubica en el 25 por ciento anualizada y va a llegar a diciembre más cerca del 30 que del 20 por ciento. A su vez, indicaron que puede ser otro año de caída de los salarios reales y que el gran problema es la incoherencia de la política económica. En el primer bimestre, el Indec ya acumuló una suba de precios del 3,8 por ciento y se alcanzaría al cierre del primer trimestre un alza del 6 por ciento. Para todo el año, el Gobierno sigue insistiendo en que la inflación será como máximo del 17 por ciento. En 2016 había dicho que los precios subirían al 25 pero la cifra ascendió al 40 por ciento. 

“Hay un problema de fondo que es la inconsistencia del programa económico del Gobierno. Tienen varios objetivos que son incompatibles entre sí. Aunque da la impresión que la prioridad está puesta en aumentar la luz y el gas para recomponer la rentabilidad de sectores empresarios. Eso no resulta compatible con parar la inflación ni con mejorar la competitividad externa”, mencionó a PáginaI12 el economista Ricardo Aronskind, de la Universidad Nacional de General Sarmiento. Afirmó que para los próximos meses las tensiones de precios continuarán en aumento. “Entiendo que las paritarias van a pasar por encima del tope del 18 por ciento. Esto va a generar una reacción típica del empresariado argentino, que es la remarcación importante de los precios. Además van a seguir las subas de tarifas en el caso del gas y otros ajustes en servicios y bienes. Es un combo que asegura un salto de la inflación. En 2017 vamos a cerrar de nuevo con una suba de precios acumulada muy importante”, planteó.   

Aronskind apuntó además a algunos elementos estructurales para explicar las distorsiones de precios de este año. Se trata de tensiones que van más allá de las políticas monetarias y otras propuestas que pueda tener el Gobierno para controlar los precios. “El empresariado local es remarcador independientemente de la coyuntura económica. La importación y la caída de la demanda pueden tener un efecto moderador sobre la inflación pero no siempre es una condición suficiente para frenar las subas. En 2002 subieron los precios incluso en un escenario de derrumbe de la demanda del mercado interno”, dijo. Afirmó que el cuadro de mediano plazo es muy complejo para la economía después de octubre. “Hoy tenemos un plan neoliberal sin consistencia. La nafta ahora es la misma que en los años de la convertibilidad. O sea el endeudamiento externo. Pero va todo a mucha mayor velocidad. Y no existen estrategias de crecimiento genuino”, cerró. 

En el mercado ya no quedan consultoras que le crean al Banco Central que podrá cumplir con el objetivo de precios del 17 por ciento para este año. Ecolatina, por caso, aseguró que la suba de la luz de marzo tendrá un mayor impacto para la inflación minorista en relación con el que tuvo el primer ajuste de la electricidad en febrero. Y el Gobierno insiste en que volverá a subir la electricidad en noviembre. El estudio Elypsis, de Eduardo Levy Yeyati, adelantó que este mes la inflación rondará el 2 por ciento. La Umet, que realiza una estimación de la inflación de los trabajadores, planteó que en marzo el piso de remarcaciones será del 2 por ciento.