Esta es la historia de una niña de Pamplona que a los doce años descubrió a El Mató a un Policía Motorizado. Amaia Romero Arbizu había crecido en el seno de una familia aficionada a la música. Sus padres cantaban encima de los discos de los 60 y los 70 que hacían sonar en el living de la casa. Ella, de hecho, tenía como principal referente a Marisol: miraba las películas de la cantante española y trataba de imitarla hasta en sus mínimos gestos. Hasta que un buen día su hermano tocó para ella el tema de una banda argentina que acababa de descubrir. “Siempre me ha enseñado mucha música, porque le gusta investigar. Me acuerdo que ese año él estaba viviendo en Barcelona y yo le echaba mucho de menos. Una vez, de repente, vino a casa para Navidades o algo así. Y cogió la guitarra y empezó a cantar “El magnetismo” de El Mató. Y me encantó. ‘¿Pero qué canción es esta, Javier?’, le dije. Y él me enseñó la original y, a partir de ahí, me obsesioné con el grupo. ¡Me flipaba un montón!”, exclama vía telefónica.

Suena a sueño cumplido entonces que el productor de su disco debut, Pero no pasa nada , haya sido Santiago Barrionuevo, el compositor, bajista y cantante de la banda platense que también pisa fuerte en España. La primera vez que los vio en vivo, cuenta, ella era una quinceañera más en Dabadaba, la sala de conciertos de San Sebastián. “Me gustó muchísimo y, además, tengo fotos con ellos de esa noche. Me encantaban las letras, porque hablaban de cosas súper sencillas y decían todo de una manera muy bonita, como si las hubiera escrito un niño”, describe. A sus 21 años, no solo tiene frescos aquellos recuerdos, sino que además los utiliza como materia prima de sus propias composiciones. “Dime que vendrás a ver conmigo/ el concierto de los Motorizados/ y disfrutarás ese momento”, canta en “Quedará en nuestras mentes”, el segundo tema de un trabajo que huele a indie pop y pone al descubierto su propia educación sentimental, un proceso intenso, doloroso y vital que parece transcurrir casi en tiempo real.

“Yo siempre he sido una niña que ha vivido en su mundo, sabes. Me creaba mis propias historias, me la pasaba jugando. Y en mi cabeza yo era una cantante que tenía sus novios, sus cosas”, evoca Amaia. Cuando terminó el bachillerato, en sus vacaciones de verano se enteró de que había una prueba para el programa Operación triunfo y se anotó. “Me presenté para ver qué pasaba. Nunca fui consciente de lo que iba a ocurrir ni adónde iba a terminar. Simplemente, para mí era como un juego”, agrega. En la primera gala del ciclo interpretó “Starman” de David Bowie . Luego vendrían otros temas, entre ellos “El mundo extraño” de El Mató. Cuando finalmente se convirtió en la ganadora del concurso, la realidad superó cualquier fantasía. “Pues todavía no lo he asimilado del todo: sigo siendo muy joven y, de un día para otro, pasé de vivir con mis padres en Pamplona a instalarme sola en Barcelona. Empecé a tener mi propio trabajo, mis responsabilidades. Y creo que no estaba realmente preparada: tuve que aprender todo muy rápido”, completa.

Las puertas del mundo del espectáculo se le abrieron de par en par. Como representante de España, Amaia llegó a la final del Festival de la Canción de Eurovisión. Tenía todos los boletos para seguir avanzando por la avenida principal del pop global. Sin embargo, a la hora de darle forma a su propio material terminó optando por un camino alternativo. “Cuando empecé a hacer mis temas, me daba vergüenza enseñárselos a otros. No sabía muy bien qué iba a hacer. No ha sido nada intencionado. Simplemente, me he dejado llevar un poco. Y no tenía ninguna meta que alcanzar. Quería experimentar y salir aprendiendo, porque nunca antes me había puesto a componer”, explica. La épica romántica que atraviesa Pero no pasa nada fue también una forma de autodescubrimiento. “Ha sido una manera de conocerme, en el disco hay cosas mías que antes no veía o no era capaz de verbalizar. Las canciones son bastante nostálgicas y siempre son de amor. Solo me sale escribir de amor, en realidad”, afirma.

Fue a través de El Segell, el sello discográfico de la productora del festival Primavera Sound, que Amaia se puso en contacto con Santiago Barrionuevo. “Lo veía menos accesible que a cualquier productor español. ‘Está en Argentina, seguramente no me conocerá’, pensaba. Pero de pronto vino para aquí, justo después del día de Reyes y, para mí, fue un poco un regalo”, confiesa. “Yo creo que al final, cuando empecé a componer, mi manera de hacerlo estaba influenciada por El Mató a un Policía Motorizado. Las melodías, las armonías y el tipo de canción ya se parecían bastante. Y eso estaba de manera inconsciente, pero luego con Santiago hemos compuesto juntos algunas de las canciones del disco. Y, en un punto, tienen esa característica de El Mató, que no sé muy bien decir cuál es, pero que se nota: es como una fuerza especial”, define. El mejor ejemplo tal vez sea “Quiero que vengas”, con su bajo granítico, su brillo guitarrero y esa voz dulce y melancólica que va de menos a más para estallar en el estribillo con la más pura expresión del deseo.

Amaia se presentará en la próxima edición del festival Lollapalooza en Argentina, que fue reprogramado para el 27, 28 y 29 de noviembre en el Hipódromo de San Isidro.