Siete días, catorce películas y una nueva sede para la sexta edición de Espanoramas. Esos son los números puros y duros del encuentro anual con el cine español en la ciudad de Buenos Aires, que vuelve a demostrar la vitalidad y riqueza del cine contemporáneo producido en ese país. La cita será a partir de este jueves y hasta el próximo miércoles 11 en una de las salas de Cinépolis Recoleta, donde tendrán lugar la totalidad de las proyecciones y las presentaciones de los invitados especiales de esta edición. Fiel a su costumbre, Espanoramas vuelve a presentar una programación que expone temáticas y estilos muy diversos, donde no sólo conviven las ficciones y los documentales sino también el cine experimental y la animación. Para Fran Gayo, curador de la muestra desde su primera entrega, asturiano de nacimiento y porteño desde hace una década, “se trata de tomarle la temperatura al cine español, teniendo en cuenta la producción de los últimos doce meses. El concepto de heterogeneidad es esencial, aunque tal vez algunos años aparecen ejes o perfiles muy fuertes. Por ejemplo, el año pasado se presentaron muchas películas dirigidas por mujeres, varias de ellas con temática de género, pero eso no respondió a una imposición nuestra sino a la propia coyuntura del cine español, a la cual respondemos”.

“Desde luego que el festival, sí o sí, responde a ese concepto un poco resbaladizo y subjetivo, que es el de la calidad”, continúa Gayo, quien se apura en aclarar que “es un concepto sin el cual me resulta difícil comprender la idea de programación. Cuando se ha trabajado tantos años en ese terreno uno tiende a escaparle a la idea, porque parece algo caprichosa, pero al destacar una película por encima de otra se está partiendo de una percepción. En otras palabras, estamos presentando títulos de los cuales estamos absolutamente convencidos de su relevancia y pertinencia”. La apertura oficial de Espanoramas 2020 tendrá lugar este jueves a la tarde con la proyección de La hija de un ladrón, una de las revelaciones de la última edición del Festival de San Sebastián que, hasta la fecha, permanecía absolutamente inédita en nuestro país. La película, dirigida por la realizadora debutante Belén Funes, terminó llevándose no sólo el premio a Mejor Actriz para Greta Fernández en ese evento competitivo sino que, unos meses más tarde, resultó ganadora del Goya a la mejor dirección novel.

Sara vive en un barrio de las afueras de Barcelona, en un departamento cedido temporalmente por el estado. Tiene unos 21 o 22 años y acaba de ser madre hace poco tiempo, además de cuidar de un hermano pequeño con problemas emocionales. Las primeras escenas enseñan la influencia del cine de los hermanos Dardenne, pero muy pronto Funes demuestra ser dueña de un estilo propio, alejándose rápidamente del crescendo dramático ya clásico en las películas de los belgas y adoptando un tono más reflexivo, aunque no exento de algunos choques frontales entre los protagonistas. Que no son otros que Sara y su padre Manuel (el reconocido actor Eduard Fernández, padre de Greta en la vida real), un hombre que acaba de salir de la cárcel por razones que nunca quedan del todo claras para el espectador. Engañosamente sencilla en sus planteos y alcances, La hija de un ladrón es uno de los debuts más notables del cine español de los últimos años, un relato que va creciendo con el correr de los minutos y que construye en su protagonista a una auténtica heroína moderna: resistente pero no al punto del endurecimiento, dispuesta a construir (y reconstruir) su vida paso a paso, día tras día.

Otro título destacado que formó parte del Donostia Zinemaldia y que ahora se presenta en Espanoramas, La trinchera infinita deja de lado la estampa histórica que adoptan muchos films sobre la Guerra Civil Española para recrear en pantalla una mirada íntima y, a la vez, representativa de los “topos”, aquellas personas que, ante la posibilidad de ser detenidas, optaron por esconderse en sus propias casas, en refugios clandestinos construidos especialmente, pasando años e incluso décadas en un encierro autoinfligido. Dirigido por Aitor Arregui, Jon Garaño y Jose Mari Goenaga –autores de los largometrajes Loreak y Handia–, el film construye, a lo largo de dos horas y media, un relato de paranoia, miedo y claustrofobia que nunca abandona el punto de vista del protagonista. Tomado como un caso extremo, la historia recorre más de treinta años de vida bajo el franquismo, desde 1936 hasta 1969, pero con la excepción de las primeras escenas nunca va más allá de las paredes de un par de casas en un pueblo de Andalucía. Con un gran trabajo de sonido y fotografía, indispensables para transmitir las emociones, muchas veces contradictorias, que embargan a los personajes, y destacadas labores en pantalla de Antonio de la Torre y Belén Cuesta, La trinchera infinita logra –sin aparente esfuerzo– elaborar una alegoría histórica sin dejar de lado el registro realista.

