Cuando la OMS dijo que ya se estaba en condiciones de hablar de “pandemia” y el presidente del país, Alberto Fernández, presentó el decreto que establecía un estricto protocolo precautorio, la conciencia preventiva de los argentinos sobre el coronavirus subió una intensidad más. Y los cuidados, así como las suspensiones, empezaron a aparecer también en el universo deportivo. Lo cierto es que, más allá de los grandes sucesos como las Eliminatorias Sudamericanas o los partidos de la Copa Libertadores, el deporte en sus escalas más cotidianas también empezó a sentir el impacto de las medidas para mitigar el efecto del coronavirus. Muchos clubes de barrio decidieron tomar precauciones adicionales en su vida diaria y otros, incluso, prefirieron cerrar sus puertas para evitar jornadas deportivas superpobladas de adultos y niñes, tan habituales en sus instalaciones.

Estrella del Sud, club de Wilde que este año cumplirá 85 años, es uno de los que decidió suspender sus actividades. "Desde el día 12 de marzo del 2020 informamos que tanto las áreas deportivas como la comisión directiva decidieron suspender los entrenamientos y partidos a raíz de los acontecimientos de público conocimiento. Hasta nuevo aviso. Muchas gracias”, dice el cartelito que, pegado con cinta adhesiva en uno de los rincones de la entidad, le avisa a sus socias y socios del parate de la actividad.

El cartel que avisa de la suspensión de actividades en la puerta de Estrella del Sud.

Los delegados de los tres deportes que ofrece el club (fútbol, básquet y voley) recibieron el jueves a la tarde un mensaje de la Municipalidad de Avellaneda, que empezó a circular por Whatsapp, que comunicaba la suspensión de eventos municipales oficiales de carácter deportivo y cultural, y toda actividad pública oficial en sí. El mensaje los motivó a debatir sobre qué hacer en Estrella del Sud y, luego de ponerse de acuerdo junto a los directivos, el presidente Alceo Dapena fue quien estableció la suspensión preventiva. La decisión, además, estuvo motivada porque actualmente no hay competencias oficiales que involucran a equipos representativos del club: este fin de semana arrancaban los torneos de fútbol de F.A.D.I. Avellaneda y la propia federación anunció la suspensión del inicio del campeonato.

“No nos costó mucho la decisión de suspender, nos costó ponernos de acuerdo respecto a cómo lo llevábamos a cabo e informábamos para que la gente no entrara en pánico ni pensara que era porque había alguien infectado en el club. Creo que, como era algo que priorizaba la salud de todos, fluyó rápido. El nuestro es un club de muchos años y mucha gente mayor participa de su vida diaria, y el riesgo está ahí porque el virus ataca más a los grandes. Pensamos en todos, en chicos y grandes. Muchos abuelos y abuelas juegan a las cartas y se suman a bingos, bailes y festejos que hacemos en el club. Tampoco se va a hacer nada de eso. Teníamos programado un bingo para recaudar fondos para el equipo de nenas de básquet, que iba a ser el próximo feriado, y ya lo suspendimos”, le explica a Página/12 Diego Griotti, delegado del área de básquet de la institución.

Uno de los temores, en el caso de estas queridas instituciones barriales de dedicada labor social, podría ser cómo el parate los impactaría respecto de su situación económica, esa que a muchos clubes los tuvo a punto de desaparecer con los ajustes de los últimos cuatro años. Griotti, en ese sentido, está seguro de que los y las socias del club (que son cerca de 600) acompañarán la medida y también al club, aportando su cuota social.

“Estrella del Sud es un club de barrio con una cuota social muy baja. En este momento, igualmente, lo que nos interesa no es lo económico. No importa lo que pase. Nosotros, como institución, también nos anotamos en un torneo metropolitano para el que pagamos mucho dinero de inscripción y es uno de los que no tenemos claro si va a empezar o no… Por suerte, el 99.9% de socios son personas con sentido común. Yo manejo el grupo de básquet y a todos les pareció perfecta la decisión de suspender las actividades. Estoy segurísimo de que van a pagar la cuota, por cómo se maneja el club y porque es muy accesible”, explica.

