El Comité Olímpico Internacional (COI) fijó este domingo un plazo de cuatro semanas para decidir el futuro de los Juegos de Tokio 2020, que podrían ser postergados por los efectos de la pandemia de coronavirus. Esta es la primera vez que el organismo admite que el certamen podría no realizarse en tiempo y forma, aunque descartó nuevamente cualquier posibilidad de "cancelación" del evento.

El comunicado publicado por el COI tras la reunión de junta ejecutiva encabezada por su presidente, el alemán Thomas Bach, anuncia la "intensificación de la planificación de escenarios" en pos de "salvaguardar la salud de todos los involucrados y contribuir a la contención del Covid-19". En las líneas siguientes explica que tales "escenarios" responden a la "modificación de los planes operativos existentes para que los Juegos continúen el 24 de julio de 2020", aunque "también para los cambios en la fecha de inicio de los Juegos".

Hasta el momento, el COI se había mostrado inflexible en su postura de mantener el calendario original de los Juegos. Por caso, un día después de la declaración de pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 11 de marzo, la llama olímpica fue encendida en Grecia, como es tradición. De inmediato, hubo que cancelar el relevo de la antorcha por el peligro de propagación del COVID-19 entre los asistentes.

Sin embargo, estos últimos días ha ido creciendo la presión internacional dirigida al organismo para que modifique sus planes. Numerosas federaciones de atletismo -como las de Estados Unidos, Francia y Argentina-, comités olímpicos nacionales y deportistas de todo el planeta hicieron públicas sus objeciones al normal desarrollo del certamen con foco, principalmente, en la imposibilidad de que los competidores se entrenen de manera adecuada mientras medio mundo está en cuarentena.

Ambivalencia

La resistencia al cambio de la entidad comandada por Bach se refleja en el comunicado lanzado este domingo, donde muchas veces un párrafo se opone al anterior, bajándole el precio a lo anunciado previamente. Por ejemplo, mientras por un lado anuncia que junto al Comité Organizador de Tokio y el gobierno local "comenzará discusiones para evaluar la situación sanitaria mundial y su impacto en los Juegos, incluyendo el escenario de aplazamiento"; más tarde aclara que "la cancelación de los Juegos no resolvería ninguno de los problemas ni ayudaría a nadie, por lo que la cancelación no está en la agenda".

Entre las complicaciones que supondría la postergación del evento, el texto especifica: "Varias sedes críticas necesarias para los Juegos podrían no estar ya disponibles. Las millones de noches ya reservadas en hoteles son algo extremadamente difícil de manejar, y el calendario deportivo internacional para al menos 33 deportes olímpicos tendría que ser adaptado".

Positividad

En otra muestra de que para el COI la situación está mal, pero no tan mal, en su comunicado contrapone el "aumento dramático en los casos y nuevos brotes de COVID-19 en diferentes países en diferentes continentes" a las "mejoras significativas en Japón, donde la gente da una cálida bienvenida a la llama olímpica", haciendo referencia a las más de 50 mil personas que visitaron este domingo la ciudad de Sendai para ver la antorcha, a pesar de que las autoridades locales habían aconsejado lo contrario.

Apoyo paralímpico

Está programado que los Juegos Olímpicos se disputen del 24 de julio al 9 de agosto próximos, seguidos dos semanas después por los Juegos Paralímpicos, del 25 de agosto al 9 de septiembre. Desde el Comité Paralímpico Internacional, su presidente, el brasileño Andrew Parsons, no dejó dudas de que "está seguro que todo el movimiento paralímpico apoyará al COI en cada paso del camino".

La vía legal

El contrato del COI con el Comité Organizador de los Juegos de Tokio y con el Comité Olímpico de Japón prevé en su artículo dedicado al "vencimiento del contrato" que el COI estará "autorizado a poner fin al contrato y retirar los Juegos a la ciudad" si el país sede "está en algún momento, antes o durante los Juegos, en estado de guerra, desorden civil, boicot, embargo internacional" o "si el COI tiene razones fundadas para creer, según su propio criterio, que la seguridad de los participantes en los Juegos estaría gravemente amenazada o comprometida por cualquier razón".

Este último apartado es, contractualmente, el que puede justificar un cambio en los planes olímpicos si el COI considera que el COVID-19 supone un riesgo grave para los participantes. Por el momento, 315.000 personas contagiadas y 13.500 víctimas fatales a lo largo del mundo (cifras de la OMS) no alcanzan tal categoría.