La trinchera infinita

El pasado de España es también el eje de Vestigios en Super-8: una crónica amateur de los años del cambio, de Elena Oroz y Xosé Prieto, un trabajo de found footage –aunque sin alteración de la imagen o el sonido del material original– que recopila y ordena una serie de filmaciones en Super-8, registradas de forma particular entre los años 1976 y 1979 en distintas regiones de la geografía española. De esa manera, y a lo largo de sesenta minutos, la pantalla alterna escenas navideñas, en las cuales un niño pequeño abre sus regalos, con la represión policial a un grupo de manifestantes, enfrentados a la concesión de un espacio comunal a una empresa privada. Desfiles de tractores, un homenaje a los fusilados durante el franquismo, el entierro de Serafín Holgado de Antonio –asesinado por matarifes de ultraderecha–, un concierto en Zaragoza con aires de libertad y las calles de Cádiz tapizadas con boletas eleccionarias, por primera vez en décadas, son algunas de las imágenes que forman parte de este notable proyecto semi experimental que permite apreciar, sin explicaciones redundantes, los enormes cambios políticos y sociales que ocurrían en un país que cruzaba el umbral hacia una democracia todavía titubeante. Vestigios en Super-8 se exhibirá en un doble programa junto a Diarios del exilio, de Irene Gutiérrez Torres, mediometraje también conformado por registros amateurs en formato fílmico, aunque en ese caso la totalidad de las imágenes y sonidos fueron obtenidas a lo largo de cuarenta años por exiliados del régimen de Franco.

En el presente más inmediato transcurre el documental (¡con vaya uno a saber cuántas pizcas de ficción!) Vosotros sois mi película, del catalán Carlo Padial, cuya historia debe ser correctamente contextualizada. Hace dos años, en el marco del Festival de Cine de Sitges, el famoso youtuber español Ismael Prego –más conocido como Wismichu– presentó al público su primer esfuerzo como realizador de largometrajes. Claro que la película en cuestión, titulada “Bocadillo”, no era tal, sino una misma escena repetida en bucle, aunque con ligeras variaciones, durante ochenta minutos. El escándalo –que alguien llegó a comparar con el mingitorio de Duchamp– tuvo su envergadura y fue cubierto por los medios de comunicación tradicionales, tanto gráficos como televisivos. El film de Padial comienza semanas antes del hecho en cuestión y acompaña a Wismichu y a su equipo de colaboradores durante la preparación de la provocación/chanza/fiasco: la difusión de una gacetilla de prensa, la realización de un trailer con escenas que no formarían parte del producto final, el encuentro con decenas de periodistas dispuestos a entrevistar al cineasta en ciernes e incluso una cita con una distribuidora de cine. Si algo logra Vosotros sois mi película es poner en tensión –con humor y sin gravedades innecesarias– algunas de las contradicciones inherentes al consumo de productos audiovisuales en la era digital. Carlo Padial, otro de los invitados de Espanoramas 2020, estará presente en las proyecciones de la película.

Exhibida en el Festival de Mar del Plata en noviembre pasado como parte de su Competencia Internacional, el quinto largometraje de Jonás Trueba (La reconquista, Los exiliados románticos) lo encuentra afinando aún más su mirada sobre personajes jóvenes al borde de un cambio en sus existencias. En esta ocasión, con una importante novedad: por primera vez, la protagonista excluyente es una mujer. En La virgen de agosto Eva (la actriz Itsaso Arana, notable) es una madrileña de 33 años que no parece demasiado segura de los pasos a seguir en su vida. Encuentros, visitas a museos, caminatas por una ciudad invadida por turistas, nuevas y viejas amistades; elementos que le sirven a Trueba para configurar un relato con dejos rohmerianos donde las conversaciones cotidianas y los actos aparentemente más banales terminan dando como resultado una película tan profunda como sensible. Tal vez La virgen de agosto sea su mejor creación (la más compleja y bella) a la fecha. 

La virgen de agosto

El resto de la programación (ver recuadro) se completa, entre otros, con títulos como la comedia en episodios 7 razones para huir, rotulada en alguna reseña como los Relatos salvajes españoles (estará de visita en Buenos Aires Esteve Soler, codirector y guionista), el gran largometraje de animación Buñuel en el laberinto de las tortugas, de Salvador Simó Busom, que recrea el rodaje de Las Hurdes y detalla la compleja relación entre Luis Buñuel y su amigo, el escultor (e improvisado productor) Ramón Acín, y el último film del franco-gallego Óliver Laxe, Lo que arde, una de las películas españolas reconocidas por la crítica de cine más rigurosa durante la temporada 2019.

7 razones para huir

Programación completa

 

7 razones para huir, de David Torras Ribera, Esteve Soler Miralles y Gerard Quinto Freixanet.

Buñuel en el laberinto de las tortugas, de Salvador Simó Busom.

Els dies que vindran (Los días que vendrán), de Carlos Marques-Marcet.

El viaje de Marta (Staff Only), de Neus Ballús.

La hija de un ladrón, de Belén Funes.

La trinchera infinita, de Aitor Arregi, Jon Garaño y Jose Mari Goenaga.

La virgen de agosto, de Jonás Trueba.

Lo que arde, de Oliver Laxe.

Oscuro y lucientes, de Samuel Alarcón.

Vestigios en Super-8: una crónica amateur de los años del cambio, de Elena Oroz y Xosé Prieto.

Diarios del exilio, de Irene Gutiérrez Torres.

Vosotros sois mi película, de Carlo Padial.

Varados, de Helena Taberna.

Young & Beautiful, de Marina Lameiro.

 

Días y horarios en el sitio web http://www.cceba.org.ar/cine/espanoramas-2020