Desde París. El coronavirus es más que un virus: precipita su infección en las bolsas del mundo, mata y enferma y conduce a los responsables políticos a tomar decisiones que atañen a toda la sociedad. En el mismo día en que la bolsa de París sufría la caída más abismal de su historia, 12,28 por ciento, el presidente francés, Emmanuel Macron, se dirigió por primera vez al país para anunciar que Francia ingresaba en una fase más dura de la contención del coronavirus. Ya no se trata de “clusters” o zonas limitadas de expansión bajo cuarentena sino de una propagación alarmante que exige medidas como el cierre de todos los establecimientos escolares, jardínes de infantes, bachilleratos, universidades, así como un pedido para que la gente “limite los desplazamientos a lo estricto necesario” y otro dirigido a las empresas para que “permitan que sus empleados trabajen a distancia”. El coronavirus ya provocó en Francia 61 muertos, 13 en las últimas horas, a los que se suman 600 nuevos casos de contaminación (129 en reanimación) para un total de 2. 876 personas afectadas. Los servicios hospitalarios han constatado que la progresión del virus en Francia es similar a la de Italia con nueve días de diferencia. El presidente francés reconoció que “esta epidemia es la crisis sanitaria más grave que haya conocido Francia desde hace un siglo”.

El jefe del Estado mantuvo vigente la primera vuelta de las elecciones municipales que se celebran este sábado. El mandatario aclaró que luego de haber consultado con los científicos,” nada se opone a garantizar la continuidad de nuestra vida democrática y de nuestras instituciones”. El virus ha dado sin embargo un golpe fuerte a muchos sectores. La emergencia no es sólo sanitaria sino también económica. Por ello Emmanuel Macron amplió el abanico de medidas a los sectores que quedaron vulnerables y prometió que no se dejaría “que una crisis económica y financiera se propague”. El responsable francés se comprometió a que “se haría todo lo necesario para proteger a los empleados y a las empresas, cueste lo que cueste”. En ese contexto adelantó que se activará “un mecanismo excepcional y masivo de desempleo parcial” mediante el cual “el Estado se hará cargo de las indemnizaciones de los empleados que se ven obligados a permanecer en sus casas”.

La lectura de estas disposiciones es la que se viene anticipando desde hace varios días: Francia se mueve en función de como se despliega el coronavirus y trata, sobre todo, de impedir una avalancha en los hospitales. Como muchos de los países de la Unión Europea Francia ingresó en una zona de excepción donde, justamente, brilla como una ausencia la falta absoluta de una coordinación europea. Cada país ha ido por su lado, sin pactar siquiera una comunicación global que apacigüe las inevitables ansiedades. La inacción actual remite a lo que ocurrió con la crisis financiera de 2008 y la posterior recaída de 2011: acciones tímidas o desacertadas, decisiones tardías, errores de cálculo y una descoordinación total. Luego de una reunión europea a través de teleconferencia celebrada el martes, se concretó un paquete de inversiones de 7. 500 millones de euros, la cifra podría llegar hasta 25 mil millones. Pero ese dinero ya figuraba en el presupuesto y no se ideó en función de la crisis sanitaria y económica sino como un mero cortafuegos sin potencia. Mientras el virus se arraiga en las sociedades, la Unión Europea se desarraiga de su misión. En su alocución de este jueves, Emmanuel Macron declaró que era necesario “evitar el repliegue nacionalista, este virus no tiene pasaporte”. Con ello respondía a una inquietud y a una demanda de ciertos actores políticos que exigen desde ahora que se cierren las fronteras. El presidente aclaró en todo caso que esa eventualidad debería decidirse “a escala europea”. Los 28 tampoco están de acuerdo entre ellos con una medida semejante. Hace unos días, cuando Eslovenia optó por cerrar sus fronteras con Italia, Emmanuel Macron dijo que se trataba de “una mala decisión”. Francia aún no decretó el paso a la fase tres de lucha contra el coronavirus. Sin embargo, se espera que esta nueva fortaleza se instale en los próximos días, tal vez luego de la primera vuelta de las elecciones municipales y según las mutaciones geográficas de la infección. La aparición de Emmanuel Macron en primera línea parece ser apenas el primer episodio de una larga batalla.