Sol de Oro es un club de Villa Domínico, que ofrece fútbol femenino (infantil y senior), futsal (infantil y senior), patín, básquet y handball, y que este viernes a la noche tuvo una reunión de comisión directiva para votar la suspensión de todas las actividades que realiza el club "por prevención” y para cuidar a sus socixs. La idea también la motivó la decisión de la liga de fútbol infantil de suspender el inicio de la competencia. 

“A mí me gustaría que el club esté cerrado -cuenta el presidente Sebastián Duarte-. Obvio que nos trae perjuicios económicos, un montón. Encima nosotros nos estamos activando recién ahora, empezamos con 15 socios y ahora tenemos 200. Y todo es a pulmón, no tenemos ningún subsidio de la municipalidad. La gente no va a querer pagar la cuota social de este mes, pero yo priorizo la salud y la seguridad de todos. Prefiero dejar de facturar marzo en lo social y estar tranquilo: de parte nuestra hicimos lo mejor que pudimos. No voy a poner en juego la salud de nuestros chicos por plata. El que quiera aportar la cuota, que la aporte, y el que no quiera, está en todo su derecho".

Lo único que seguirá funcionando es el alquiler nocturno de canchas y el buffet, ya que son parte de una concesión externa. Así y todo, las condiciones para que eso siga funcionando implican el cumplimiento de estrictas normas higiénicas (los baños se desinfectarán cada 30 y 60 minutos, según el nivel de actividad) y, desde ya, aseguran que el club cerrará por completo durante 72 horas antes de reanudar todas sus actividades normalmente, cuando finalice esta pausa precautoria.

El parate llega en un momento especial para el Sol de Oro: el lunes habían inaugurado la nueva instalación eléctrica de una de sus dos canchas (luego de un cortocircuito que la dejó inhabilitada de noche por dos semanas) y estos días los encontraban haciendo cuentas para conseguir un mejor seguro, que cubriera a cualquier niñe en su rehabilitación post traumatismo. “Somos uno de los pocos clubes de F. A. D. I. que está asegurado. Empezamos con un seguro básico y ahora queremos extenderlo porque hay chicos que no tienen obra social y, en esos casos, ¿cómo hacen la rehabilitación? No tienen kinesiólogo ni aparatología para hacerlo. Por eso estamos intentando conseguir un seguro algo más caro, para quienes no se lo pueden cubrir. Estamos tratando de hacer cosas, pero ahora no vamos a poder hacer nada... Con la suspensión, lo que tratamos de hacer es prevenir. Vamos a tratar de no cometer errores, pero para todos es algo nuevo lo que está pasando”, explica, con cuidado, el presidente de un club que, en sus días de partido, suele reunir hasta 500 personas.

Las últimas palabras de Duarte son bien precisas: en estos días de novedad que trae el coronavirus, es importante intentar atajar los equívocos. Otros clubes, que siguen con sus puertas abiertas, se acercan a sus socios vía redes sociales para recordarles medidas de prevención y establecer nuevos hábitos en las jornadas deportivas. América del Sud, de Parque Avellaneda, anuncia en un comunicado que, siguiendo las disposiciones de AFA, no habrá público permitido en los partidos de futsal de Primera, mientras que establece que, en los encuentros de divisiones inferiores, se autoriza sólo a un acompañante adulto por niñx, quien deberá abandonar el estadio ni bien termine el juego.

Club Social y Deportivo Pinocho, del barrio porteño de Villa Urquiza, también les acerca a sus socios las nuevas reglas para cuidarse entre todos y todas: a las recomendaciones ya conocidas (lavarse regularmente las manos con agua y jabón, estornudar y toser en el pliegue del codo y evitar tocarse la cara), se agrega el no tomar agua directamente de las canillas del club y se explica que ya no habrá más vasos descartables en las instalaciones, para que nadie utilice por error el de otro. En este contexto de coronavirus, nadie quiere ser un improvisado. Y mucho menos los clubes de barrio, que históricamente cuidan del bienestar de miles de niñes y que están acostumbrados a pensar en el otro, seguramente la premisa más importante en estos días.