"I'm back" (He vuelto). Con esa simple frase, hace exactamente 25 años, Michael Jordan revolucionaba al mundo del básquetbol, ya que salía de casi dos años sabáticos y anunciaba su regreso a la NBA. Tras un paso infructuoso por el béisbol, el astro de los Bulls volvía a la competencia para ganar otros tres títulos y dejar en claro que era uno de los grandes deportistas de la historia.

El fax enviado por FAME, la agencia de representación del astro a través de su agente  David B. Falk, a las oficinas de la Liga norteamericana tenía un doble impacto, ya que no había casi tiempo de asimilar la noticia: un día después, Jordan ya estaba en el Conseco Fieldhouse de Indianapolis para jugar ante los Indiana Pacers de Reggie Miller, uno de los mejores equipos del momento. 

Con la camiseta número 45 y no con su habitual 23 y con una marcada inactividad por los 19 meses alejado del básquetbol, Jordan se las ingenió para anotar 19 puntos y forzar un tiempo suplementario, aunque Indiana se quedó con la victoria 103-96, después del 92-92 con el que había terminado el juego. En los 43 minutos que estuvo en el campo, su planilla indicó 7-28 tiros de campo, con 0-4 triples, además de seis rebotes, seis asistencias, tres robos y tres pérdidas. Su clase estaba intacta, pero faltaba la sintonía fina.

Los 55 puntos anotados ante los Knicks en Nueva York y una marca de nueve triunfos y una caída durante abril dejaron en claro que Jordan había regresado motivado y les sirvió a los Bulls para llegar hasta los playoffs, pero los poderosos Orlando Magic de Shaquille O'Neal y Penny Hardaway los frenaron en las semifinales de la Conferencia Este. 

Durante esa serie, un hecho marcó el futuro: un robo de Nick Anderson en la pelota decisiva del primer partido motivó una declaración del escolta de Orlando que calaría hondo en el orgullo de MJ. "El número ‘45’ no es el ‘23’. Al ‘23’ no le podría haber hecho eso", dijo Anderson tras el triunfo de los Magic 94-91. Para el segundo partido, Jordan volvió a usar el famoso 23 que ya no abandonaría para el resto de su carrera en los Bulls, más allá de que la franquicia tuvo que pagar una multa de 150.000 dólares por el cambio sin aviso.

Más allá de la eliminación a manos de Orlando, Jordan estaba de regreso y en la temporada siguiente no dejaría dudas. Con su liderazgo intacto y de nuevo con la 23 en su espalda, "Su Majestad" comandó a Chicago a un nuevo título, logro que repetiría en los siguientes dos años. Así concretó una de las dinastías más importantes de la historia, con seis títulos en ocho años, sólo interrumpida en las dos temporadas que estuvo ausente.  

El retiro de Jordan lo había anunciado el propio jugador el 6 de octubre de 1993, cuando comunicó que ya no era feliz jugando al básquetbol. Su último partido había sido la victoria sobre los Phoenix Suns de Charles Barkley, que le había dado a Chicago su tercer título consecutivo. Impactado por el asesinato de su padre James unos meses antes, el astro abandonó el baloncesto y decidió experimentar en el béisbol junto a los Chicago White Sox. Sin embargo, su rendimiento sobre el diamante no estuvo a la altura y sólo pudo jugar partidos en ligas menores.

Por eso, aquel 18 de marzo de 1995 y después del célebre "I'm back" en un fax, el mundo del básquetbol recuperó la sonrisa, ya que el rey estaba de regreso.