En la misma semana en que Ignacio "Ojitos" Actis Caporale salió públicamente a acusar al ex jefe antinarcóticos Alejandro Druetta por ser su jefe en una banda narco, el fiscal federal de juicio Federico Reynares Solari confió que piensa pedir la unificación de los dos expedientes: uno en el que Ojitos está ubicado como jefe de una asociación ilícita que tiene fecha de debate para el mes de mayo y el restante, donde ese rol lo ocupa el propio Druetta. Lo único que falta por el momento es que el juez federal Marcelo Bailaque eleve esta causa a juicio, un trámite que se ha tornado más que moroso, y que en los pasillos de los tribunales federales se asocia más al poco apego laboral que a la complicidad judicial. 

"Habría que estudiar los elementos de prueba pero no sería desdeñable unificar las dos causas", dijo el fiscal federal Reynares Solari a este cronista. "Realmente, escuché su entrevista completa con Actis Caporale y sería razonable unificar las dos causas", destacó el fiscal. Es que Ignacio Actis Caporale, detenido en la cárcel de Ezeiza tras ser procesado como líder de una asociación ilícita dedicada a la venta de estupefacientes, fue entrevistado en LT8, donde la emprendió contra Alejandro Druetta, ex jefe antidrogas de Santa Fe. Ojitos –su célebre seudónimo- aseguró que su grupo "trabajaba para Druetta", a quien calificó como "el jefe de la banda".

En su relato desde la cárcel, Actis Caporale narró la versión de su historia: en 2007, Druetta lo detuvo junto a sus amigos en la Plaza Pringles. Dijo que le plantó “drogas” pero el procedimiento fue anulado y fueron liberados. Sin embargo, un mes después el jefe policial lo fue a buscar a su casa de barrio Acindar con la supuesta orden de trabajar para él: "Druetta nos daba la droga y nos decía a quién venderle, y nos pedía información porque sus jefes les pedían operativos para estadísticas, así que como éramos un grupo de amigos que consumíamos, decidimos hacerlo. Le pasábamos datos de la gente que vendía, y él los detenía pero hubo casos en los que se detuvo a gente que no tenía nada que ver, a las que han ensuciado, poniéndoles drogas cuando no tenían nada que ver”.

"Druetta nos daba la droga y nos decía a quién venderle, y nos pedía información porque sus jefes les pedían operativos para estadísticas". Ojitos

Sigue su relato radial: “Ellos usaban la Brigada de Drogas Peligrosas para eliminar a la competencia, manejar el negocio de estupefacientes, si tenían diferencias con una persona, ellos mismos tomaban venganza y hacían procedimientos".

Ojitos  recordó a LT8: “Le pagué a Druetta hasta 2013 para que no me buscara, porque en 2012 me dictaron la captura. Desde entonces me allanó mi casa diciendo que podía haber drogas, se ensañó conmigo porque era la única manera de limpiarse".

Con respecto a su detención, dijo que un policía le avisó que se bajara del avión que lo traía desde Colombia de regreso a la Argentina porque lo iban a detener. "Me había ido a Colombia de viaje, cuando me avisaron me estaban allanando, y el avión tenía una escala en Lima. Nosotros teníamos una flota de aparatos Nextel mexicanos que no se podían intervenir en Argentina. Pero después mi abogado me aconsejó regresar y lo hice volando a Chile, de allí a Montevideo e ingresé vía Gualeguaychú sin problemas porque los avisos de detención se demoran más en pasos terrestres que en aeropuertos".

El dealer destacó el rol jugado por el fiscal federal Claudio Kishimoto al profundizar la investigación de su causa junto con la Procuraduría contra la Narcocriminalidad (Procunar). Ojitos dio además elementos para ubicarlo a Druetta en el extremo de la pirámide de la organización.

El ex jefe antinarcóticos fue beneficiado con la prisión domiciliaria, a la espera de un juicio donde es considerado el líder de una asociación ilícita, una causa similar por la que va a ser juzgado también Ojitos. 

