Es jueves por la tarde. Una buena cantidad de jóvenes menores de 30 años de barrio San Benito y alrededores, con el teléfono en la mano, escuchan y participan atentamente de un juego de preguntas y respuestas que los interpela directamente.

"¿Qué edades abarca la juventud según la ONU?", pregunta un coordinador /animador a los miembros de un nutrido público juvenil, que debe responder en lapso perentorio con sus celulares y las opciones aparecen marcadas en una pantalla led gigante.

"¿Cuántos jóvenes de 16 a 29 años hay en Salta? ", indaga después el impetuoso conductor /moderador parado en medio de uno de los salones del DIAT (Dispositivo Integral de Abordaje Territorial) de barrio San Benito, en la zona sudeste.

"¿Cuánto es la tasa de desocupación de jóvenes en Salta?", inquiere de nuevo con vehemencia y gestos enérgicos. Las opciones para esa consulta son: el triple, el doble o un tercio de la tasa de desocupación de los adultos. Resultado: el triple que los adultos.

El animador dispara de nuevo: "El 20% de los jóvenes tiene el secundario incompleto y, según el SEDRONAR, el 12% admite el consumo frecuente de sustancias psicoactivas”.

El encuentro empezó unos minutos después de las 15. Es una tarde de siesta calurosa, pero el salón del DIAT tiene aire acondicionado, en un costado hay un mesa con medialunas, tortillas, caramelos y varios packs de agua mineral, que se consumen rápido.

Los DIAT, vienen de una larga historia de siglas, de los denominó primero CEPLA, luego CET, después PEC. Fueron construidos por el gobierno nacional a través de la SEDRONAR, la secretaría que coordina las políticas nacionales de lucha contra las adicciones, como parte de las políticas públicas destinadas a contener y recuperar adictos.

Tantas variantes y modificaciones generaron abandono de esos edificios y el de barrio San Benito fue recuperado hace poco.

A una orden los jóvenes se paran, caminan y se entrecruzan. Con otra orden se agrupan, hasta que se forman varios grupos de siete miembros cada uno, algunos se ponen en el suelo, otros en sillas, se les distribuyen consignas para discutir y todos tienen un coordinador.

Los jóvenes trabajan, ayudan, son voluntarios y tienen actividades en organizaciones no gubernamentales que atienden situaciones derivadas de violencia intrafamiliar, embarazo adolescente, adicciones, discriminación.

Las consignas tienen planteos en torno a ejes de temas como empleo, situación en los barrios y participación juvenil.

Aparece el papel afiche, los marcadores y la indicación de los minutos que cada grupo tiene para discutir las variantes del tema que le asignaron.

Es dificultoso escuchar a todos los grupos en simultáneo, pero el de empleo es particularmente intenso. La queja es la precariedad de los trabajos disponibles, los prejuicios que enfrentan los jóvenes al momento de postular a un puesto de trabajo y esencialmente la formación para el empleo.

“No vivimos en la época en que el Estado es todo y obviamente que una política pública no se puede construir en una hora y media pero podemos ayudar mucho”, dijo el coordinar del espacio, al cerrar el tiempo de discusión.

Cuando los grupos comenzaban a exponer sus conclusiones a través de representaciones teatrales, llego la intendenta Bettina Romero.

Saludó, observó con atención a los “actores”, dijo identificarse mucho con “tejiendo sueños”, uno de los slogans que apareció, asintió con gestos y después habló.

Recordó que ese espacio público “no tenía vida” y que ahora estaba disponible para los jóvenes. Dijo además que de “estos encuentros debe salir una agenda llena de actividades de lunes a lunes”, y advirtió que “la ciudad inclusiva no se puede hacer sola, ni desde el Centro Cívico Municipal, la vamos a hacer desde acá”.

El mecanismo, que la Municipalidad denomina Workshop de Juventudes, no deja de ser novedoso por la participación. La actividad incipiente aún, no puede medirse en resultados concretos y tiene como finalidad que los jóvenes propongan políticas públicas, mientras la gestión comunal fortalece la tarea de las organizaciones juveniles.

Como el propio esquema expone a partir de disparadores con cifras, hay muchas variables a corregir para incluir a la franja joven en sus expectativas de realización y exceden largamente una simple agenda de ocupación social con clases de zumba o talleres de diverso tipo.