Y un viernes por la noche, Fito Páez también se decidió por el streaming. Sitiado por la cuarentena, tanto la propia, pues lleva siete días sin salir de su casa, como la que estableció el presidente Alberto Fernández -aunque esta propuesta de recital surgió apenas se suspendieron los espectáculos públicos-, el cantautor rosarino flirteó con una suerte de presentación de La conquista del espacio. En realidad, el estreno de su último disco de estudio en los escenarios iba a suceder en el Hipódromo de su ciudad natal el viernes pasado, lo que coincidía con la celebración de su cumpleaños 57, pero el coronavirus Covid-19 tiró por el suelo sendos festejos. Sin embargo, este prócer del rock argentino convirtió la adversidad en un acontecimiento hispanoparlante. Y el Canal Público de la Provincia de Santa Fe, 5RTV, le proveyó de un satélite y de un camión para que la transmisión en sus cuentas de Instagram y Facebook, que se publicitaron con los horarios de Miami, Bogotá, Santiago de Chile, Ciudad de México y Madrid (adaptadas a las 21:30 de Argentina), fuese lo más óptima posible. Y lo vieron más de 200 mil personas.
“Páez en casa” se tituló este recital en el que el artista, quien apeló a la gráfica de su nuevo álbum para publicitarlo, actuó solo en su hogar de Buenos Aires, apoyado por su piano, un iPhone y una cámara con un trípode. A lo largo de una hora, el músico repasó sus clásicos, canciones de otros autores (algo bien propio de su órbita íntima, especialmente cuando lo visitan sus amigos), y de su flamante repertorio. “Resucitar” fue una de ellas, pero antes hizo “Mariposa tecknicolor”, con la que entró en plano junto a su “gato, gran amigo e hijo” Mozart. Continuó con “Los días de sonrisas, vinos y flores” y luego de preguntar “¿Cómo seguimos?”, se vio venir un repertorio improvisado que avanzó con los infalibles “11 y 6” y “Cable a tierra”, ambos de su disco Giros (1985). “Me parece muy importante que estén en su casa y que pensemos en los que no están”, manifestó Páez. “En la música no se necesita el aplauso, es una convención nuestra (entre artista y público)”.
Entonces introdujo el primer cover de la emisión, “Desde que o samba é samba”, incluido en el disco Tropicalia 2 (1993), firmado por Caetano Veloso y Gilberto Gil. Mientras hacía “La canción de las bestias”, temazo de La conquista del espacio, los usuarios que se conectaban al Instagram Live pedían “Fue amor” y “Cadáver exquisito”, en tanto que otro elogiaba que haya elegido las plataformas digitales para acercarse a sus seguidores. Luego de leer un comunicado sobre la cuarentena de parte de la Fundación Sí (ONG que promueve la inclusión social en la Argentina), Páez se subió a la nube del letargo para hacer “Esta tarde vi llover”, bolero inmortal del mexicano Armando Manzanero (contó cuando lo conoció). Aunque poco duró el sopor, pues luego se bajó para reversionar uno de los temas insignias (al igual que crudos) del cancionero regional: “Gracias a la vida”, compuesto por Violeta Parra. Eso evidenció, una vez más, que el rosarino está en un estadio diferente del de sus mentores, Charly García y Luis Alberto Spinetta, al pedir cancha en la música popular latinoamericana.
Entre las perlas del recital, en la que un ventanal blanco, un gramófono y una cortina azul, ubicados en una esquina, hacían las veces de decorado, sobresalió “El cuarto de al lado”, del álbum Rodolfo (2007), dando señas de que Fito estaba preparado no sólo para complacer al mainstream sino también a los fans más acérrimos. Incluso a los del otro lado de la vereda, al invocar “Ring Them Bells”, temazo de Bob Dylan que presentó como una canción “propia de estos tiempos”. Y es que además de comportarse en calidad de juglar, el músico nunca dejó de recordar que lo que lo llevó a organizar esta actividad es la pandemia que nos azota: “Es muy importante lo que hizo el gobierno de Alberto Fernández. Por eso estamos aquí, para acompañarlo”. Así aparecieron “Dar es dar” y “La conquista del espacio”, para luego advertir: “Faltan las de Charly y las de Luis, pero no se puede todo”. En el cierre, se mandó una reinvención más acongojada de “Yo vengo a ofrecer mi corazón” con bajada de línea incluida: “Hay que respetar las leyes, es la única manera de vivir y de ayudar a vivir”.