La gran paradoja de San Lorenzo: sus más de 50.000 habitantes viven junto al río Paraná, pero el agua que consumen no proviene de allí sino de perforaciones subterráneas. Así desde siempre. Además, este verano lo atraviesan a canilla seca. Hace un par de semanas que el servicio de Aguas Santafesinas desmejoró y toda la ciudad soporta jornadas con una escuálida presión de redes que al abrir el grifo se expresa en la nada misma, en un goteo, o en un delgado hilo de agua en el mejor de los casos. La empresa prestadora responsabiliza a la Empresa Provincial de la Energía por una serie de apagones que atentaron contra la distribucón del agua. La versión del órgano regulador, el Enress, va en el mismo sentido.

En la Ciudad Histórica ha sido un muy mal comienzo de año: al impacto socioeconómico y laboral que supone el default de Vicentín se suma la falta de agua en buena parte del municipio. El problema ya no es novedad y sus vecinos lo comentan entre la resignación y el hastío. "Hace una semana que estamos sin agua, y recién hoy subió algo al tanque. Estuvimos trayendo agua desde una canilla de afuera para el baño. Es una vergüenza: estamos a sólo cinco cuadras del Campo de la Gloria", protestó Fernando Gómez, vecino de San Carlos y Alem, en el centro sanlorencino.

El Concejo local intervino en el asunto al aprobar dos proyectos de resolución que interpelan a quienes detentan la responsabilidad por lo que padece la ciudadanía: Aguas Santafesinas SA (Assa) y el Ente Regulador de Servicios Sanitarios (Enress), organismo contralor de la prestataria estatal.

Por iniciativa del edil Marcelo Remondino, ese parlamento aprobó sendas resoluciones que exigen un informe de situación por parte de la empresa, explicaciones sobre la carencia de presión en la red, el plan de contingencia en caso de que exista, un inventario de las estaciones de bombeo en la ciudad, los reclamos de usuarios, mediciones de presión desde 2016 y qué plan de inversiones, si lo hay.

Los reclamos llevaron al Enress a fijar atención en el servicio en esa ciudad y comprobar de manera oficial la escasa presión de agua. Según Remondino, este déficit afecta al 80 por ciento de la ciudad, que se abastece del vital recurso por medio de 22 pozos divididos en dos campos de bombeo en las afueras.

"¿Cuál es la función del Enress? No nos hablen del acueducto porque eso va a estar mañana, y acá necesitamos el agua hoy. Y Assa le echa la culpa a la EPE, y la EPE dice que eso es una excusa", desdeñó el concejal al ser consultado por Rosario/12.

"No me vengan con que en el verano no hay agua, estamos al lado del río. En San Lorenzo no hay agua ni en verano ni en invierno. Son las cañerías obsoletas de la vieja Dipos. La resolución reclama que el Enress actúe de oficio, porque hasta ahora en el directorio miran para otro lado", cargó el concejal.

En redes sociales se acumulan mensajes de usuarios, videos de grifos de cocina que no sueltan ni una gota, amas de casa que muestran el agua que atesoran para cocinar, el balde junto al inodoro, la ducha que enmudeció y obliga a bañarse con un fuentón, como antaño.

En San Lorenzo, entonces, se tornó habitual y generalizado que una familia compre e instale una bomba domiciliaria para succionar el agua de la red para uso propio. Los vecinos consultados por este diario expresaron su contrariedad por afrontar ese gasto extra y lo justifican como la forma más inmediata de procurarse el líquido fundamental.

Entre la compra del artefacto y la mano de obra para su instalación, en cada hogar se desembolsan hoy unos 6000 pesos. La prestadora del servicio combate esa forma de solucionar la baja presión, debido a que su proliferación transforma la red domiciliaria en un escenario de disputa por el agua en el que el vecino que no tiene bomba termina más perjudicado que el que sí la tiene.

"Yo no quiero gastar en una bomba, porque pago un servicio y no me lo brindan. Mi señora tiene una discapacidad, necesitamos el agua sí o sí. Eso sí, primero pagar después quejarse. Hace ocho meses que tenemos el medidor, pagábamos fortunas, ahora pagamos lo que consumimos, pero hace una semana que no consumimos porque no tenemos nada de agua", reflejó Fernández.

En el centro, a metros de la principal avenida San Martín, Rubén Calvagna la pasa realmente mal. Hace 15 días fue sometido a una cirugía de columna vertebral, por lo que higienizarse correctamente es primordial en su caso. "Pero tengo que hacerlo con un balde, juntando gota por gota, es inhumano. Acá cambiaron un caño viejo, que era de plomo, imaginate la antigüedad. Pero el problema siguió, y cada vez hay más edificios y la cosa se pone peor. Tuve que pedir plata prestada para poner una bomba, porque no puedo estar sin agua", contó el hombre con suma preocupación.

Assa y Enress 

El gerente de Relaciones Institucionales de Assa, Guillermo Lanfranco, atribuyó la situación de los últimos días "a la ola de calor, con el mes más seco de los últimos 50 años". Con ello, la demanda se mantuvo in crescendo y la posibilidad del recurso es limitada según la explotación de los 20 pozos en servicio. Contra lo que dicen los usuarios, Lanfranco afirmó que el sistema entrega a la red un caudal como para unos 500 litros por habitante por día.

El otro factor mencionado por el portavoz de Assa son los cortes de energía eléctrica. Apagones que afectaron a todos los pozos operativos, "de una o dos horas, dos o tres cortes por semana, y al pararse la producción las redes se vacían y con la alta demanda que hay es muy difícil recuperar la red, lleva un día o más", argumentó Lanfranco.

"La solución definitiva será el acueducto San Lorenzo", dijo el funcionario. Es un ducto en construcción, tendrá 11 kilómetros entre la ciudad y Capitán Bermúdez, donde tomará el agua potable que produce la planta Gran Rosario, en Granadero Baigorria. Esa obra mejorará el servicio en cantidad y calidad de agua, pero estaría en servicio en 2021.

Preguntado sobre los motivos que llevaron a esta situación crítica, Lanfranco dijo que "se retomará la tarea de gestionar con la EPE una solución", algo que en los últimos años no se coordinó. "No se trabajó con la EPE para ver qué pasaba con la prestación del servicio eléctrico en los campos de bombeo, porque si hubiera un suministro constante la producción no se detiene y las redes no se deprimen, o sea, no se corta el agua. Ahora que sí ambas empresas están bajo la órbita del mismo ministerio tratamos de verlo junto con la EPE", dijo. 

En cuanto a la falta de inversión en infraestructura de redes que señaló el concejal Remondino, el vocero de Assa explicó que en San Lorenzo se priorizó invertir en la renovación de la red cloacal, porque era más urgente. 

La presidenta del Enress, Anahí Rodríguez, explicó que el organismo le requirió a Assa las explicaciones del caso ante los reclamos recibidos en los últimos días. "El viernes 6 estuvimos allí y constatamos los problemas de presión", confirmó. Pero la funcionaria reparó en factores que incidieron en la caída del servicio público de agua potable: en sintonía con la explicación de la empresa, Rodríguez apuntó los apagones de la EPE y la ola de calor.