Apoyándose en el contexto de los 600 detenidos en Salta por violar las restricciones de la cuarentena, Gustavo Sáenz pidió al presidente Alberto Fernández que saque el Ejército a la calle y a la frontera, para trabajar en conjunto con las demás fuerzas. Casi gritando y gesticulando con el puño cerrado, el gobernador salteño lo hizo a través de un mensaje que transmitió por las redes sociales del Gobierno. Antes se había quejado por la superposición de competencias entre lo federal y lo provincial.
El discurso del mandatario comenzó con un tono calmo, con el que agradeció el compromiso de la mayoría por quedarse en las casas, luego anunció que llegaron más de 90 mil vacunas contra la gripe que se colocarán en forma prioritaria a los mayores de 60 años y al resto de la población de riesgo, incluidos el personal de la Salud.
Luego hizo referencia a los 24 casos totales en la provincia, y aclaro que de esos solo uno fue positivo y ocho esperan el resultado.
“Hay muchos que no tomaron conciencia y siguen en la calle, si te movés se mueve el virus y lo llevas a tu casa. Muchos no podemos quedarnos porque tenemos la obligación de estar afuera para garantizar la seguridad y la salud de ustedes”, expresó y reconoció a quienes trabajan en el sistema sanitario y las fuerzas de seguridad, a los que calificó de “héroes que están haciendo patria”.
A partir de ahí el discurso dejaría de tener ese tono calmo y comenzaría a elevarlo, tanto en el volumen como en el contenido.
Tras homenajear “a los héroes”, mirando a la cámara dijo: “mientras vos irresponsable, inconsciente, imbécil, seguís en la calle, hay otro trabajando para que vos no te enfermes”.
“Tenemos 600 irresponsable e imbéciles y 24 enfermos de los cuales solo uno es positivo y solo ocho sospechosos”, repitió Sáenz, utilizando mal el término enfermos, ya que hace referencia a casos analizados en la provincia.
Después se quejó sobre los problemas de competencia entre el ámbito federal y el provincial en cuestiones como la vigilancia en la frontera y en el proceso judicial que se le aplica a quienes violan la cuarentena, por lo que consideró que en épocas de crisis la competencia “debe ser de todos”.
También arremetió contra los comerciantes, “delincuentes” al decir del gobernador, que remarcan los precios aprovechando la crisis, “le vamos a caer con el peso de la Ley y le vamos a clausurar el negocio”, e inclusive amenazó conque la sanción sería “de por vida”.
En el final, Sáenz dirigió el mensaje a Fernández: “Señor presidente, el otro día lo vi con gran firmeza establecer esta cuarentena sabiendo los problemas que traía, pero pensando en la gente. Por eso quiero pedirle como le dije el otro día, necesitamos el Ejército en la calle y en la frontera, es un recurso humano que necesitamos en épocas de crisis”.
A sabiendas de las criticas que podría llegar a tener un pedido de ese estilo, y tan cerca de una fecha tan representativa como el 24 de marzo, Sáenz señaló que “no hay lucha ideológicas, religiosas o políticas de ningún tipo, aquí la única lucha es contra un enemigo invisible que quiere llevarnos puestos a todos”, y además le adelantó al presidente que la medida sería apoyada por la comunidad.
Además hizo una particular cita de José de San Martín: “Cuando la patria está en peligro, todos juntos estamos autorizados a hacer lo que tengamos que hacer”.
“Señor presidente quizás la historia nos juzgue por haber hecho muchas cosas de más, pero será mucho peor que la historia nos juzgue por no haber hecho lo suficiente”, cerró Sáenz que nuevamente, como en todos sus mensajes, pidió fuerzas a Dios y al Señor y la Virgen del Milagro.
Sáenz y el Ejército
Gustavo Sáenz supo tejer una muy buena
relación con el Ejército durante su gestión como intendente
salteño. Allí conocíó a su actual ministro de Seguridad, Juan
Manuel Pulleiro, que era el comandante de la V Brigada de Montaña.
En ese tiempo la Municipalidad y el Ejército ejecutaron en forma conjunta obras como la construcción de cuatro represas, limpieza de canales, forestación de avenidas y espacios verdes de la ciudad y creación de viveros, entre otras. Además la fuerza castrense colaboró con la puesta en valor del monumento a Güemes y fue parte de los operativos de descacharrado contra el dengue.
Apenas Pulleiro pidió la baja, Sáenz lo convocó como coordinador del mantenimiento de plazas. Ya una vez electo como gobernador, fue designado para llevar adelante la transición en seguridad y posteriormente lo designó ministro.
Por ello tuvo el repudio de los organismos de derechos humanos quienes apuntaron al ex militar por sus reiteradas declaraciones negacionistas reivindicando el combate de Manchalá.