Sin dudas, el devenir de ambos expedientes será crucial para el futuro de ambos encartados, por eso vale la pena analizar que dice la causa en la que Druetta tendra que rendir cuentas. Druetta tenía un método para sumar ascensos en su carrera, y a la vez lograba el manejo de fondos provenientes del narcotráfico. A modo de ejemplo vale rescatar algunos casos de detenciones de Druetta con modos ilegales: la causa contra Pablo Andrés Castelau la inició en mayo de 2008 la Brigada de Druetta, junto a Juan Delmastro, a partir de la sospecha sobre una persona a bordo de un Fiat Siena, a quien procedieron a interceptar. El "testigo arrepentido" que declaró en la causa contó que "Druetta dijo que su jefe le estaba pidiendo laburo, y necesitaba hacer un procedimiento. Fue ahí que el declarante se enteró que iba a haber una fiesta electrónica y un chico iba a venir de Buenos Aires con droga. Le dieron el dato a Druetta, y el sujeto fue detenido en calle Mitre y Uriburu con Ketamina y éxtasis…". La causa quedó en la nada porque al momento de analizar los hechos, los integrantes de la Cámara Nacional de Casación Penal -actual Cámara Federal de Casación Penal- declararon la nulidad del procedimiento por falta de motivación. Es que en la desesperación porque el joven que iba a ser "entregado" no llegaba, Delmastro lo hizo llamar desde su teléfono. Y así se ganó una causa por falso testimonio. Con las mismas pruebas el Tribunal Oral Federal Nº 1 de Rosario -conformado por Laura Inés Cosidoy, Otmar Paulucci y Ricardo Vázquez- había condenado al joven a cinco años de prisión. El muchacho sin embargo purgó dos años y ocho meses de prisión efectiva en la cárcel de Ezeiza por otra irregularidad: no habérsele aplicado el beneficio de la reducción de pena por colaborar con información.

En mayo de 2011 el dictamen superior ordenó su liberación y repitió la orden de investigar al sargento Juan Ángel Delmastro por la sugestiva comunicación, quien ya había sido denunciado en el juicio oral por la fiscal federal Mabel Colalongo. El tema de fondo es la discrecionalidad con la que la policía señala a quienes detiene, impulsada por resortes poco claros, que divide entre amigos y enemigos, según el célebre narco Jorge Haldford denunció en su juicio.

“Resultaría arbitrario si se atribuye el origen de su procedimiento a una mera percepción". Juez Mariano González Palazzo

En su voto, el juez Mariano González Palazzo indicó que “resultaría arbitrario si se atribuye el origen de su procedimiento a una mera percepción que si bien puede hallar base en el profesionalismo del preventor, conllevaría a una forzada justificación del manido ‘olfato policial’ cuando de sus declaraciones nada justifica su debida intromisión. No puede sostenerse que la sola mención de ‘actitud sospechosa, nerviosismo’ o ‘evasivas’ con la que generalmente la policía justifica su intervención podría haber autorizado el procedimiento sin dar lugar a ulteriores impugnaciones”, publicó Rosario/12.

Otra causa, la de Jerónimo Zabala Salinas se inició en noviembre de 2008 cuando lo detiene en un minimarket de Moreno y Whellright. El arrepentido contó que "Druetta le aumentó la cuota y le dijo que estaban buscando a uno de la barra de Newell´s, que le decían Jero. Le dijo que si lo encontraban les 'bonificaba dos meses de la cuota mensual'. Un amigo del declarante que lo conocía, lo vio en el Parque España, y lo llamó a Druetta. Se armó un gran operativo, le plantaron 'cocaína' en la calle y le allanaron la casa, donde encontraron marihuana..."A Salinas lo agarraron con bastante cocaína, pero que no era de él, eso era imposible porque él no consumía. Aparte por cómo estaba vestido, era imposible que tenga esa cantidad de droga, tenía una bermuda, una musculosa y unas zapatillas 'Lacoste'. Ellos los apretaban para hacer las cosas y el declarante les decía cómo hacer los procedimientos 'truchos'", reza el expediente.

Después de ese operativo fueron los traslados, Juan" Tiburón" Delmastro se fue a Inteligencia de calle La Paz, y Druetta se fue como titular de Drogas de Villa Constitución". Zabala Salinas fue condenado a la pena de cuatro años de año de prisión.

Otro expediente, el de Patricio Ferrecio se inició en abril de 2009 como consecuencia su detencion en Oroño y Whellright, con 300 pastillas de éxtasis (MDMA) y 222 troqueles de LSD. La llamada inical la hizo el entonces Jefe de la División Inteligencia Zona Sur Gustavo Spoletti, quien avisó que "una llamada anónima dio cuenta de un masculino que ofrecía pastillas de éxtasis".

El "arrepentido" precisó que "hizo el contacto con una persona para traer pastillas a Rosario; le dijo que le iba a comprar, y que se lo traiga a Rosario que lo iba a esperar en un banco por calle Oroño. Por lo tanto le entregó el dato a la Policía, y se hizo un operativo por calle Oroño, donde le secuestran a un hombre aproximadamente 1000 pastillas de éxtasis, recuerdo que se llamaba Patricio y era de Hurlingham; el procedimiento lo hace Inteligencia de calle La Paz...". En septiembre de 2014 en un juicio abreviado, se condenó a Ferrecio a la pena de tres (3) años de prisión por considerarlo autor del delito de tenencia de estupefacientes.

Justamente varios a estos procedimientos hizo referencia también Ojitos Actis  Caporale en la misma entrevista radial en esta semana. Es decir, son más que sospechas. El caso Castellau terminó en un verdadero "caso testigo" que mostraba la forma en que trabajaba Druetta. Y es el trago más dificil de digerir en este juico que se aproxima.